PSOE y Podemos se disputan la oposición a Rajoy en un debate bronco

Por Inmaculada Sanz MADRID (Reuters) - El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Podemos protagonizaron el jueves en el Congreso de los Diputados el primer asalto de la dura pugna que mantendrán para aparecer como la principal fuerza de la oposición al Gobierno en minoría del conservador Mariano Rajoy. En una bronca y en ocasiones irónica segunda jornada del debate de investidura, el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, reprochó al PSOE, con el que llegó a tener un intento de negociación para formar gobierno este año, su decisión de abstenerse para desbloquear la ingobernabilidad del país. "Lo que (los representantes del PP) no consiguieron en las urnas lo van a conseguir con el abstencionazo", dijo Iglesias sobre una decisión de los socialistas que, junto con el apoyo de Ciudadanos y Coalición Canaria, permitirá un segundo mandato del Partido Popular. "Les aseguro que nosotros sí estaremos frente a ustedes", dijo Iglesias dirigiéndose a la bancada del Partido Popular. Asumiendo la difícil tarea de explicar el viraje de su formación tras diez meses de rechazo frontal al candidato de su principal adversario político, el portavoz parlamentario socialista, Antonio Hernando, dijo que su partido actuaba por responsabilidad histórica pese a rechazar las políticas del PP. "Nos sobran las razones para no confiar en usted pero no hay razón para mantener el bloqueo político", dijo Hernando, cuyo grupo parlamentario votará "no" por la tarde para luego abstenerse en la segunda votación del sábado. Está por ver cómo se escenifica esa abstención, puesto que varios socialistas, encabezados por los siete diputados del Partido Socialista de Catalunya, podrían romper la disciplina de voto, lo que les llevaría previsiblemente al grupo mixto, mermando aún más un grupo parlamentario de 84 miembros. UN CONGRESO QUE ARBITRARÁ AL GOBIERNO El que fuera fiel escudero del ex secretario general Pedro Sánchez y de su no a Rajoy arremetió contra Podemos por su rechazo a principios de mes a apoyar un gobierno "reformista" encabezado por el PSOE que revertiera medidas como la reforma laboral o la ley de la educación. Hernando pidió la paralización de la controvertida ley de educación que aprobó el Gobierno del PP sin contar con la oposición, algo a lo que el presidente en funciones respondió diciendo que suspendería las reválidas para obtener el título, tras las masivas protestas de estudiantes la víspera. El portavoz socialista recordó a Rajoy que su partido no le proporcionaría estabilidad y que su oferta de diálogo la víspera no era nada más que la constatación de que el fragmentado Congreso será el árbitro de un Gobierno en minoría en esta legislatura. "Usted ya no dominará el Parlamento, triunfará una mayoría de la que usted carece y que en muchas ocasiones se articulará en torno al PSOE", dijo Hernando. Además, exigió a Rajoy que ponga en marcha el diálogo para subir el salario mínimo, la revitalización del pacto de Toledo sobre las pensiones o la creación de una subcomisión parlamentaria que aborde la corrupción entre la clase política. Sobre este asunto, Iglesias se ganó el abucheo de la cámara baja al decir que dentro había más delincuentes que en la calle y su predicción de movilizaciones sociales similares a las que dieron lugar al nacimiento de Podemos fue contestada duramente por Rajoy. "Antes, cuando usted no estaba aquí, era lógico que no le representábamos, pero ¿es lógico pensar que quienes salen a la calle ahora tampoco se sienten representados por usted, señor Iglesias?", dijo Rajoy en su turno de réplica. Pese a su disposición al diálogo la víspera, Rajoy recordó de nuevo la necesidad de estabilidad, pidiendo al PSOE la misma cintura para poner en marcha políticas acuciantes para el país, principalmente las que tienen que ver con empleo y economía. "Tan malo es no tener gobierno como tener un gobierno que no pueda gobernar, sin presupuestos, sin cumplir con los compromisos con la UE, corremos el riesgo de que España viva una legislatura estéril", dijo Rajoy en su turno de réplica.