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El error de AMLO al no reconocer a Juan Guaidó en Venezuela

Presidencia de México
Presidencia de México

El pasado 23 de enero el presidente del Parlamento de Venezuela, Juan Guaidó, se autoproclamó presidente encargado del gobierno, desconoció al gobierno de Nicolás Maduro, al que considera usurpador e ilegitimo y llamó al pueblo a luchar en su contra.

La posición de Juan Guaidó fue respaldada de inmediato por el Gobierno de Donald Trump. Previamente, el 10 de enero, el gobierno de Nicolás Maduro había sido desconocido por los países integrantes del Grupo de Lima que acordaron no reconocer su “legitimidad” y firmaron una declaración, con excepción de México.

La posición de México, desde la reunión del Grupo de Lima, llamó la atención de algunos países que lo integran. Esta política fue justificada de inmediato por el presidente Andrés Manuel López Obrador y el canciller Marcelo Ebrard, quienes invocaron los principios constitucionales de no intervención, autodeterminación de los pueblos, solución pacífica de las controversias y respeto a los derechos
humanos, pero ofrecieron sus “buenos oficios” como intermediarios para que las partes en conflicto resuelvan sus diferencias.

La oferta de intermediación de López Obrador fue aceptada de inmediato por Nicolás Maduro, pero rechazada por Juan Guaidó, quien ante la propuesta del presidente de México respondió: “La represión, cuando no les da resultado, se convierte en falso diálogo. Debe tener muy claro el mundo y este régimen qué para el falso diálogo, aquí nadie se presta”. (El Financiero, 28 de enero de 2019)

El presidente interino Guaidó en una entrevista que publica el diario El Universal, hizo “un llamado a todo México, que se solidarice con el pueblo venezolano, y espero que se pueda sumar a las voces que piden un cambio de democracia y libertad en Venezuela”.

Comentó que México “tiene un rol importante en este proceso”; y que “negar la crisis no es opción”; para los mexicanos. Afirmó que “no puede haber dialogo con alguien con quien ya lo hubo en varias ocasiones y no se llegó a nada. Maduro es un usurpador”. (El Universal, 28 de enero de 2019)

Por su parte el presidente López Obrador, en su conferencia de prensa a temprana hora, reiteró su posición en el sentido de que su gobierno mantendrá una política de no intervención en los asuntos internos de otras naciones. “Somos muy prudentes de no intervenir en asuntos de otros pueblos para que también de esa manera podamos fortalecer nuestra soberanía, que no haya ningún gobierno extranjero, ninguna hegemonía que quiera entrometerse en asuntos internos de México”. (Expansión, 28 de enero de 2019)

La posición del gobierno de López Obrador contrasta con la asumida por países de la Unión Europea, en particular Alemania, España, Francia y el Reino Unido que dieron un ultimátum a Maduro de ocho días para que anuncie nuevas elecciones o de otra forma reconocerán al diputado Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela.

Llama la atención la posición del Gobierno de López Obrador de poner en práctica la política de no intervención de la que México de había venido alejando desde hace algunas décadas. Para los países latinoamericanos la posición de México en sus controversias internas o entre naciones ha sido recibida con beneplácito en el pasado reciente, lo ilustra la posición de México en los conflictos de hace algunos años en Nicaragua, El Salvador, Honduras, Chile, Cuba y Argentina, conflictos en los que ofreció asilo a los que huían de la violencia y, se dice, que también apoyó con recursos financieros y armamento a grupos insurgentes que se rebelaron contra las dictaduras.

Aunque la guerra fría es un tema del pasado, no lo es que el mundo actual es el de la comunicación instantánea, que eso no solo implica beneficiarse de la globalización y el comercio internacional, sino también solidarizarse con las causas injustas y los abusos de poder que surgen en países donde grupos radicales se apoderan de las naciones y expulsan a los opositores para mantenerse en el dominio del país por tiempo indefinido, utilizando para ello los mecanismo de la democracia para construir su dictadura.

Analistas internacionales consideran que la posición del gobierno de México ante el conflicto que vive Venezuela es un error, que solo se explica a partir de las enseñanzas de la historia y la experiencia del siglo XIX de haber sido invadidos por potencias extranjeras y despojados de más de la mitad del territorio nacional por los Estados Unidos.

Los que esperan que México intervenga en los conflictos de otros países son sobre todo las naciones hermanas del continente, que ven en la experiencia mexicana y sus gobernantes la palanca que los puede ayudar a reconstruir sus instituciones, empezando por la democracia.

Que López Obrador determine mantenerse al margen en el caso de Venezuela para que otros no intervengan en sus asuntos puede ser un error cuando los países ya están interconectados de múltiples maneras. Es también una manera de aislarse.