El Servicio Secreto ya no puede pagarles a los agentes que protegen a Trump y su familia

Los frecuentes, largos y costosos viajes de Donald Trump y su familia han causado que el Servicio Secreto, la entidad estadounidense encargada de la seguridad presidencial, no pueda ya cubrir los salarios de los agentes y otras personas clave para la protección del mandatario y su entorno cercano, al haber ya alcanzado los topes máximos para esos pagos estipulados por la ley.

Fue el propio director del Servicio Secreto, Randolph Alles, quien dijo al periódico USA Today que la gran cantidad de personas (42, 18 ellas parte de la familia Trump) vinculadas al presidente que están bajo protección del Servicio Secreto, las numerosas residencias de Trump y su familia que deben ser protegidas y la frecuencia y duración de sus viajes han puesto a su organización contra la pared.

Centenares de agentes del Servicio Secreto llegaroon ya al tope de pagos salariales que pueden recibir por ley, debido a la gran cantidad de horas extras que cumplen en la protección del presidente Donald Trump y su entorno. (HuffPost/Yahoo)
Centenares de agentes del Servicio Secreto llegaroon ya al tope de pagos salariales que pueden recibir por ley, debido a la gran cantidad de horas extras que cumplen en la protección del presidente Donald Trump y su entorno. (HuffPost/Yahoo)

Toda esa actividad hizo que la carga de trabajo de los agentes del Servicio Secreto se expandiera enormemente al grado de que unos 1.000 de sus agentes ha llegado ya al tope salarial que pueden recibir por sueldo normal más pago de tiempo extra. El trabajo para proteger a Trump y su familia ha sido tan intenso que los montos que debían ser pagados a esos agentes durante todo el año se han alcanzado ya y, por añadidura, aunque se contara con recursos extra, el Servicio Secreto no podría pagárselos a sus agentes, pues la ley impone un tope al ingreso de esos funcionarios.

Por ello, Alles estaría ya en diálogo con legisladores para elevar ese tope salarial de 160.000 dólares al año a 187.000 anuales, al menos por todo lo que queda del mandato de Trump. Esto porque no basta con nuevas asignaciones de recursos: se requiere modificar el tope salarial de ley, lo que puede llevar cierto tiempo. Un proceso que, posiblemente, podría incluso no permitir una compensación plena de cerca de 130 agentes, comenta el USA Today, que ya han cumplido centenares de horas extra de trabajo.

En ese contexto, el trabajo excesivo y el problema del tope salarial han suscitado que muchos agentes opten por dejar el Servicio Secreto en pos de posiciones mejor remuneradas o menos extenuantes. Para enfrentar esa situación esa entidad ha planteado, incluso, relajar sus normas en relación a historial de consumo de drogas para nuevos solicitantes, pues el Servicio Secreto plantea elevar su personal a unos 3.000 agentes para tener la capacidad operativa que sus responsabilidades le exigen.

Y los cuantiosos gastos del Servicio Secreto van más allá de los salariales. Como la ley obliga a prestar protección a las personas que sean designadas al respecto, el Servicio Secreto debe cumplir su deber, más allá de las críticas -muchas de ellas válidas- sobre los excesivamente frecuentes o extensos viajes de Trump y su familia. Al hacerlo, ha tenido que gastar fuertes sumas: por ejemplo 100.000 dólares en habitaciones de hotel para proteger a Eric Trump en un viaje a Sudamérica hace algunos meses, o 60.000 dólares en renta de carritos de golf, necesarios para proteger al presidente durante su intensa práctica de ese deporte, según la New York Magazine. Para colmo, el pago de ese servicio va a dar a las arcas de los campos de Golf del propio Trump.

La televisora CBS añadió que, en abril pasado, se calculó que cada vuelo del Air Force One, el avión presidencial, para llevar a Trump hasta su residencia en Mar-a-Lago, Florida, cuesta 700.000 dólares y que cada uno de esos viajes costó, en total, cerca de 3 millones de dólares.

El presidente Donald Trump dedica considerable tiempo a jugar golf. Sus viajes para hacerlo y en general la protección que el presidente y su familia reciben le salen caro al Servicio Secreto. (AP)
El presidente Donald Trump dedica considerable tiempo a jugar golf. Sus viajes para hacerlo y en general la protección que el presidente y su familia reciben le salen caro al Servicio Secreto. (AP)

Con todo, como explicó Allies a CNN, el problema que hoy ha llegado a un momento agudo no comenzó con Trump, sino que ya se ha padecido en el pasado. Por ejemplo, el Congreso debió de autorizar un ajuste similar el año pasado, al final del gobierno de Barack Obama, para permitir el pago de horas extras a 1.400 agentes que habían ya llegado a su tope de compensaciones.

Y se aclaró que el Servicio Secreto sí cuenta con los recursos suficientes para cumplir sus obligaciones en lo que queda del año, pero sólo puede hacerlo hasta el tope de ley. Eso le imposibilita pagar por las compensaciones adicionales por las muchas horas extras que multitud de agentes han tenido que cumplir en sus labores de protección de Trump y sus familiares.

El previsible que el Congreso ajustará la ley para establecer un tope más alto que permita el pago adicional a los agentes del Servicio Secreto. Pero el debate sobre la pertinencia de muchos de esos gastos continúa: que el presidente y su entorno cercano deben ser protegidos es claro, pero la magnitud de esos gastos podría ser acotada, o pagada del bolsillo de muchos de los que ahora se benefician de la protección del Servicio Secreto, como los hijos del presidente, incluso en viajes y eventos no oficiales.

Sigue a Jesús Del Toro en Twitter: @JesusDelToro