El robo más extraño del año: 1.2 millones de dólares en fajitas

Hay robos y robos. Existen los de guante blanco, los elegantes y finos, y otros que algo más mundanos pero que están para chuparse los dedos. Cuando hay 1.2 millones dólares en liza, ambos tienen el mismo final: varios años entre rejas.

Un ciudadano de Texas, Gilberto Escamilla, ejecutó un plan maestro durante nueve años en los que llegó a robar fajitas por valor a 1.2 millones de dólares. Durante ese tiempo, se aprovechó del agujero que había en su supervisión mientras trabajaba en el Departamento de Justicia Juvenil para pedir kilos y kilos de tan preciado manjar e interceptarlos para uso propio.

Gilberto Escamilla en una foto del Departamento de Justicia del condado de Cameron.
Gilberto Escamilla en una foto del Departamento de Justicia del condado de Cameron.

Todo salió a la luz el 7 de agosto, cuando Escamilla no fue a trabajar porque debía realizar una visita al médico. Ese mismo día estaba previsto uno de sus pedidos secretos. Cuando el repartidor de carne de la empresa, Labatt Food Service, que se encarga de proporcionar alimentos a la cocina del centro de Justicia Juvenil llamó para dejar 800 libras de carne (362 kilogramos), los trabajadores se sorprendieron.

Si la respuesta al recibir el reparto fue clara: “Nosotros no servimos fajitas en esta cocina”; la réplica del repartidor fue todavía más sorprendente: “Llevo repartiéndolas nueve años”.

Saltaron las alarmas y todas las sospechas recayeron en un Escamilla que al día siguiente reconoció el delito. Aquellas fajitas fueron pagadas con dinero de los contribuyentes y el asunto fue más sensible todavía.

¿Cómo fue posible que una empresa pública no fuera capaz de controlar el dinero que se gastaba en un producto que nunca entraba en sus sartenes?

“Si no fuera algo tan serio, uno pensaría que es una escena de Saturday Night Live, pero esto la vida real”, afirmó el abogado del distrito, Luis V. Saenz a The Brownsville Herald.

La millonaria jugada de Escamilla le acabó dejando sin empleo y, al día siguiente, con una acusación de delito por robo en primer grado, una pena que le mantendrá varios años entre rejas.