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El selfie de una entrenadora personal que enseña a querer a nuestro cuerpo y a proteger nuestra autoestima

Las redes sociales están llenas de imágenes inalcanzables. Y no solo hablamos de panorámicas desde la cima del Everest o de fantásticos retratos submarinos en arrecifes de coral. Muchas veces veces vemos el selfie de una persona con un cuerpo increíble y para muchos es imposible no deprimirse: “¿Cómo puede alguien tener ese cuerpazo y yo estar tan deforme?”, piensan.

La entrenadora personal Jennifer Widerstrom no quiere que estas ideas tan negativas se propaguen por el mundo, y para ello sube a su cuenta de Instagram un montón de fotos en las que sí, se ve su cuerpazo, pero también otras desde ángulos en los que se ve que su físico no están perfecto como parece.

Los dos enfoque no pueden ser más diferentes, pero su anatomía es la misma siempre. Lo que cambia es el enfoque, la postura y la luz. Lo que Widerstrom nos quiere decir es que hasta el cuerpo más trabajado tiene puntos débiles y que todo depende de cómo se haya realizado la fotografía. ¿Moraleja? No hay que sufrir por el postureo de un selfie.

Las dos fotos de Widerstrom fueron tomadas con apenas unos minutos de diferencia. En una se la ve sentada y mostrando una cara redonda y sobre todo, michelín, y en la segunda se la ve estupenda frente al espejo, sin que parezca que le sobra ni un gramo de grasa. Entre medias no ha hecho ejercicio ni ha aguantado la respiración. Lo único que ha cambiado ha sido el ángulo desde el que está tomada la fotografía.

“Todos somos iguales cuando nos sentamos. No hay que estresarse por la forma que tiene un cuerpo en una determinada postura. Estas fotos fueron hechas con una diferencia de dos minutos”, escribe la entrenadora personal en su cuenta de Instagram. La publicación lleva casi 20.000 ‘me gusta’ y acumula centenares de comentarios positivos. Toda una lección de una mujer que se gana la vida moldeando cuerpos con el ejercicio.