Elecciones en Bolivia: la gestión de Áñez, marcada por los conflictos y la pandemia

La polémica sobre si el suyo fue un gobierno de facto o cumplió con todos los pasos legales para el caso de acefalía después de la renuncia de Evo Morales, seguramente acompañará a Jeanine Áñez el resto de su vida.

Pero lo cierto es que esta abogada y presentadora de televisión de 53 años, que asumió la presidencia de Bolivia de forma transitoria el 12 de noviembre pasado con el único objetivo de convocar a elecciones "lo más pronto posible", finalmente habrá gobernado el país probablemente por más de un año, en uno de los períodos más conflictivos de la historia boliviana.

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Este año hubo tres postergaciones de la fecha de los comicios que originalmente iban a ser el 3 de mayo; la pandemia del coronavirus dejó al desnudo las serias falencias del sistema de salud boliviano; Bolivia sufrió la peor caída del PBI en 40 años; estallaron escándalos de corrupción en el gobierno; conflictos internacionales con la Argentina y otros países, y hasta hubo una coqueteo de Áñez con su candidatura a las elecciones que, ante el rechazo generalizado y la escasa intención de voto según las encuestas, tuvo que desechar.

Sin embargo, ella tiene una visión positiva de su gestión. "Hemos ganado la guerra. Todos han tenido que luchar para salir adelante y vamos a seguir luchando porque, aunque ya ha pasado lo peor, esta batalla aún no termina", evaluó semanas atrás.

Pero si hay algo que no logró Áñez, al menos en la magnitud con la que se ilusionó en noviembre pasado, fue torcer la opinión de más del 30% de los bolivianos que, según las encuestas preelectorales, siguen apoyando mayoritariamente al Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo.

"Ese señor puede causar la admiración y respeto de los políticos tibios de Bolivia, pero a mí no me provoca más que una profunda indignación", indicó Áñez el mes pasado.

Para los analistas políticos bolivianos, el gran error de la presidenta fue haber intentado avanzar más allá de la tarea que se propuso en noviembre.

"Áñez llegó al gobierno con un mandato muy sencillo: pacificar al país y convocar a elecciones. Pero se engolosinó con el poder y creyó que podían hacer gestión, producir políticas públicas, generar empleo, tomar todas las instituciones del Estado y distribuir la riqueza. Y cuando empezó a hacer gestión comenzaron con los vicios habituales de la corrupción. Y así se deterioró muy rápidamente su imagen", comentó el politólogo Carlos Cordero.

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Desde que lanzó su candidatura en enero para los comicios que entonces se iban a realizar los primeros días de mayo, la popularidad de Áñez no hizo más que caer.

Luego llegó la pandemia del nuevo coronavirus que, además de poner al descubierto el deterioro del sistema de salud, hundió la economía del país. A esto se sumó un escándalo por la compra de 170 respiradores que se pagaron al triple de su valor de mercado y que no servían para las tareas en las que se los iba a utilizar. Y los viajes de Evo a México y, luego, a la Argentina enfrentaron a Áñez con los gobiernos de ambos países, que decidieron no reconocer su administración.

A pesar de todo, luego de que la presidenta renunciara a su candidatura el 18 de septiembre pasado, las aguas se fueron aquietando y su propio futuro político comenzó a despejarse más allá de noviembre o diciembre, cuando se produzca el traspaso de poder.

"Yo creo que en las elecciones departamentales de abril próximo, Áñez va a ser candidata a gobernadora por el Beni, su lugar de origen. Y tiene muchas chances de ser elegida. Por supuesto, todo depende de que el próximo gobierno sea tolerante con los escándalos de corrupción de estos meses y no empiece con los juicios. motivos hay", dijo Cordero.