El terror de López Obrador a perder sus 'benditas redes sociales' (y no es por la libertad de expresión)

 FOTO: DANIEL AUGUSTO /CUARTOSCURO.COM
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La democracia fue amenazada en Estados Unidos por el presidente Donald Trump al azuzar a sus seguidores, convocados por él enfrente de la Casa Blanca, para que protestaran y obstaculizaran la certificación en el Congreso del triunfo electoral de Joe Biden.

En sus cuatro años de gobierno y durante sus campañas para lograr y mantener el poder, para Donald Trump las redes sociales fueron un instrumento fundamental para propagar su personal visión de la realidad y denostar a sus críticos, entre ellos la prensa y algunos medios televisivos, a los que acusó de divulgar noticias falsas.

Trump envió a sus seguidores un mensaje, exhorto, para que entraran en acción y se manifestaran frente al Capitolio. “Caminaremos hacia el Capitolio y vitorearemos a nuestros valientes senadores y congresistas y mujeres y probablemente no estaremos animando tanto a algunos de ellos, porque nunca recuperaremos a nuestro país con debilidad. Tienes que mostrar fuerza y tienes que ser fuerte. Nunca nos rendiremos, nunca concederemos (…). Conozco tu dolor, sé que estás herido. Tuvimos unas elecciones que nos robaron (…) pelearemos como el infierno…”. (Milenio, 8 de enero de 2021)

Las palabras del presidente Donald Trump fueron escuchadas. Los manifestantes irrumpieron en el Congreso e impidieron que, en ese momento, se llevara a cabo el proceso para validar el triunfo de Biden. El saldo de la violencia fue de cinco muertos. Los sucesos fueron condenados por muchos en Estados Unidos y en diversos países los mandatarios se pronunciaron en contra.

Una consecuencia inmediata de los llamados de Donald Trump a sus seguidores fue la determinación de Mark Zuckerberg, fundador y propietario de Facebook de suspender sus cuentas (al igual que lo hizo Twitter por 12 horas), hasta el término de su mandato.

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La posición del presidente López Obrador sobre los sucesos en Estados Unidos fue de no pronunciarse al respecto, invocando el mandato constitucional de no intervenir en asuntos de otras naciones.

Pero, aunque el presidente López Obrador no se pronunció sobre el asalto al Capitolio promovido por Donald Trump, de todo ese episodio solo le pareció condenable que se hubiera suspendido su acceso a las redes sociales.

En su conferencia de prensa mañanera, y sin pregunta de por medio, el presidente López Obrador comentó: “Leí la carta del dueño de Facebook y lo sentí con mucha prepotencia, con mucha arrogancia, hablando de sus normas y la libertad, ¿qué del derecho a la información y el papel de las autoridades legal y legítimamente constituidas?”

"Es una mala señal, es un mal presagio que empresas particulares puedan silenciar, censurar, eso va en contra de la libertad. No se vaya a estar creando un Gobierno mundial con el poder del control de las redes sociales, un poder mediático mundial". Además un tribunal de censura, como la Santa Inquisición”.

Con anticipación, Mark Zuckerberg había explicado la razón por la que suspendió la cuenta de Donald Trump. Dijo que le habían permitido el uso de su plataforma, de acuerdo con sus reglas y que en ocasiones le habían eliminado contenidos que violaban sus políticas. “Hicimos esto porque creemos que el público tiene derecho al acceso más amplio posible al discurso político, incluso al discurso controvertido. Pero el contexto actual es ahora fundamentalmente diferente, lo que implica el uso de nuestra plataforma para incitar a una insurrección violenta contra un Gobierno elegido democráticamente".

Llamó la atención la condena de López Obrador a la determinación de Zuckerberg. No fue el único, se sumaron a él muchos de sus fieles seguidores que con su colección de adjetivos descalificaron a Twitter y Facebook.

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Las “benditas redes sociales”, utilizadas por López Obrador, durante su campaña y en el ejercicio de su función presidencial, le han servido para divulgar el discurso ideológico en las mañaneras con el que divide a los mexicanos al agruparlos en categorías de explotadores y explotados. Corruptos y honrados. Poseedores de la verdad y mentirosos. A favor o en contra de la 4T. Opositores y simpatizantes. Transformadores y conservadores. Fifis, chayoteros y demás, que sin descanso es replicado en sus redes por los robots y troles que mantiene en la nómina de alguna dependencia.

Desde luego que para alguien como López Obrador y su estrategia de propaganda política en este 2021 electoral, es preocupante que se pronuncie un actor externo, no contemplado hasta ahora, que ponga límites a los excesos en el uso de las redes sociales.

Es falso el llamado a autolimitarse que hace el presidente López Obrador, cuando en el día a día demuestra que no los tiene, como no los tuvo su amigo Donald Trump y que, en el nombre de la réplica, que garantiza la ley, abusa de los medios que están sometidos por los contratos publicitarios, lo que hace que la libertad de expresión sea una aventura que puede acabar en el sarcasmo y condena desde el púlpito de Palacio Nacional.

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