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El escándalo por el costo de las EpiPen mezcla política, monopolios y cuestiones de vida o muerte en EEUU

Las llamadas plumas EpiPen, dispositivos para inyectar epinefrina (adrenalina) para atender casos graves de alergias y anafilaxia, son una necesidad acuciante para muchas personas. Tenerlas a mano es una cuestión de vida o muerte para una persona afectada de graves reacciones alérgicas y anafilácticas.

Pero en Estados Unidos ese producto médico es cada vez más caro y, por ende, se está quedando fuera del alcance de miles y miles de personas que lo necesitan, literalmente, para sobrevivir en una situación de emergencia.

De acuerdo a CNN Money, un paquete de dos inyectores EpiPen (fabricados por la empresa Mylan) costaba en 2009 unos 100 dólares, cifra que en la actualidad ha subido hasta los 600. Nadie quiere ciertamente encontrarse en el terrible dilema de tener que usar ese dispositivo, pero para quienes son severamente alérgicos estos precios implican una ruda disyuntiva: protegerse aunque sea a un costo exorbitante o arriesgarse, por falta de medios, a la posibilidad de sufrir una reacción potencialmente mortal sin contar a la mano con el medicamento salvador.

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Un paquete de dos Epipen, plumas de inyección de epinefrina, tiene en EEUU un costo base de 600 dólares. Ese precio era 100 dólares en 2009. (AP)

Miles de niños alérgicos en Estados Unidos, por ejemplo, incluyen una EpiPen entre los insumos obligados que deben tener para la vuelta a clases. Unos 15 millones de estadounidenses padecen severas alergias a alimentos y requieren tener a la mano inyecciones de epinefrina para enfrentar una crisis, de acuerdo a Fortune.

El mercado farmacéutico estadounidense es ciertamente singular y sus precios suelen ser estratosféricos para muchos productos dado que, a diferencia de otros países, la venta al público no necesariamente cubre la totalidad del valor (o del precio que el fabricante define) de un medicamento.

Parte del monto es cubierto por el seguro médico de la persona, en una proporción que varía en función de los beneficios de cada póliza. Eso propicia que los precios base de un medicamento con frecuencia suban desproporcionadamente y que, en cierto sentido, los costos no estén sujetos a la oferta y la demanda de modo directo sino distorsionados, generalmente a la alza.

Pero en el caso de las EpiPen ha sucedido un fenómeno singular en Estados Unidos que tiene un componente económico pero también otro estructural y político. El encarecimiento de esos dispositivos no estaría motivado por falta de abastecimiento o una demanda exagerada sino, como señaló la propia CEO de Mylan, Heather Bresch, por culpa “del sistema” que necesita ser “arreglado”.

A lo que se refiere Bresch es que, luego de la reforma de salud conocida como Obamacare, se ha dado una tendencia entre los empleadores (que pagan un porcentaje importante del costo del seguro médico de sus empleados) a ofrecer pólizas con altos deducibles, que tienen primas mensuales más bajas pero obligan a hacer mayores desembolsos en caso de que deba recurrirse a los servicios del seguro.

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Hillary Clinton criticó el alto precio de las EpiPen en EEUU y eso suscitó una caída de las acciones de Mylan, fabricante de esos dispositivos. (AP)

Así, una persona que hoy tiene un seguro médico con un deducible mayor que el que tenía antes pagará hoy más por una EpiPen que lo que pagaba con su póliza anterior, pues el deducible a cubrir resulta mayor.

Pero transferir la responsabilidad a Obamacare es una suerte de salida falsa, pues en gran medida el alza de $100 a $600 del costo ‘base’ de la EpiPen habría tenido que ver justo con que, al ser Mylan prácticamente el único proveedor de ese tipo de instrumentos, ha tenido manga ancha para imponer precios.

Fortune comenta que esa condición monopólica le ha dado a Mylan la capacidad de elevar continuamente sus precios, con el añadido de que las EpiPen expiran al año, y por ende deben ser sustituidas por una nueva incluso si nunca fueron usadas.

El clamor por los altos precios de las EpiPen llegó a tal grado que desató un torbellino político. Bresch es hija del senador demócrata de Virginia del Oeste Joe Manchin, y justo cuando en el contexto de la controversia por el costo de ese medicamento Hillary Clinton, candidata presidencial demócrata, criticó los precios exorbitantes de las EpiPen, las acciones de Mylan sufrieron una fuerte bajada, de acuerdo a Bloomberg.

Y si a eso se añaden las críticas de otro senador demócrata, Mark Warner, de Virginia, que es padre de un menor que requiere contar con una Epipen y lamentó la falta de una explicación clara de Mylan al alza del precio de esos productos, el golpe recibido por la farmacéutica desde el ámbito político y legislativo fue rudo.

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En farmacias en línea de México se vende un paquete de EpiPen por menos de que lo que Mylan cobra en EEUU con 50% de descuento incluido.

Ante ello, Mylan ha decidido ofrecer cupones de descuento que cubren hasta 300 dólares de los 600 que cuesta un paquete de dos EpiPen, pero no ha mostrado disponibilidad a bajar el precio base en sí. Esto resulta por lo menos curios si se considera, por ejemplo, que en sitios web de México y Canadá se vende ese mismo paquete de dos Epipen por entre 225 y 275 dólares, menos que el precio ya con descuento que Mylan cobra en Estados Unidos por el producto.

Sea como sea, la solución a este desequilibro, como se comenta en The Conversation, requiere eliminar la posición monopólica de Mylan y propiciar que más compañías fabriquen y comercialicen dispositivos de inyección de epinefrina. Pero eso es algo que tardará, si cabe, en suceder, así todos los candidatos presidenciales se quejen por el costo actual del producto.

El problema es que, cuando estalla una crisis anafiláctica, un paciente no tiene tiempo de pensar en los procesos de Washington o en las leyes de la oferta y la demanda. Necesita la epinefrina ya y, en ese sentido, la situación actual en Estados Unidos resulta poco auspiciosa.

Sigue a Jesús Del Toro en Twitter: @JesusDelToro