El insólito museo londinense que sorprende a los más morbosos
Pocos pueden imaginar que en Hampstead, quizás el vecindario más rico de Londres -en 2008 se llegó a registrar la venta de una mansión de lujo por más 50 millones de dólares- y que alberga uno de los parques más famosos de la capital británica, se esconde un rincón perturbador donde se exhiben restos humanos: pies, esófagos destrozados, pieles tatuadas, pulmones y corazones.
No es una muestra de horror, ni un parque temático sobre Jack el Destripador, sino un museo muy particular ubicado en el corazón del Royal Free Hospital que contiene una asombrosa colección de órganos dañados y otras curiosidades corporales que dejan atónitos a los más morbosos.
Ni siquiera la advertencia en inglés -no apta para cardíacos- deja indiferente a los que se atreven a recorrer el Museo de Patología de la UCL (University College of London) y a ver el despliegue de masas corporales contenidas en formol que provienen de distintos hospitales del Reino Unido.
¿Curiosidad morbosa o ganas de conocer el cuerpo humano?
La curadora Subhadra Das considera que es una combinación de las dos: “Todos vamos a morir. La mortalidad es algo que todos tenemos en común. Eventualmente en muchos casos algo va a ir mal con nuestros cuerpos y es natural que la gente quiera tener más conocimiento sobre eso y aquí lo puede encontrar. Creo que al final son las dos cosas”.
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La muestra atrae y repele por igual, pero sobre todo, pretende enseñar sobre las vicisitudes que pueden ocurrirle al cuerpo humano valiéndose de casos que en realidad son historias de vida que a primera vista -aunque no se tengan mayores detalles- parecen sacadas de un libro de Roald Dahl: La muerte de un tragasables de un circo en pleno acto, un hombre que se sienta a comer sin sospechar que morirá en los próximos minutos atragantado por un trozo de cerdo, una piel tatuada de mariposas…
Son personas anónimas que ya no están pero cuyos cuerpos, o al menos algunas partes, ayudan a entender los accidentes, enfermedades y descuidos que llevan inexorablemente a la muerte.
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La llamativa exhibición solo estuvo disponible durante el par de días que duró el Open House, un programa londinense que durante un fin de semana al año abre la puerta al público en general de lugares históricos, casas particulares fuera de lo común y de otros sitios como el Museo de Patología de la UCL. Más de 350 personas asistieron esta vez pero muchos se quedaron sin poder disfrutar -es un decir- de la muestra.
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La próxima oportunidad para ver el museo será a finales del mes de octubre cuando abrirá una exhibición que combinará el arte con la ciencia. Se trata de una colaboración con el Instituto de Neurología de la UCL y será sobre una investigación vinculada con el acto de dormir. Todo en el mismo espacio donde reposan los especímenes.
¿Te atreverías a descubrir este lugar insólito? Después puedes disfrutar del verdor de Hamspstead Heath, pero eso si, nunca lo verás con los mismos ojos.
Tres casos, tres historias
El tragasable del circo
La exhibición presenta un esófago dañado por la punta de una espada que penetró la pared del órgano y luego ingresó al pericardio, la membrana que rodea el corazón. Hay moretones, y al menos un sitio donde la espada toca la pared del corazón, causando la muerte.
La muestra explica cómo la deglución de espadas tiene una larga historia en todo el mundo, que a menudo se presenta como parte de los circos ambulantes y espectáculos. También cuenta cómo las habilidades de los tragadores de espadas también se han utilizado en la investigación científica, particularmente en el desarrollo de la endoscopia superior. Este es un procedimiento en el que se pasa un tubo largo y flexible con una luz y una cámara en el extremo a través de la boca hacia el esófago, lo que permite al médico ver ese órgano y el estómago.
Ahogamiento con un trozo de cerdo
Se presenta una faringe y la laringe con la parte superior de la tráquea y el esófago. En la faringe -y obstruyendo por completo la laringe- hay una gran pieza de chuleta de cerdo.
El historial dice: “De un hombre que entró a un restaurante y ordenó una chuleta. Mientras lo comía, el camarero salió de la habitación durante unos minutos y, al regresar, lo encontró sentado en su silla, muerto”.
La piel humana tatuada de mariposas
A primera vista llaman la atención las mariposas, pero el lienzo es realmente piel tatuada con mariposas y peces voladores que pertenecían a un hombre que se ganó la vida durante muchos años como el hombre tatuado en un circo. Todo su cuerpo, a excepción de la cabeza, el cuello, las manos y las plantas de los pies, estaba cubierto de elaborados e intrincados diseños tatuados.
La exhibición explica que a fines del siglo XIX y principios del siglo XX, las personas tatuadas fueron ampliamente empleadas por los principales circos del planeta. Durante períodos particulares de crecimiento en el circo, la competencia entre los dueños del circo por las personas tatuadas se volvió intensa y se emplearon en espectáculos cada vez más extravagantes. Se estima que en 1920, más de 300 personas completamente tatuadas trabajaban en circos y espectáculos.
Definitivamente el Museo de Patología de la UCL en Londres es un lugar donde la Ciencia y la Historia se dan la mano.
Texto y fotos: Sarah Diaz