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El nuevo y feo desdén de Morena a las Fuerzas Armadas de México

FOTO: ILSE HUESCA /CUARTOSCURO.COM
FOTO: ILSE HUESCA /CUARTOSCURO.COM

En dos semanas Andrés Manuel López Obrador asumirá el cargo de Presidente Constitucional y lo hará ante el Congreso de la Unión y cientos de invitados de dentro y fuera del país. El Ejército y la Marina Armada siempre han estado presentes en estos actos debido a que asume su mando quien, por Ley, es el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas.

En todas las ocasiones su presencia fue institucional y ha sido práctica de la Cámara de Diputados reservar para sus representantes, en el salón de sesiones, un espacio especial.

En días pasados el presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo, mediante oficio solicitó a los titulares de las secretarias de la Defensa y la Marina que le proporcionaran “el listado de Oficiales que asistirán al mencionado evento”.

Posteriormente, el mismo Muñoz Ledo informó a los secretarios del Ejército y la Marina que “desafortunadamente no va a ser posible dar la bienvenida a esa delegación, debido a cambios en el formato tradicional del ceremonial republicano.” (Milenio, 14 de noviembre de 2018)

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Este cambio de criterio fue interpretado como una cancelación de la invitación formal que se había hecho anticipadamente, ya no asistirán a la toma de protesta del Presidente Constitucional y Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, subsecretarios, oficiales mayores, comandantes generales, inspectores y contralores, personal del Estado Mayor, comandantes de las regiones Militares y Navales, así como encargados de las principales Zonas Militares, entre otros.

A pregunta de reporteros de los medios Porfirio Muñoz Ledo expresó: “No se le ha quitado la invitación a nadie, en ese asunto es importante que no haya rumores, por eso también damos una información confirmada… Van a venir, claro que sí, tendrán su lugar, no en el salón de sesiones, pero podrán venir en el lugar donde les corresponde”.

Por primera ocasión en décadas y argumentando un cambio en el “formato tradicional del ceremonial republicano”, los altos mandos del Ejército y la Marina Armada podrán asistir a la ceremonia, pero estarán mezclados entre los asistentes, en las galerías del salón de sesiones.

El trato dado a los altos mandos del Ejército y la Marina Armada fue criticado por los dirigentes de los legisladores del PAN, PRI y PRD que exigieron al presidente de la Mesa Directiva, Porfirio Muñoz Ledo, se ofrezcan disculpas a las Fuerzas Armadas por parte de los organizadores de la toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador.

Este episodio de invitar, pero luego no, y luego si pero, pone en evidencia que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que pronto iniciará, no tiene en buena estima a los altos mandos del Ejército y la Marina Armada y que ésta actitud no es aislada y se suma a la cancelación del Estado Mayor Presidencial y la ruptura de la línea de mando, con el nombramiento de oficiales, como futuros secretarios, que se ubicaban fuera de los grupos dominantes en esas instituciones.

En el proceso de la campaña presidencial, Andrés Manuel López Obrador acusó al Ejército y la Marina de haber participado en hechos de violencia en los que algunos hombres y mujeres murieron, como el caso Ayotzinapa y un operativo en Tepito. Exigió que se aclararan esos acontecimientos.

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Durante su gira de agradecimiento por haber ganado la presidencia, en Tamaulipas, López Obrador dijo que para el Ejército “el 68 es una mancha, y hay otros casos”. También comentó que las Fuerzas Armadas deben integrar dos elementos distintivos: “regular el uso de la fuerza. Tiene que haber un código para regular el uso de la fuerza. No pueden haber masacres, no puede seguir sucediendo eso. Y dos, además de la regulación del uso de la fuerza, pleno respeto a los derechos humanos”. (El Financiero, 17 de octubre de 2018)

Es respetable que el próximo Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, Andrés Manuel López Obrador, tenga diferencias con la jerarquía actual del Ejército y la Marina, pero el mando y el tiempo están de su parte para hacer los ajustes que le permitan contar con la colaboración de estas instituciones en el proceso de pacificación nacional, en el que ha empeñado su palabra y para lo cual
es indispensable su participación, hasta formar y consolidar una policía civil que se ocupe de la seguridad pública, como lo establece la Constitución.

Es inapropiado desdeñar como institución al Ejército y la Armada y otorgarles un trato que difiere del reconocimiento popular por su compromiso e intervención en casos de desastres naturales y en el combate a la delincuencia organizada que tiene en crisis al país.

Es pertinente tener presente que México, para su gobernanza, requiere de la presencia y apoyo de las Fuerzas Armadas. El México Bronco existe y alguien lo debe enfrentar.