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Elon Musk se quedó sin palabras

Josh Allen, jugador del equipo de fútbol americano Buffalo Bills, deposita flores en el escenario de la masacre del sábado pasado en Buffalo. Ahora, ¿qué habría hecho Twitter con los videos de la matanza, si ya estuviera en manos del fundador de Tesla y SpaceX?
Josh Allen, jugador del equipo de fútbol americano Buffalo Bills, deposita flores en el escenario de la masacre del sábado pasado en Buffalo. Ahora, ¿qué habría hecho Twitter con los videos de la matanza, si ya estuviera en manos del fundador de Tesla y SpaceX?

La libertad en general y la libertad de expresión en particular han sido una de mis dos principales obsesiones desde que tengo memoria. En la universidad le dediqué la mayor parte del tiempo y escribí un extenso ensayo sobre este asunto para la cátedra de Filosofía Moderna y Contemporánea. Hay muy pocos temas más enredados, paradójicos y complejos que la libertad, si dejamos de lado la consciencia, que es lo que nos permite abordar el tema de la libertad. La consciencia y el lenguaje, mi otra obsesión.

Además, me ha tocado vivir muchas cosas en relación con la libertad, desde empezar mi carrera como periodista en una revista que desafiaba la feroz censura estatal que regía en ese momento hasta quedar arrestado en una celda por motivos delirantes durante mi paso por el ejército. Los que siguen esta columna saben que la libertad de expresión en internet ha tenido durante casi 30 años una defensa sostenida y sin fisura en estas líneas. Ahora, una vez más, la libertad es sometida a simplificaciones que dan miedo; hay una novedad, sin embargo: se la emplea como un banderín o un estandarte. Nota importante: la libertad no es un banderín ni es un estandarte.

Masacre viral

Las redes sociales recibieron esta semana fuertes críticas por no haber eliminado más rápido los videos de de la masacre de Buffalo, Estados Unidos, ocurrida el 14 de este mes y en la que diez personas fueron asesinadas (al cierre de esta edición, las redes sociales continuaba intentando borrar los videos, sin conseguirlo del todo). Pero hay algo mas escalofriante: la matanza fue transmitida en vivo por Twitch, algo que ya había pasado en 2019, en esa ocasión mediante Facebook. Algo así te deja sin palabras.

Bueno, a Elon Musk también. Sin que le quedara más remedio, el hombre más rico del mundo tuvo que hacer silencio sobre la viralización de la masacre (un silencio que The Verge calificó de ensordecedor), porque si el asunto de la libertad fuera tan simple como Musk lo plantea, entonces publicar videos de cómo matás gente en un supermercado sería aceptable. Sería libertad de expresión. Técnicamente, la ley no prohíbe transmitir una matanza; prohíbe la matanza. Pero ya llegaremos a eso. Tampoco es tan simple.

Lo que le pasó a Musk es lo que le ocurre a un amateur que mete mano donde se requiere un profesional. Opinar (y, más aún, legislar) sobre la libertad requiere un profesional. Importa muy poco si sos el hombre más rico del mundo o si, como muchos grandes filósofos, vivís con lo justo. Tampoco importa si sos mediático, popular o si tu partido fue elegido por la mayoría de los ciudadanos. La libertad no es un asunto fácil.

Por ejemplo, para Musk, prohibir cualquier forma de expresión que no está expresamente prohibida por la ley es una forma de censura. Por eso –en un ejercicio verbal que también lo retrata como un amateur de la comunicación– se autodefine como un “absolutista de la libertad”. No solo es poco feliz el término “absolutista” en este contexto, sino que poner en la misma balanza la libertad y la censura constituye una torpe falacia. Primero porque, como observó acertadamente Jeff Bezos, el absolutismo de Musk podría darle a China una palanca para esmerilar las democracias republicanas. Dato ineludible: Musk tiene fuertes intereses en China; en China la libertad de expresión no existe. Pero hay más.

Mientras la libertad nos define como humanos y es, por lo tanto, constitutiva e ineludible, la censura es una acción momentánea, dirigida y normalmente ineficaz y de corta duración destinada a acallar una forma de la libertad, la libertad de expresión.

Dicho más simple, compara peras con naranjas. Pero a Elon le encanta tirar títulos caudillistas. Libertad versus censura. Libertad para todos. Libertad o nada. Absolutismo libertario. Hasta que una ciudad en la que su principal empresa tiene una fuerte presencia es sacudida por el horror de una masacre como la del sábado pasado, y el horror se viraliza. Entonces no le queda más remedio que quedarse callado. ¿Por qué? Porque no puede salir a decir que según su concepto (amateur, inexperto y superficial) la transmisión de una matanza no viola la ley, así que habría que darle vía libre. Y tampoco puede declarar lo contrario, porque entonces su supuesto absolutismo naufragaría. No es raro que el que toca de oído se meta en estos callejones sin salida.

Aunque Musk pretenda hacernos creer que la censura es lo opuesto de la libertad, las cosas son bastante menos demagógicas. La libertad no tiene un opuesto; es parte de la condición humana y las personas somos libres incluso cuando se nos encarcela. Por eso duele tanto el encierro (o la censura). Lo sé por experiencia.

El magnate en su laberinto

La censura, en cambio, es el intento, usualmente vano, de acallar una cierta expresión. Y el quitar de internet los videos de una masacre como la de Buffalo (o tantas otras aberraciones) pueden ser no menos infructuoso (aunque por motivos diferentes), pero de ninguna manera es censura. Si Elon lo pensara un poco se daría cuenta de que sus propios argumentos podrían haberlo sacado –no sin algo de barro– de la encerrona en la que se había metido.

Transmitir imágenes de una guerra en un noticiero no constituye delito. Es información, es libertad de expresión y es algo que normalmente se edita. ¿Por qué se edita? Porque puede afectar muchísimo a una persona que no está habituada a esa clase de escenas, y sobre todo por los chicos; hay contenidos no aptos para menores porque pueden resultarles muy traumáticos. Traumático significa que puede dañar sus psiques, en ciertos casos para toda la vida. No es una pavada. Eso es edición, Mr. Musk, no censura.

Ahora, si vas a un supermercado, empezás a matar gente y lo transmitís en vivo por Twitch (o lo filmás y después lo subís a las redes sociales), la transmisión forma parte del crimen. Es lo mismo que ocurre con la pedofilia. Intentar justificar la pedofilia o la transmisión de una masacre recurriendo a la libertad de expresión es una canallada. Y aparte de una canallada es ilegal. ¿Por qué? Porque la transmisión forma parte del delito, además de que lo prueba (y, en el caso de la masacre, promover otras acciones de este tipo). Añado que el video es, por añadidura, simplemente monstruoso, de lo más horrendo que hemos visto entre las muchas cosas horrendas que los psicópatas han subido a la Red. Herirá la sensibilidad de alguien muy curtido; imagínense lo que puede causarle a un chico.

La viralización posterior no es sino consecuencia de las características de internet, que en este caso terminan por difundir actos atroces, pero que no tienen nada que ver con tales actos y que en otros contextos nos permiten dar a conocer cosas que un Estado totalitario o una organización delictiva querrían acallar. ¿Hacen bien las compañías en eliminar los videos de la masacre? Sí, de la misma forma que en un diario o en un canal de televisión no mostramos ciertas escenas que pueden destrozar el espíritu. Le dejamos eso al forense y tal vez a la historia o al documental. Pero hay un detalle que suele pasarse por alto y que en estos días se debate en Texas, Estados Unidos: el que tiene la obligación de garantizar la libertad de expresión es el Estado democrático, no la empresa privada. Dicho más simple: las decisiones editoriales también están garantizadas por la Constitución. Así que Musk podría tranquilamente haber condenado la transmisión de la masacre sin violar su supuesto absolutismo. Pero no dijo nada, al menos en tiempo y forma. Así que tan absolutista no es.