El misterio de José María Riobóo. Si no es Santa Lucía, ¿qué negocio tendrá?

Foto: Archivo Cuartoscuro
Foto: Archivo Cuartoscuro

Cuando falta un mes y días para que Andrés Manuel López Obrador asuma la titularidad del Poder Ejecutivo del gobierno de la república, llegamos al final del camino de uno de sus primeros actos de gobierno de facto, como fue la Consulta para la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM).

La noche del pasado domingo los organizadores de la consulta informaron que 69 por ciento de los ciudadanos que votaron lo hicieron por Santa Lucía, lo que implica que se cancelará la construcción en proceso en Texcoco y se llevará a cabo la construcción de dos pistas en Santa Lucía, la ampliación del Aeropuerto de Toluca y el de la Ciudad de México.

En realidad toda esta información confirma lo que la mayoría de los mexicanos medianamente informados sabían, debido a que el propio López Obrador así lo manifestó y sus colaboradores cercanos siguieron la consigna y la justificaron con todo tipo de argumentos, algunos debatidos por expertos en diversos medios de comunicación.

El principal argumento utilizado por López Obrador, desde que andaba en campaña, fue que la construcción del NAIM era un barril sin fondo de corrupción en el que participaba “La Mafia del Poder”, que se atentaba contra el equilibrio ecológico del lugar y se perdería el Lago de Texcoco.

Llamó la atención que en la mesa de su conferencia de prensa, en la que informó sobre los resultados de la Consulta, se haya hecho acompañar por el próximo secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, su futuro jefe de Gabinete y enlace empresarial, Alfonso Romo y el empresario José María Riobóo, quien elaboró el plan maestro para Santa Lucía y, se ha dicho, será el encargado de construir dos pistas adicionales en ese aeropuerto.

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En su intervención ante los medios de comunicación López Obrador afirmó que se respetará el “mandato del pueblo” ofreció seguridad a los inversionistas y a los mercados internacionales, señaló que no pasará nada porque todas las inversiones e intereses de las empresas que participan en el NAIM, en Texcoco, serán respetados, están garantizados y se les solicitará que la obra que tenían
contratada la continúen en Santa Lucía.

La mención del presidente electo de que las empresas que participan en Texcoco se podrían ir a trabajar a Santa Lucía contradice su discurso de condena a los empresarios de la “Mafia del Poder” que se nutrían de la corrupción de ese barril sin fondo, porque entonces estaríamos ante el milagroso caso de que los empresarios, antes corruptos, ahora, con la bendición de AMLO, dejaran de serlo
y pasarán al paraíso de los empresarios sin mancha.

Compartiendo el foro con el empresario José María Riobóo, el presidente electo afirmó que éste no participará en las obras del aeropuerto de Santa Lucía, lo que parece poco creíble porque de ser cierto no lo hubiera invitado a encarar a los periodistas.

El presidente López Obrador y sus colaboradores se comprometieron a que no habrá corrupción en los trabajos de construcción del futuro aeropuerto y se acabará la contratación “voraz”. Pero entonces surge la pregunta ¿qué hacía ahí sentado escuchando al presidente electo José María Riobóo? ¿Acaso lo invitaron para decirle que no lo van a invitar?

Afirmó el presidente electo que a partir del día 1 (de julio) la gente decidió que se hagan los cambios en el país, que ya no decidan unos cuantos, que no haya corrupción”. Y entonces surge otra pregunta ¿si ya no van a estar los corruptos de antes entonces van a estar los corruptos de la cuarta transformación?

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El presidente electo dice de sí mismo que tiene calidad moral y, de ser cierto, entonces debemos creerle que José María Riobóo no participará en las obras del aeropuerto de Santa Lucía y es cuando llega otra pregunta: ¿acaso como consolación le pedirán que desarrolle el proyecto del Tren Maya y, ahora sí, participe en su construcción?

Otro de los dichos de sí mismo de López Obrador es su afirmación de que nunca miente, que siempre ha luchado por la democracia y que debemos acostumbrarnos a participar en las consultas que emprenderá cuando tenga que tomar decisiones que involucren en interés de los ciudadanos.

Por eso no debemos de ver con suspicacia el resultado de la consulta sobre el NAIM, porque siempre supimos que, como dijo Adolfo Ruiz Cortines, “Nos mintieron con la verdad”.