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¿El modelo de Netflix puede erradicar la enfermedad más infecciosa en Estados Unidos?

Luisiana y Washington quieren pagar una tarifa fija a los fabricantes de medicamentos contra la hepatitis C, como Gilead, AbbVie y Merck, para conseguir fármacos ilimitados anuales..

JONATHAN ELDERFIELD/THE ASSOCIATED PRESS
JONATHAN ELDERFIELD/THE ASSOCIATED PRESS

Compartir agujas para inyectarse heroína es una de las formas más comunes a través de las cuales se transmite la hepatitis C. Luisiana y Washington esperan erradicar la enfermedad apostando por métodos de pago innovadores basados en el modelo de Netflix.

Dos de los estados que luchan contra la escalada de la crisis de la hepatitis C pronto pagarán una tarifa fija, al estilo de Netflix, por conseguir medicamentos ilimitados para tratar a los reclusos y residentes de bajos ingresos que padecen la enfermedad hepática mortal, con el objetivo de eliminar la infección.

Netflix cobra a sus clientes una tarifa mensual que les permite ver todas las películas que quieran. Los estados de Luisiana y Washington quieren hacer algo similar con los medicamentos costosos que ofrecen una cura para la hepatitis C, una enfermedad que se transmite a través de la sangre, usualmente mediante las inyecciones de drogas, transfusiones de sangre y otras prácticas de salud inseguras.

Ambos estados pagarán una tarifa fija a la farmacéutica que ofrezca los medicamentos suficientes al año para tratar a sus reclusos y pacientes del Medicaid. Washington también pretende comprar medicamentos para otras personas, incluidos los empleados estatales, jubilados y profesores.

El nuevo proyecto revela cómo los estados intentan buscar una solución creativa para enfrentar uno de sus desafíos a largo plazo más costosos e importantes: brindar acceso a la atención médica a los residentes de bajos ingresos y a las personas que están a cargo del gobierno.

Cada año, la hepatitis C mata a más estadounidenses que cualquier otra enfermedad infecciosa, incluso provoca más muertes que el total de las causadas por las 60 enfermedades infecciosas reportadas a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos. Y a largo plazo, tanto Luisiana como Washington esperan que las aseguradoras de salud adopten un modelo similar para cubrir a todos los residentes del estado que son portadores del virus.

En Washington, el gobernador demócrata Jay Inslee anunció el otoño pasado un proyecto para eliminar la hepatitis C en el estado para el 2030.

Alexander Billioux, subsecretario de salud pública en el Departamento de Salud de Luisiana, dijo que el plan de su estado “no radica en conseguir un buen acuerdo para un medicamento”.

“La estrategia más importante consiste en erradicar la enfermedad más mortal en Luisiana”, dijo Billioux.

Australia instituyó el modelo de Netflix en 2015 y acordó gastar alrededor de 1 000 millones de dólares australianos para tratar a unas 104 000 personas con la enfermedad en un período de cinco años. Un análisis reciente publicado por el New England Journal of Medicine estimó que Australia ahorrará casi 6,5 mil millones de dólares australianos más que si hubiera intentado tratar a la misma cantidad de personas con el tradicional método de fijación de precios.

Aunque los funcionarios de Washington y Luisiana no logren negociar buenos precios a través del modelo de Netflix, los funcionarios de salud dijeron que este modelo brindará más certeza sobre el gasto de los estados para tratar la hepatitis C cada año.

“Creemos que esto nos protegerá de los gastos excesivos anuales en medicamentos contra la hepatitis C”, dijo Judy Zerzan, directora médica de la Autoridad de Atención Médica de Washington.

Cuando los estados dieron a conocer por primera vez sus planes para establecer un modelo de suscripción, algunos funcionarios se preguntaron si las compañías que fabrican medicamentos contra la hepatitis C, como Gilead, AbbVie y Merck, estarían interesados en participar. Debido a que todavía no se han entregado las ofertas, aún no se sabe a ciencia cierta, pero las compañías ya les han preguntado a ambos estados diferentes dudas sobre sus planes, lo cual es típico en los contratos de licitación del estado. Esta semana, las ofertas se deben presentar en Luisiana y la semana siguiente en Washington.

Ninguna de las compañías respondió a las preguntas de Stateline sobre la idea de los modelos de Luisiana y Washington.

Ambos estados también esperan que el postor ganador contribuya con la salud pública para ayudar a identificar y evaluar a las personas con alto riesgo de contraer la enfermedad, así como a capacitar a los proveedores de atención médica.

Aunque quizá el modelo de suscripción no sea útil para todos los medicamentos prescritos, “en los lugares donde la población padece una enfermedad infecciosa, podría tener mucho sentido”, comentó Anna Kaltenboeck, directora del programa en el “Drug Pricing Lab”, una institución que se dedica a investigar los precios de los medicamentos en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center en Nueva York.

Otros estados también han establecido metas ambiciosas para erradicar la hepatitis C. El gobernador demócrata de Nueva York, Andrew Cuomo, se comprometió el año pasado a eliminar la hepatitis C en el estado sin especificar una fecha límite. El estado estima que más de 100 000 personas en Nueva York están infectadas con el virus.

Billioux y Zerzan dijeron que otros estados han preguntado sobre sus modelos de suscripción, aunque ninguno de los dos mencionó nombres.

Sin embargo, el éxito con los medicamentos contra la hepatitis C podría llevar a los estados a expandir dicho programa para incluir otros medicamentos.

Billioux dijo que otros posibles candidatos serían la naloxona, que se utiliza para tratar las sobredosis de opioides, y la profilaxis preexposición, una combinación de dos medicamentos que se emplean para prevenir el VIH en poblaciones de alto riesgo.

Altos precios de los medicamentos

Según las cifras más recientes disponibles de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, en 2016 unos 2,4 millones de residentes estadounidenses vivían con hepatitis C. Muchas personas no saben que padecen la enfermedad, y si no reciben tratamiento, pueden sufrir daño hepático, cirrosis o fibrosis del hígado, cáncer e incluso, morir. Muchos pacientes se infectan a través de las transfusiones de sangre, aunque la tasa de infección es particularmente más alta entre aquellas personas que comparten agujas durante el uso ilícito de drogas, como la heroína.

Hasta 2014, los medicamentos utilizados para tratar la hepatitis C no eran muy efectivos, se requerían tratamientos prolongados y estos provocaban efectos secundarios graves. Sin embargo, a partir de ese año, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos aprobó una nueva generación de medicamentos antivíricos contra la hepatitis C que prometían una cura, prácticamente no tenían efectos secundarios y debían tomarse tan solo durante ocho semanas.

Los medicamentos tenían un precio muy elevado, hasta 94 000 dólares por un solo tratamiento. Alarmados por el impacto del presupuesto, al inicio los estados intentaron limitar los nuevos medicamentos solo a los beneficiarios del Medicaid y a los reclusos en etapas avanzadas de la enfermedad mientras se los negaban a otros pacientes.

Sin embargo, varios tribunales federales dictaminaron que negar tratamientos que podrían salvarle la vida a los infectados era ilegal.

Los estados tuvieron un golpe de suerte: otras farmacéuticas introdujeron sus propias versiones y los precios bajaron. Para el programa Medicaid de Washington, el precio de un ciclo de tratamiento se redujo de 43 599 dólares en 2015 a 22 433 dólares el año pasado, aunque aún sigue siendo caro.

Sin embargo, debido a que la hepatitis C es tan frecuente, los costos generales del estado de Washington siguen siendo elevados. El estado gastó más de 80 millones de dólares el año pasado en medicamentos contra la hepatitis C para tratar a los pacientes, incluidos a los de Medicaid y las cárceles, así como a los empleados estatales.

Sin embargo, Zerzan dijo que incluso con ese nivel de gasto, solo han tratado a una fracción de las aproximadamente 30 000 personas infectadas que están bajo la jurisdicción de la Autoridad de Atención Médica.

“Hemos tratado a unos 3 000 pacientes al año en el Medicaid, pero tenemos que mejorar para eliminar la hepatitis C”, dijo Zerzan. El estado estima que otras 35 000 personas fuera de la jurisdicción de la Autoridad también padecen la enfermedad.

“Situación grave”

En el modelo de Washington, el postor ganador proporcionaría los medicamentos hasta 2023 por un precio por ciclo de tratamiento establecido hasta en un máximo total cada año, aproximadamente sobre los 80 millones de dólares que el estado gastó el año pasado. El total se determinará a través de la negociación con el fabricante y estará sujeto a la aprobación legislativa. Una vez que se alcance ese máximo, el fabricante proporcionará los medicamentos por un monto insignificante, quizás tan solo unos centavos por ciclo de tratamiento.

El modelo funcionaría de manera similar para los medicamentos contra la hepatitis C que se destinan a los pacientes que no pertenecen al Medicaid bajo la Autoridad de Atención Médica del estado, que administra el programa estatal del Medicaid y compra planes de salud para los empleados estatales.

Durante cinco años, Luisiana limitará la cantidad disponible para gastar en antivirales a la que gastó en 2018, aproximadamente 35 millones de dólares. Por esa cantidad, el postor o postores ganadores deberán aceptar proporcionar todos los medicamentos necesarios para tratar a los beneficiarios del Medicaid y presos identificados por el estado.

Luisiana estima que aproximadamente 39 000 personas con hepatitis C son beneficiarias del Medicaid o están encarceladas. Se considera que la población total en el estado que padece el virus asciende a aproximadamente 90 900.

El estado pretende poder tratar a los 10 000 beneficiarios del Medicaid y prisioneros para finales de 2020. El año pasado solo atendió a unas 1 170 personas.

Michael Ollove