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Lo más leído de 2018: El lado oscuro del boom de la energía solar en China que puede ser un aviso para todo el mundo

El parque de energía solar de Longyangxia Dam es el más grande del mundo y por su inmenso tamaño se puede ver desde el espacio. Cuatro millones de paneles fotovoltaicos abarcan una extensión cercana a los 30 kilómetros cuadrados y alimentan cerca de 200.000 viviendas en la meseta del Tíbet.

Paneles solares en la planta de energía solar de Pingdingshan, provincia de Henan, China. REUTERS/Stringer.
Paneles solares en la planta de energía solar de Pingdingshan, provincia de Henan, China. REUTERS/Stringer.

Ese parque, junto con otros gigantescos proyectos, como la granja solar flotante en la provincia oriental de Anhui, hacen parte de la revolución energética verde de China, un país que ha adoptado con entusiasmo las energías limpias con el fin de combatir su mala fama de ser uno de los más contaminados en todo el mundo.

En Beijing se vanaglorian de tener el mercado más grande del mundo en energía solar y contar con las mayores extensiones de paneles fotovoltaicos desplegados a nivel global. Sin embargo, no todo lo que brilla es oro y el impacto ambiental de los millones de paneles solares se vislumbra desastroso.

La basura solar

Los paneles que convierten la energía solar en energía eléctrica tienen una vida útil de hasta 30 años, dependiendo del uso y de las condiciones climáticas a las que sean expuestos

Es decir, para 2050 se estima que tan solo en China se acumulen 20 millones de toneladas de residuos de paneles solares, según un reporte de la Agencia Internacional de Energía Renovable. Un estudio de la Universidad de Tsinghua en Beijing asegura que los paneles ya se están acumulando desde 2015.

Esto, sumado a la carencia de regulaciones sobre el reciclaje de paneles solares en China y buena parte del mundo hace que el panorama sea sombrío.

En suma, la industria de la energía solar puede ser una “bomba de tiempo” si no se toman los correctivos, aseguró Tian Min, el director general de una empresa china que recolecta los paneles gastados, al diario South China Morning Post.

“Explotará con toda su fuerza en dos o tres décadas y arruinará el medio ambiente, si el cálculo es correcto. Esta es una gran cantidad de desechos y no son fáciles de reciclar”, indicó.

Metales contaminantes

El problema radica en que un panel solar contiene metales como plomo, cobre y cadmio, con un marco de aluminio y las células solares están hechas de silicio puro y cristalizado envuelto bajo una gruesa capa de membrana de plástico para su protección.

Mary Hutzler, investigadora principal del Instituto de Investigación Energética en Washington, indicó que los paneles también están fabricados con materiales peligrosos como ácido sulfúrico y gas fosfina, lo que dificulta su reciclaje.

WorkersTrabajadores instalan paneles solares en la planta solar flotante construida en Huainan, provincia de Anhui, China. REUTERS/Stringer.
WorkersTrabajadores instalan paneles solares en la planta solar flotante construida en Huainan, provincia de Anhui, China. REUTERS/Stringer.

“Es muy importante iniciar una discusión pública en este momento, para que los procesos adecuados puedan desarrollarse e implementarse a tiempo para asegurar que el próximo desmantelamiento de estos productos se haga de manera adecuada”, aseguró al portal online Sixth Tone.

La mayor parte de los parques de energía solar se encuentran en las regiones remotas y pobres de China, como en Gobi en Mongolia Interior, mientras las grandes industrias de reciclaje, que podrían estar interesadas a futuro en trabajar en este tema, se encuentran en las áreas desarrolladas a lo largo de la costa del Pacífico.

Transportar esa voluminosa basura por largas distancias podría ser tedioso y caro, además del costo de separar y purificar los materiales de desecho, para lo cual se requiere gran cantidad de mano de obra, electricidad y productos químicos como ácidos que también pueden dañar el medio ambiente.

“Si una planta de reciclaje sigue cada uno de los pasos del manual para lograr reducir las emisiones contaminantes, sus productos pueden terminar siendo más costosos que producir de nuevo las materias primas”, asegura Tian.

Por ejemplo, el precio de un kilogramo de cristal de silicio esta por los 13 dólares y se espera que su valor se reduzca un 30 por ciento en la próxima década, lo que haría que el silicio reciclado, un gran contaminante, sea muy difícil de vender.

Una curiosa solución

Un ambicioso gerente de ventas de una compañía de reciclaje de energía solar ve negocios en todas partes y cree haber encontrado una forma de deshacerse de la contaminante basura de los paneles fotovoltaicos en China.

“Podemos venderlos en el Medio Oriente”, dijo al South China Morning Post el ingenioso hombre de negocios que prefiere no ser identificado.

Los clientes en esa zona del mundo le han dejado “muy en claro que no quieren paneles perfectos o nuevos, solamente que los quieren baratos” y aprovechando que algunos los requieren para zonas desérticas e inhabitadas, se pueden instalar una gran cantidad de paneles para compensar el bajo rendimiento de los usados.

“Así todos quedan contentos con el resultado”, señaló.

No sería de extrañar que estos hombres de negocios también estén buscando incluir a Latinoamérica entre las zonas a las que pueden vender sus materiales obsoletos.

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