El experimento Collective Campus y por qué la jornada laboral debería durar solo seis horas

El granjero del futuro, sentado cómodamente y dejando que las máquinas realicen el trabajo. Ilustración del siglo XIX
El granjero del futuro, sentado cómodamente y dejando que las máquinas realicen el trabajo. Ilustración del siglo XIX

La imagen superior corresponde a una colección de ilustraciones, realizadas en 1900, que exponían la visión de varios artistas de la época de cómo sería el año 2000. La mayoría de estos dibujos mostraban un nuevo milenio repleto de invenciones y máquinas que ahorraban trabajo a las personas. Cuando la tecnología empezó a imponerse en nuestras vidas, muchas décadas atrás, era lógico imaginar un futuro en el que el ser humano trabajara menos tiempo y los robots se hicieran cargo de gran parte de ese esfuerzo. El tiempo ha pasado, el futuro tecnológico ha llegado y sin embargo, hemos descubierto, con cierta decepción, que cada vez trabajamos más horas. No solo eso, las postales del XIX preveían un futuro cómodo y relajado, y la realidad es que los problemas causados por el estrés en el trabajo son cada día más frecuentes y están alcanzando niveles ciertamente preocupantes.

La jornada laboral de 8 horas, cinco días a la semana, representó una gran conquista de los derechos de los trabajadores en el siglo XIX, pero hoy en día muchos consideran que ya está desfasada y que se podrían mejorar los resultados de numerosas empresas con jornadas más cortas. Cada vez existen más empresarios que, sin perder de vista la eficiencia y la rentabilidad, están probando con sus empleados jornadas de trabajo más cortas… los resultados son notables.

El año pasado, la compañía neozelandesa Perpetual Guardian, aplicó como prueba a sus 250 trabajadores una jornada de lunes a jueves, y tras analizar los pros y contras, terminó estableciéndola como jornada definitiva. Cerca de ellos, otra empresa australiana ha realizado uno de los experimentos prácticos más completos de la reducción de horarios, aplicando una jornada laboral de tan solo 6 horas y recopilando datos y consejos para maximizar el rendimiento de sus trabajadores.

Muchas de las tareas que realizamos en el trabajo solo añaden horas laborales con poca productividad | imagen Pixabay
Muchas de las tareas que realizamos en el trabajo solo añaden horas laborales con poca productividad | imagen Pixabay

El primer paso realizado por Collective Campus fue identificar aquellos elementos laborales que entorpecen, dificultan y ralentizan la consecución de resultados. Sus conclusiones nos sonarán familiares y podrían aplicarse a muchas empresas:

  • Reuniones excesivamente largas para discutir asuntos que, frecuentemente, pueden manejarse en menos tiempo o de manera individual (sin tener que reunir a más personas para llevarlas a cabo)

  • Incesantes interrupciones del trabajo: Notificaciones de escritorio, plataformas de mensajería instantánea, redes sociales. Los constantes pitidos del ordenador o del teléfono móvil distraen y entorpecen el trabajo.

  • La búsqueda implacable de la “bandeja de entrada cero”, una insignia de honor en la mayoría de los lugares de trabajo, pero un símbolo de habilidad para poner las metas de otras personas por encima de las propias. El correo electrónico no se utiliza de manera eficiente.

  • Una excesiva búsqueda de consenso innecesaria para decisiones poco importantes.

  • Tareas rudimentarias, administrativas y burocráticas que no conducen a nada, tan solo hacen perder tiempo.

  • Grandes pérdidas de tiempo en detalles menores, incluso después de haber terminado la mayor parte del trabajo importante.

  • Cambiar de trabajo o tarea constantemente, dejando inconclusas y abiertas demasiadas cuestiones.

Son algunas de las conclusiones del experimento de Collective Campus que apuntan a una enorme pérdida de tiempo en tareas poco productivas que alargan la jornada laboral sin obtener resultados. Pecados, menores en muchos casos, pero que se acumulan en infinidad de empresas, dando lugar a horarios laborales interminables para realizar trabajos que podrían estar listos en menos tiempo.

El éxito de este “experimento Collective Campus” ha llevado a la empresa a poder reducir su jornada hasta dejarla en 6 horas diarias, aplicando algunas normas basadas en estudios anteriores. La primera de las normas es la reducción de las distracciones innecesarias: para reducir las horas de trabajo, primero se deben reducir los factores que impiden la productividad. Un artículo en 2016 afirmaba que el empleado promedio verifica el correo electrónico 74 veces al día, mientras que las personas tocan sus teléfonos inteligentes 2617 veces al día. Los empleados se encuentran en un estado constante de distracción e hipersensibilidad a las alertas y notificaciones procedentes de sus móviles.

Las conclusiones del experimento de la empresa australiana, publicados en Harvard Bussiness Review, afirman que la jornada laboral más corta obligó al equipo a priorizar efectivamente, limitar las interrupciones y operar a un nivel mucho más productivo durante las primeras horas del día. “El equipo mantuvo, y en algunos casos aumentó, su cantidad y calidad de trabajo, con trabajadores en un mejor estado mental y que tenían más tiempo para descansar, disfrutar de familiares y amigos”.

Por supuesto, no todas las empresas podrán seguir el ejemplo de Collective Campus, pero si hay algo que va quedando cada vez más claro es que lo principal no es el tiempo que trabajas sino la eficacia que puedes obtener de cada hora.

Referencias científicas y más información:

Glaveski, Steve. «The Case for the 6-Hour Workday» Harvard Business Review