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El generoso México se fue a la basura tras una tragedia en el Río Bravo

The bodies of El Salvadoran migrant Oscar Alberto Martinez Ramírez, 25, and his nearly two-year-old daughter Valeria, are placed into a funeral home van at the morgue in Matamoros, Tamaulipas state, Mexico, Wednesday, June 26, 2019. The pair drowned while trying to cross the Rio Grande to Brownsville, Texas. Martinez's wife Tania Vanessa Avalos, 21, survived. (AP Photo/Rebecca Blackwell)
(AP Photo/Rebecca Blackwell)

Por décadas el gobierno mexicano practicó la política exterior de aceptar a los migrantes que pedían asilo, no obstaculizó el tránsito de los que deseaban llegar a Estados Unidos, protegió a los que huían por razones políticas y demás.

Esta práctica le dio fama como país generoso. Su gesto se expresó en momentos difíciles por los que atravesaron diversos países latinoamericanos, pero también de Europa, como la migración de los republicanos españoles que llegaron arrojados por la guerra civil.

Toda esta grandeza, en unas cuantas semanas, se fue el basurero de la Historia cuando la presión de Donald Trump obligó al gobierno de Andrés Manuel López Obrador a hacer el trabajo migratorio que los políticos de Estados Unidos no han querido o sabido construir.

El presidente López Obrador, antes de asumir la presidencia, expresó que su política hacia los migrantes sería de solidaridad lo que se manifestó en el trato hospitalario que recibieron caravanas de migrantes de llegaron a México en los primeros meses del año y transitaron hasta la frontera norte para solicitar asilo político al gobierno de los Estados Unidos.

El número de migrantes creció desmesuradamente y desbordó la capacidad de atención de las instituciones de México y los Estados Unidos, con lo que se creó un conflicto en aquel país y puso en crisis la política migratoria del presidente Donald Trump qué, por años, ha insistido con detener a los migrantes construyendo un muro.

EDS NOTE: GRAPHIC CONTENT - The bodies of Salvadoran migrant Oscar Alberto Martínez Ramírez and his nearly 2-year-old daughter Valeria lie on the bank of the Rio Grande in Matamoros, Mexico, Monday, June 24, 2019, after they drowned trying to cross the river to Brownsville, Texas. Martinez' wife, Tania told Mexican authorities she watched her husband and child disappear in the strong current. (AP Photo/Julia Le Duc)
(AP Photo/Julia Le Duc)

Recientemente Donald Trump encontró que, si amenazaba con aplicar aranceles a los productos provenientes de México, lograría que el gobierno de su “amigo” López Obrador reaccionara y alineara su política migratoria con la que le interesa a él, consistente en detener a los migrantes y evitar su llegada a los Estados Unidos.

La amenaza dio resultados y ahora México, más allá de lo convenido con los emisarios de Donald Trump, sobre reaccionó y tiene ocupados en cerrar las fronteras a militares, marinos y agentes de migración. En el sur para que no entren a México, en el norte para que no salgan e ingresen a Estados Unidos.

El presidente Trump está feliz, López Obrador esta presionado y los migrantes cautivos y desesperados entre las fronteras de México.

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Los migrantes tienen el objetivo de cambiar su calidad de vida y por esa razón abandonan su país, empujados por la pobreza o por la violencia. Ahora, para hacer realidad el sueño americano, deberán esperar en México, al ser deportados desde los Estados Unidos, y tendrán que hacerlo por semanas, o meses, lo que no garantiza que serán admitidos.

El estado de ánimo de los migrantes es de desesperación que los lleva a intentar llegar al costo que sea, incluyendo el riesgo de perder la vida.

Por estos días dio la vuelta al mundo e impactó a los poderes de los Estados Unidos, la fotografía de Alberto Martínez Ramírez de 25 años y su hija Valeria Martínez de 2 años, originarios de El Salvador, que murieron ahogados en el Rio Bravo al tratar de cruzarlo para entrar a los Estados Unidos.

Habían llegado hasta esa frontera para pedir asilo político. Sin embargo, ante la desesperación por la lentitud en los trámites, quisieron cruzar el río y no lo lograron.

Padre e hija murieron ahogados, también otros que lo intentaron. Por insolación y deshidratación fallecen algunos migrantes cuando intentan cruzar el desierto. La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, de los Estados Unidos, informó que en 2018 se registró el fallecimiento de 283 migrantes indocumentados a lo largo de la frontera del Río Grande, en Texas.

Authorities stand behind yellow warning tape along the Rio Grande bank where the bodies of Salvadoran migrant Oscar Alberto Martínez Ramírez and his nearly 2-year-old daughter Valeria were found, in Matamoros, Mexico, Monday, June 24, 2019, after they drowned trying to cross the river to Brownsville, Texas. Martinez' wife, Tania told Mexican authorities she watched her husband and child disappear in the strong current. (AP Photo/Julia Le Duc)
(AP Photo/Julia Le Duc)

En México, el gobierno de López Obrador, después de la presión de Trump, pasó de la migración como un derecho humano legítimo, a la migración ilegal y creó tres cercos para detenerla. “Uno en la frontera con Guatemala, otro en el Istmo de Tehuantepec y otro más en la frontera con Estados Unidos. Para ello se han desplegado a 25 mil 500 elementos en el país.” (Sol de México, 25 de junio de 2019)

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El acuerdo con la Casa Blanca, firmado por el canciller Marcelo Ebrard, comprometía el despliegue de seis mil elementos en la frontera con Guatemala.

Además, hay 19 embarcaciones para vigilar rutas marítimas y fluviales en el Golfo, el Caribe y el Pacífico.

Los migrantes siguen llegando y ante el muro de soldados buscan nuevas rutas. México y Estados Unidos ponen los obstáculos, los migrantes los muertos. Es la política migratoria de la 4T.