El separatismo dentro del separatismo: el Valle de Arán quiere quedarse en España

Niños en un tiovivo en Viella, en el Valle de Arán, Cataluña, España, el 6 de octubre de 2017. REUTERS/Vincent West

Por Angus Berwick VIELLA, España (Reuters) - Si Cataluña declara esta semana su independencia de España, una comarca del montañoso norte de la región podría declarar a su vez su independencia de Cataluña. La mayor parte de la población del pintoresco Valle de Arán -una comarca semiautónoma entre los Pirineos- quiere seguir formando parte de España, y el área tiene derecho a su autodeterminación por una ley aprobada en 2015 en el Parlamento catalán. "Somos un punto pequeño en el mapa que muchas veces se tiene muy poco en cuenta", dijo Maria Verges Pérez, teniente de alcalde de la capital de Arán, Viella, un conjunto de casas de piedra y pizarra en lo más bajo del valle, rodeadas de bosques. "Pero es cierto que el Valle necesitará poder ejercer este derecho a decidir su futuro". El presidente catalán, Carles Puigdemont, podría declarar la independencia el martes, en la peor crisis constitucional en España desde la Transición. Los aproximadamente 10.000 vecinos de Arán, en la frontera con Francia, comparten un idioma y una cultura diferentes a los del resto de Cataluña, que a su vez difieren de los del resto de España. La economía del Valle depende mayormente de los turistas que acuden allí a practicar deportes de invierno, procedentes de España y de la UE. Sus políticos dicen que la ley de 2015 les da derecho a votar si quieren romper con Cataluña -algo que los políticos del Govern no discuten. El Gobierno español lucha por impedir la secesión catalana. Perder la región privaría al país del 16 por ciento de su población y de una quinta parte de su producto interior bruto. Pero mientras Madrid insiste en que España es indivisible por su Constitución, en el Valle de Arán destaca la compleja naturaleza de una nación en un país tan culturalmente diverso. Desde la vuelta a la democracia de España en los años 70, Madrid ha luchado por equilibrar el gran mosaico de identidades regionales que comprenden el país, intentando sofocar la lucha separatista del País Vasco liderada por el grupo armado ETA. Pocos en los pueblos medievales del Valle de Arán dudan que la comunidad prefiera quedarse en España si se les preguntase mediante una votación. "La gente se siente muy alejada de lo que está pasando en Barcelona", dijo Carlos Barrera, líder del Gobierno de Arán, en una feria ganadera en Salardú donde los vecinos valoran caballos de los Pirineos y reparten comida típica. CORONA DE ARAGÓN El Valle registró la menor participación en el referéndum independentista del pasado 1 de octubre, que había sido suspendido por el Tribunal Constitucional. En Cataluña la participación fue de un 43 por ciento, según el Gobierno catalán, y el respaldo a la secesión fue de un 90 por ciento, quedándose en casa la mayoría de los que estaban contra la independencia. En Arán, solo votó un 24 por ciento, y un 84 por ciento de los mismos respaldó la separación. La pertenencia política del Valle se remonta a los pactos que se formalizaron en el siglo XIII con la Corona de Aragón, una monarquía que dos siglos más tarde se uniría a la Corona de Castilla para formar lo que más tarde sería España. Muchos locales hablan aranés, un dialecto del occitano que aún se habla en algunos puntos de los Pirineos y en el sur de Francia. Hace dos años, el Parlamento catalán aprobó la ley de régimen especial del Valle de Arán, dándole control sobre su cultura, idioma y administración, reconociendo "el derecho del pueblo aranés a decidir su futuro". Un portavoz del Gobierno catalán dijo que Cataluña respetaría la decisión del pueblo aranés en un posible futuro referéndum, mientras que un portavoz del Gobierno español rechazó comentar si Arán seguiría siendo parte de España, diciendo que Cataluña nunca será independiente. Los vecinos de Arán son algunos de los críticos más firmes del Gobierno catalán. Dicen que está ignorando a estos ciudadanos que quieren seguir siendo parte de España, y que se está dirigiendo a la independencia a cualquier precio. En Viella, una única bandera catalana ondeaba de un bloque de pisos y el sábado era la única prueba de la fiebre independentista que atravesaba otras partes de la región, donde tenían lugar manifestaciones en protesta por la respuesta violenta de Madrid ante el referéndum. PRECIO DE LA INDEPENDENCIA Muchas personas en Arán temen que la independencia catalana destruya su economía, basada en el turismo de la zona de Baqueira-Beret, una de las estaciones de esquí más famosas de España. Unos dos tercios de la población de Arán dependen económicamente de la estación de esquí. En invierno, la población se triplica con la llegada de esquiadores, que viajan a las mismas pistas que utiliza la familia real española. Verges Pérez, teniente de alcalde de Viella, dijo que desde el referéndum los posibles visitantes habían cancelado aproximadamente un 30 por ciento de las reservas de hotel para la semana que viene. Si una Cataluña independente no formase parte de la UE, los acuerdos de Arán con Francia para utilizar los hospitales franceses para emergencias médicas estarían en peligro, añadió. "Esa es la trampa. La trampa de todo esto es que nadie ha explicado qué precio tenía la independencia de esta manera", agregó. Muchas de las mayores empresas con domicilio social en Cataluña ya han anunciado que los cambiarán a fuera de la región debido a inestabilidad política. La compañía de seguros Catalana Occidente, propiedad de la misma familia que posee Baqueira-Beret, está considerando hacer lo mismo, según algunos medios, aunque la empresa no lo ha confirmado. El Valle es una de las zonas más ricas de Cataluña, gracias al túnel que lo comunicó con el resto de España en 1948. Antes, era un área pobre solo accesible por un paso por las montañas, que frecuentemente estaban nevadas. Los políticos del Valle dicen que llevar a cabo su propio referéndum podría ser la única manera de defender la economía local. Pero Jaime Geli, exalcalde de Salardu de 72 años y uno de los pocos independentistas de Arán, dijo que los locales no deberían ir tan rápido yéndose con España en lugar de con Cataluña. Las autoridades catalanas han protegido la cultura y el idioma aranés de un Gobierno central que rechaza la idea de que España es una nación de naciones, dijo, sentado junto al río del Valle. "En Madrid, cuando les hablas de lenguas diferentes, se les ponen los pelos en punta".