El secreto que hace tambalear a la más prometedora startup de carne de laboratorio

(Captura de pantalla de Upside Foods)
Upside Foods fue una de las tres empresas de tecnología de alimentos en integrar la lista de los 100 mejores inventos del 2021 de la revista Time. (Captura de pantalla de Upside Foods)

El desarrollo científico de la firma estadounidense Upside Foods lucía imparable con la creación de una célula sin componentes animales diseñada para acelerar los procesos de la industria de la carne cultivada para tener una producción escalable.

Esa innovación en la llamada agricultura celular le ha permitido manufacturar trozos de pollo y salchichas de hotdogs con esa particular célula llamada ACF, que son las siglas de su nombre en inglés.

Upside Food lo considera un “hito importante” que permitirá que la carne cultivada llegue a muchas personas a un bajo costo porque reemplaza los métodos utilizados hasta ahora como el serum fetal bovino y otras proteínas animales, que suscitaban problemas éticos y la hacían prohibitiva desde el punto de vista financiero.

“Desde el primer día sabíamos que el desarrollo de un alimento celular libre que no fuera de procedencia animal sería crucial para alcanzar realmente nuestra visión de una carne que sea mejor para el planeta y sus habitantes”, dijo el fundador y presidente de Upside Foods Uma Valeti.

El investigador explicó que ese alimento celular es el elemento que eleva más los costos y la huella de carbono de la industria de la carne cultivada y su meta es eliminar por completo el uso de partes animales en todo el proceso de producción. Para lograrlo, Upside Foodsw creó un equipo de grandes nombres de la industria farmacéutica y la biotecnología para convertir el sueño de la AFC en una realidad.

El proyecto ha sido tan exitoso que Upside Foods fue una de las tres empresas de tecnología de alimentos en integrar la lista de los 100 mejores inventos del 2021 de la Revista Time, junto a Kuleana y Melibio, por sus aportes en la creación de alternativas a la industria de la proteína.

La mención es otro buen impulso para la firma que inauguró en noviembre unas nuevas instalaciones de casi 5.000 metros cuadrados en California, con la capacidad de producir unos 181 mil kilos de carne cultivada anuales. Otro punto a su favor son poderosos inversores como Softbank, Tyson Foods, Whole Foods y Bill Gates y una nueva imagen corporativa que cambió el poco atractivo nombre original de Memphis Meats por el novedoso Upside, que en inglés significa ventaja o el lado positivo de una cosa o situación.

“La carne de aves que debutó a finales de año, y que aún debe ser aprobada, se abstiene de los mataderos, lo que reduce la culpa de los consumidores, así como los riesgos de contaminación y el uso de antibióticos”, escribió Don Steinberg para TIME.

Nubarrones en Blue Sky

Pero lo que a simple vista pareciera haber sido un año exitoso para la compañía, tras bastidores ha tenido sus bemoles.

La revista Wired reveló detalles de documentos judiciales en los que Upside demanda a una ex empleada que presuntamente habría robado miles de archivos confidenciales que incluían secretos comerciales.

La querella se concentra en un pequeño equipo que manejaba los proyectos más secretos y de avanzada de la empresa, que lideraba Nicholas Genovese, uno de los cofundadores junto a Uma Valeti y Will Clem. Al parecer los problemas comenzaron el 1 de abril de 2021 cuando Genovese fue despedido de la firma en una reunión informal en una cafetería, donde además se le pidió que entregara las tarjetas de acceso a las instalaciones.

Genovese era el líder de un especializado grupo dentro de la firma que se llamaba “Blue Sky”, encargado precisamente de la aceleración de la agricultura celular que tanto prestigio le ha dado a Upside este año.

Crear carne de laboratorio tiene un costo miles de veces superior a la de la industria ganadera tradicional. Y por eso la función de Blue Sky era crucial para abaratar los costos y generar ganancias al llevar sus productos al mercado.

La propiedad intelectual de los hallazgos era protegida a capa de espada, con medidas que incluían barreras físicas entre el laboratorio y otras partes de la compañía, así como sistemas informáticos distintos que mantenían los datos completamente aislados.

Con el despido de Genovese, el resto del equipo se desintegró rápidamente. La última en renunciar fue sela investigadora principal Napat Tandikul, quien se había integrado al equipo en diciembre de 2019.

Su especializado trabajo se concentraba en crear un nuevo tipo de aparato llamado biorreactor, usado para reproducir células animales que luego son la materia prima de los productos de la carne cultivada.

Los documentos del juzgado señalan que Tandikul descargó miles de documentos de Blue Sky, que incluían archivos confidenciales como el diseño del cultivador, objetivos empresariales y datos de las pruebas de laboratorio. Y al día siguiente renunció.

Un análisis forense realizado al portátil de Tandikul, a petición de Upside Foods, encontró que la investigadora descargó unos 3.600 archivos desde el ordenador de la empresa entre el 11 y el 12 de abril, el día que entregó su carta de renuncia. Y el 27 de abril, Upside Food la demandó por incumplimiento del contrato y usurpación de secretos empresariales. También la acusó de haber sustraído la información para abandonar Estados Unidos y regresar a su nativa Tailandia.

Tandikul admitió que descargó documentos de la compañía pero negó que su intención fuera robarlos para salir al extranjero con secretos empresariales.

Dudas sobre el futuro

En la respuesta judicial, la científica ya había expresado su malestar sobre las actuaciones gerenciales de Upside antes del despido de Genovese. Lamentaba que Blue Sky fuera evaluado con estándares más altos que no se les pedían a otros empleados de la empresa, además de que solicitaba nuevas contrataciones para cumplir con los objetivos.

Tandikul regresó a Tailandia en junio porque se le venció su visa de trabajo. Pero antes de su partida, se vio obligada a entregar siete dispositivos digitales y 10 cuentas online por el retiro de la información empresarial. Y aunque Upside dice que no piensa presentar cargos criminales, expertos en la materia dicen que es posible que insista en que Tandikul firme una cláusula de no competencia que evitaría que la investigadora tailandesa trabaje en un potencial competidor por un tiempo determinado.

El nerviosismo de Upside Food por la disolución de Blue Sky y la sustracción de sus datos se debe a que sin los biorreactores no hay posibilidades de sostener su negocio.

Aunque los niveles de producción alcanzados en el 2021 suenan prometedores, se trata de una cifra nimia si se compara con los 12 millones de kilos que carne vacuna que salieron de los mataderos estadounidenses este año. Hasta los entusiastas de la industria de la carne cultivada afirman que su comercialización masiva todavía es sólo una posibilidad.

Avanzar hacia ese futuro era la misión de Blue Sky. Y ahora sólo quedan nubarrones a la vista.

Fuentes: Green Queen, Wired

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