El resultado de las elecciones de Costa Rica frena el avance de conservadurismo religioso

Partidarios del candidato Carlos Alvarado Quesada gritan consignas a los seguidores de su rival Fabricio Alvarado Muñoz durante las elecciones presidenciales en San José, Costa Rica, 1 de abril de 2018. REUTERS/Juan Carlos Ulate

Por David Alire Garcia

SAN JOSÉ (Reuters) - El triunfo de un candidato favorable a los matrimonios homosexuales en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Costa Rica frenó el resurgimiento de un movimiento evangélico cristiano que fue incapaz de traducir el conservadurismo social en una victoria.

Los derechos de los homosexuales se han expandido a través de América Latina en los últimos años, especialmente en América del Sur, aunque muchos defensores temían que pudiera haber una respuesta contraria de los cristianos practicantes por el creciente protestantismo evangélico.

La campaña electoral estuvo dominada por el candidato opositor y crítico evangélico del matrimonio homosexual, Fabricio Alvarado Muñoz. Encuestas semanales habían sugerido que las elecciones eran demasiado estrechas para vaticinar un ganador, o se inclinaba a su favor.

Al final, el candidato de centroizquierda del partido gobernante, Carlos Alvarado Quesada, triunfó por un margen de 20 puntos pero los votantes y los analistas dijeron que el resultado no significaba que el conservadurismo cristiano haya muerto en Costa Rica.

Alvarado Muñoz ganó casi el 40 por ciento de los votos, pero su fracaso se debió en gran parte a su enfoque agresivo en la que podría decirse es la nación más relajada de América Central, dijeron.

"No hay dudas de que el extremismo de Fabricio creó temores y dudas entre las personas", dijo Alejandro Abarca, profesor de economía de la Universidad de Costa Rica.

Su oposición apasionada al matrimonio gay no pudo compensar las brechas en los aspectos económicos en su plataforma, agregó. "Fabricio fue horrible en los debates. Parecía que no estaba preparado", agregó Abarca.

Alvarado Muñoz, un cantante pentecostés y expresentador de televisión, ganó la primera ronda en febrero después de prometer que ignoraría un fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos -con sede en San José- de que Costa Rica debe adoptar el matrimonio homosexual, e incluso amenazó con abandonar la Corte.

Al hacerlo, aprovechó una tendencia en aumento hacia el cristianismo evangélico conservador en Costa Rica, donde el 40 por ciento de los protestantes dicen que fueron criados como católicos, según mostró un estudio del Centro de Investigación Pew en 2014.

Entre las personas de 18 y 34 años, los protestantes eran significativamente más propensos a ser religiosos que los católicos en América Latina, incluyendo Costa Rica, según el mismo estudio.

En total, apenas el 30 por ciento de los costarricenses estaban a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo, según una encuesta publicada en enero por el grupo de expertos CIEP de la Universidad de Costa Rica.

Encendidos por ese celo religioso, los pastores evangélicos y las iglesias habían montado una fuerte oposición al matrimonio homosexual, buscando caracterizar tal liberalismo como una "ideología de género".

La campaña de Alvarado Muñoz usó ese término para atacar lo que vio como un movimiento dirigido por homosexuales y feministas que trataban de destruir a la familia tradicional. Al final, su partido evangélico de Restauración Nacional ganó solo 14 escaños en el Congreso de 57 miembros.

En las elecciones anteriores, solo había asegurado uno.