Elecciones en Brasil: Geraldo Alckmin, de competir con Lula a ser su compañero de fórmula para evitar la reelección de Bolsonaro

Alckmin y Lula, en un evento de campaña
Alckmin y Lula, en un evento de campaña

RÍO DE JANEIRO- A primera vista, la elección de Geraldo Alckmin, un tecnócrata centrista de 69 años, como compañero de fórmula del expresidente de izquierda Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010) podría parecer incongruente.

En 2006, el líder del PT y Alckmin se enfrentaron en la segunda vuelta de los comicios presidenciales, cuando Lula fue reelegido con el 60% de los votos.

Alckmin era entonces miembro del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), un histórico movimiento de centroderecha que cofundó en 1988 y que gobernó Brasil de 1995 a 2002, con Fernando Henrique Cardoso como presidente.

A quienes consideraron antinatural su alianza con Lula, este exgobernador de San Pablo les respondió que había llegado el momento de unirse en defensa de la democracia, amenazada, según él, por el ultraderechista Jair Bolsonaro.

Alckmin y Lula, en campaña
Alckmin y Lula, en campaña - Créditos: @CAIO GUATELLI

“Algunos pueden encontrar esto extraño. Disputé la segunda vuelta contra Lula en 2006, pero el debate fue a otro nivel, nunca pusimos en peligro la democracia”, declaró a finales de marzo, cuando pasó a afiliarse al Partido Socialista Brasileño (PSB, de centroizquierda), que sentó las bases de su actual alianza con el exmandatario.

“Es importante abrir los ojos y tener la humildad de entender que hoy Lula es quien mejor refleja las esperanzas del pueblo brasileño”, añadió este médico de formación, nacido en Pindamonhangaba, en el estado de San Pablo.

“Dos fuerzas que tienen proyectos diferentes, y que tienen iguales principios, pueden juntarse en un momento en que el pueblo lo necesita”, se justificó por su parte Lula, que destacó que la rivalidad del pasado había sido “civilizada”.

Alckmin adquirió una reputación de gestor sólido y austero a lo largo de sus mandatos como gobernador de San Pablo (2001-2006 y 2011-2018), el estado más poblado de Brasil, lo que ha tranquilizado a los empresarios. Lejos de ser un tribuno, este hombre calvo y de anteojos fino, conservador, católico y cercano al Opus Dei, recibió un apodo poco halagador: “Picolé de Chuchu” (“Helado de cayote”, en español), en referencia a una hortaliza tropical emparentada con el zucchini y de sabor insípido.

Pero durante la campaña se apropió de este apodo con humor, para resaltar las diferencias de carácter entre el líder del PT y él mismo: “El calamar [Lula, en portugués] y el cayote van muy bien juntos”, dijo, inspirando recetas culinarias publicadas en redes sociales.

Lula es respetado por sus rivales por “honrar acuerdos”. Su origen sindical lo convirtió en un frenético acuerdista. Los compromisos, según los críticos, lo llevaron a caer en la vieja política y a aliarse con personajes a prueba de estómagos sensibles.

Es el caso de Alckmin. El ahora segundo llegó a decir que “después de arruinar el país, Lula quiere volver al poder, a la escena del crimen”.

Fernando Haddad, exministro de Educación del gobierno petista y perdedor del ballottage con Bolsonaro, contó cómo fue el último golpe negociador de Lula: la elección de Alckmin, su rival en 2006, como vice en 2022.

“Le digo a Lula que Alckmin tiene interés en ser vicepresidente –contó Haddad–. Y entonces Lula se llevó su mano al bigote, comenzó a tocarse la barba, y con su voz profunda dijo. ‘¿Viste? La política es maravillosa’”.

Agencia AFP