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El plan de Hitler para restituir a Eduardo VIII en el trono del Reino Unido y utilizarlo como ‘rey títere’

Hitler quería restituir a Eduardo VIII en el trono del Reino Unido y utilizarlo como ‘rey títere’ (imagen vía Wikimedia commons)
Hitler quería restituir a Eduardo VIII en el trono del Reino Unido y utilizarlo como ‘rey títere’ (imagen vía Wikimedia commons)

Eduardo VIII fue un rey efímero en el Reino Unido. Fue coronado tras el fallecimiento de su padre (el rey Jorge V) en enero de 1936 y abdicó a la Corona Británica en diciembre de aquel mismo año, presionado por su propio hermano y entorno más próximo debido a la relación sentimental que mantenía con la estadounidense Wallis Simpson, divorciada en dos ocasiones, y que había causado un gran revuelo en la encorsetada monarquía británica.

El hecho de que le propusiera matrimonio (con quien se casó en junio de 1937, medio año después de haber abdicado) se convirtió en un monumental escándalo que los ingleses no supieron digerir demasiado bien.

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Se pactó con él y su recién estrenada esposa que se mantendrían al margen de los asuntos políticos y monárquicos y que la figura de ambos (que fueron nombrados Duques de Windsor) sería netamente testimonial.

Pero a pesar de ese acuerdo (que el duque Eduardo firmó a regañadientes) él decidió por su cuenta tener más protagonismo en la vida de los británicos que la que el nuevo rey (su hermano Jorge VI) le otorgaba.

Eran unos años de transformación política en Europa y gran parte del planeta y Eduardo quería posicionarse del lado de quienes parecía iba a decantarse de la balanza. De ahí que decidiera realizar junto a su esposa, en octubre de 1937, una gira por el continente europeo que incluyó una más que cordial visita a la Alemania nazi de Adolf Hitler, quien los trató con todos los honores, ya no solo como Duques de Windsor sino como si tratara del propio rey británico.

Esas adulaciones, además de las simpatías políticas que sentía Eduardo hacia el nazismo del Tercer Reich (básicamente por el anticomunismo que profesaba), hizo que se sintiera enormemente feliz por el trato recibido.

Cómo los Duques de Windsor se habían convertido en una ‘presencia incómoda’ dentro del Reino Unido (ya no solo para la Familia Real sino para los miembros del gobierno conservador dirigido por el Primer Ministro Winston Churchill), el matrimonio decidió irse a vivir a Francia, pero tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial y la invasión del país galo por parte de Alemania, en mayo de 1940, Eduardo y Wallis decidieron cambiar de residencia e instalarse en Lisboa (tras un brevísimo tiempo de paso por España).

El encuentro entre los Duques de Windsor y Hitler en la prensa (imagen vía hemerotéca de gallica.bnf.fr)
El encuentro entre los Duques de Windsor y Hitler en la prensa (imagen vía hemerotéca de gallica.bnf.fr)

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Durante ese periodo parece ser que en la capital portuguesa personas afines al Tercer Reich mantuvieron contacto con los Duques de Windsor y así apareció reflejado en la documentación incautada por espías británicos de telegramas intercambiados por el ministro de Exteriores alemán, Joachim von Ribbentrop, y sus contactos en Lisboa y Madrid.

Dicha información hablaba de un plan trazado por el propio Führer en el que se contemplaba restituir al duque de Windsor en el trono del Reino Unido como Eduardo VIII y utilizarlo posteriormente para la causa nacionalsocialista como ‘rey títere’.

Hitler estaba convencido que se haría con el control del Reino Unido si lanzaba un bombardeo masivo sobre su capital y por tal motivo entre el 7 de octubre de 1940 y el 6 de junio de 1941 la capital londinense sufrió un devastador ataque de aviones del ejército alemán que arrojaron sobre la ciudad miles de bombas.

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Pero, al contrario de lo que esperaba el Führer, el gobierno británico no tiró la toalla y se sentó a negociar una rendición, sino que plantó cara al ataque belicista alemán y creó unas campañas de concienciación para que los ciudadanos no temieran al enemigo nazi (de ahí nació el famoso eslogan ‘Keep Calm and Carry On’ que tan de moda está actualmente).

Lo que tampoco sabía el líder del Tercer Reich era que los servicios de inteligencia británicos tenían conocimientos del plan nazi para destronar a Jorge VI y restituir al Duque de Windsor.

A pesar de poseer esa información, Winston Churchill procuró por todos los medios que no se conociera y ni tan siquiera llegara a oídos de la Familia Real Británica. Ordenó que al servicio de inteligencia que hiciera desaparecer todos esos documentos (e incluso pidió encarecidamente al militar estadounidense, Dwight D. Eisenhower, que no trascendiera la noticia, debido a que éste estaba al tanto de los planes de Hitler con el Duque de Windsor).

Aunque el Primer Ministro británico en un principio fue partidario de hacer desaparecer todas las pruebas sobre el plan de Hitler para coronar a Eduardo VIII y utilizarlo como una marioneta en sus propósitos de controlar el Reino Unido, tras finalizar la IIGM se lo pensó mejor y decidió que debía guardarse, aunque como un documento reservado, para que los historiadores del futuro pudieran conocer todos estos hechos.

Dichos documentos han sido desclasificados recientemente.

Fuentes de consulta e imágenes: telegraph / theguardian / thetimes / nypost / Wikimedia commons / Hemeroteca gallica.bnf.fr

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