El secreto de los senadores de EEUU para soportar las estrictas normas durante el juicio político a Trump

Para alivianar las maratónicas sesiones que les implica el juicio político contra el presidente Donald Trump y el exigente protocolo del proceso, los legisladores recurren a dos tradicionales aliados que llamaron la atención fuera de los corredores del Congreso: la leche y los caramelos.

El director principal del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, Adam Schiff, habla durante el tercer día del juicio de juicio político del presidente de los Estados Unidos, Donald TrumpSenate TV/Handout via Reuters
El director principal del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, Adam Schiff, habla durante el tercer día del juicio de juicio político del presidente de los Estados Unidos, Donald TrumpSenate TV/Handout via Reuters

Durante el proceso de impeachment, los 100 senadores, que ofician como jurados tienen prohibido hablar, aplaudir, permanecer de pie y utilizar cualquier tipo de dispositivo electrónico. Además, no se les permiten comidas, gaseosas ni bebidas estimulantes como el té o café.

Sorprendentemente, lo único que pueden tomar es agua con o sin gas, o vasos de leche. De acuerdo con CNN, el senador republicano y médico, Bill Cassidy, explicó que en los años 50 no existían tratamientos para las úlceras, entonces se avaló beber leche para ayudar a los legisladores que padecían esta afección.

En realidad, como informó The Washington Post, no existe una norma que establezca que deben tomar leche, pero tampoco una que lo prohíba.

Los registros del Senado indican que en 1966, durante una sesión, el republicano Everett Dirksen estaba sediento y preguntó si pedir que le trajeran un vaso de leche violaba las leyes del Senado. El presidente respondió que no había una regla que lo prohibiera y desde entonces muchos legisladores han estado haciéndolo.

Al final de la tarde del miércoles pudo verse al senador republicano de Arkansas, Tom Cotton, y al senador republicano de Carolina del Norte, Richard Burr, entre otros, tomando su propio vaso de leche. Sin embargo, la mayoría de los congresistas reconoció no tener idea de esta opción.

Gracias a un tuit de subdirector de personal del legislador Ted Cruz, Sam Cooper, enteramos también que “los senadores tienen que proporcionar su propia leche al guardarropa (donde la mantienen fría)”.

Lo que aún no está claro es si la leche debe ser de vaca u hoy en día estaría bien incluir opciones a base de almendras, castañas, coco o soya.

“The Candy Desk” o “El Cajón de Dulces” es otra de las tradiciones que se mantiene viva desde 1965 en la última fila del Senado, junto a una de las puertas de acceso, y consiste en repartir dulces entre los miembros de la Cámara.

El senador de Pensilvania Pat Toomey, es quien ocupa esa plaza hoy y, consciente de esa responsabilidad, se ha encargado de llenar su cajón con caramelos, galletas y chocolates, antes de que inicie el juicio.

Además de hambre, la abstinencia tecnológica debe ser difícil de sobrellevar durante las largas sesiones. Para garantizar concentración absoluta y evitar interrupciones, los congresistas deben renunciar a sus móviles, relojes inteligentes y ordenadores y depositarlos armarios exclusivos que se encuentran fuera del recinto. Lo único que pueden llevar consigo es material de lectura autorizado relacionado con los debates del proceso.

“Prestar atención es importante e importante y me alegra que podamos dejar estos dispositivos. Me alegra que estemos sentados en nuestras sillas, me alegra que nos concentremos en lo que tenemos enfrente en ese momento. Creo que es importante, es una moda hermosa y antigua, y creo que deberíamos seguirla ", dijo la senadora republicana Lisa Murkowski, según CNN.

Apenas ha iniciado el impeachment contra Trump y se desconoce cuánto podría prolongarse. Ted Cruz auguró a Fox News que el proceso podría durar una o dos semanas, pero advirtió que si la Cámara aprobase citar a testigos, podría prolongarse hasta seis, ocho o más.

Tanto la acusación como la defensa tendrán la oportunidad de para presentar sus casos en 2 jornadas de ocho horas por tres días.

Si los republicanos no admiten nuevos testigos, como exigen los demócratas, el 31 de enero el Senado podría votar si exonerar o destituirlo de su cargo al Presidente de Estados Unidos.