El violinista de las protestas en Venezuela vuelve a la calle tras ser torturado

Wuilly Arteaga, de 23 años, tocando el violín en una protesta en Caracas el 24 de mayo de 2017 (AFP/Archivos | FEDERICO PARRA)
Wuilly Arteaga, de 23 años, tocando el violín en una protesta en Caracas el 24 de mayo de 2017 (AFP/Archivos | FEDERICO PARRA)

Por Milagros Socorro – Caracas, Venezuela

Una de las últimas imágenes que se tenía del músico Wuilly Arteaga antes de su liberación, este martes 15 de agosto, era la de su rostro deforme como consecuencia de las heridas por perdigones disparados contra él por efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), el sábado 22 de julio de este año, cuando el joven tocaba su violín en el curso de una marcha de protesta en las calles de Caracas.

En la fotografía que le tomaron tras ser atendido en el lugar por un grupo de auxilio, la cara del violinista de 23 años evidenciaba una arremetida cuyo resultado fue un ojo cerrado por la hinchazón, el labio cortado e inflamado hasta alcanzar muchas veces su dimensión normal y moretones generalizados. Ese mismo día, el violinista publicó un video en la red social Twitter, donde se veían sus facciones grotescamente entumecidas y, en sus manos, el violín y una bandera tricolor (la enseña de Venezuela), que el muchacho suele usar como capa, manchada de sangre. “NI PERDIGONES NI METRAS [canicas que la GNB suele disparar contra los manifestante] nos detendrán de seguir luchando hasta lograr la INDEPENDENCIA DE VENEZUELA. Mañana vuelvo a las CALLES…”, escribió el músico al pie del video.

Efectivamente, retornó a las manifestaciones callejeras, donde podía vérsele, esquivando bombas lacrimógenas, con la barbilla pegada a su instrumento, tocando el “Pajarillo”, canción tradicional muy popular en el país suramericano, así como el “Gloria al bravo pueblo”, himno nacional de Venezuela. Pero esta vez la represión no se limitó a dispararle perdigones a quemarropa. El 27 de julio, cuando la capital venezolana se agitaba con las protestas, Wuilly Arteaga acudió para sumar al alboroto el sonido de su violín. Y entonces fue detenido y metido a empujones a un vehículo de la GNB. Pese a su costumbre de no llevar consigo el estuche del instrumento para evitar a toda costa la posibilidad de que la Guardia Nacional lo señalara de llevar explosivos, lo acusaron de “instigación pública” y de tener, al momento de su arresto, objetos incendiarios, de los cuales no hubo evidencia gráfica.

– Prisión y tortura –

El joven violinista venezolano Wuilly Arteaga enfrenta a un camión de la militarizada Guardia Nacional Bolivariana, durante una protesta contra el gobierno. (AFP/Archivos | FEDERICO PARRA)
El joven violinista venezolano Wuilly Arteaga enfrenta a un camión de la militarizada Guardia Nacional Bolivariana, durante una protesta contra el gobierno. (AFP/Archivos | FEDERICO PARRA)

La noticia fue conocida de inmediato en todo el país y también en el extranjero. Para ese momento, el violinista de las protestas ya era una celebridad. Se había convertido en noticia al tocar “Despacito”, frente al Palacio de Miraflores (sede del gobierno), y al plantarse ante funcionarios policiales y tanquetas para desgranar acordes y decir: “Ya dejen de disparar. Ayúdennos a recuperar a Venezuela. Ustedes también son venezolanos. Ya basta. Esta música es para ustedes, con cariño”. Y ya había viajado por varios países, donde fue recibido por artistas y músicos que le tributaron simpatía y solidaridad.

“La música lleva un mensaje diferente”, le dijo a Jaime Bayly en entrevista. No solo les toco a los manifestantes, le toco a la policía y a los guardias que reprimen. Tocando cerca de ellos, he visto que algunos lloran. Y les digo: mi música también es para ustedes, pues también van a ser libres.

Al principio, se ignoraba el sitio de su reclusión. Pasados varios días, sería su abogado, Alfredo Romero, miembro de la ONG Foro Penal de Venezuela, ONG que ha sonado como eventual postulada al Premio Nobel de la Paz por su sostenida labor en la defensa de los presos políticos, dijo que Arteaga había sido recluido en el destacamento 433 de la Guardia Nacional, en El Paraíso, Caracas, con severas restricciones de visitas. Romero añadió que su joven defendido había sido objeto de torturas y que los golpes recibidos comprometían seriamente la audición del detenido.

Esta información, común a todos los presos políticos del gobierno de Nicolás Maduro, produjo indignación y movilizó gestos de preocupación de la oposición venezolana y de figuras internacionales, como el periodista Jorge Ramos, José Miguel Vivanco, director de la División de las Américas de Human Rights Watch, y la pianista venezolana Gabriela Montero.

– Video que confundió a la gente –

Diecinueve días más tarde, quizá los necesarios para la recuperación del magullado rostro, la noche del 15 de agosto, Arteaga fue liberado con medidas cautelares. En las horas siguientes, se producirían hechos que causarían revuelo. La televisora oficial, VTV (Venezolana de Televisión) difundió, en el programa Co el mazo dando, conducido por Diosdado Cabello, el segundo en la línea del poder, un video donde Arteaga aparecía haciendo comentarios de descrédito contra la Mesa de la Unidad Democrática, coalición de partidos opositores, y asegurando que no había sido torturado y que la destrucción de su violín por parte de sus captores tampoco había sido verdad.

CAR302. CARACAS (VENEZUELA), 17/08/2017. El músico Wuilly Arteaga habla durante una rueda de prensa el jueves 17 de agosto de 2017, en Caracas (Venezuela). EFE/Cristian Hernández
CAR302. CARACAS (VENEZUELA), 17/08/2017. El músico Wuilly Arteaga habla durante una rueda de prensa el jueves 17 de agosto de 2017, en Caracas (Venezuela). EFE/Cristian Hernández

En rápida respuesta a esta emisión, el músico convocó una rueda de prensa donde aseguró que la grabación presentada por Diosdado Cabello había sido el resultado de una edición para adulterar sus expresiones. “Esas declaraciones fueron manipuladas”, acusó Arteaga. “Me obligaban a grabar todos los días de manera clandestina por eso no dejaban que me cambiara de ropa”. En su comparecencia con periodista el recién liberado contó que en su cautiverio había sido torturado, que le habían quemado el cabello con un yesquero, le habían negado los alimentos y medicinas que su familia le llevaba, y que los golpes y abusos habían comenzado desde el momento mismo de su detención.

“Me dijeron que me montara en una tanqueta”, relató Arteaga. “En ese momento montaron a una muchacha y comenzaron a violarla dentro de la tanqueta (…) Me quitaron el violín, me comenzaron a torturar con el rostro cubierto (…) A mí sí me reventaron el violín por causa de la GNB”.

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