El duro golpe que recibe Colombia por la crisis de Venezuela

Los presidentes Juan Manuel Santos y Nicolás Maduro, durante una conferencia en un encuentro bilateral. (ARCHIVO La Nación)
Los presidentes Juan Manuel Santos y Nicolás Maduro, durante una conferencia en un encuentro bilateral. (ARCHIVO La Nación)

Por PABLO PARDO – Washington

La crisis política y económica en Venezuela no afecta solo a ese país. Más bien, está empezando a convertirse en un problema para toda América Latina. Y el país más afectado, por ahora, es el mayor vecino de Venezuela: Colombia.

Ésa es la visión del ministro de Hacienda colombiano, Mauricio Cárdenas, quien viajó hace unas semanas a Washington para hablar con las autoridades del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) por una razón puntual, Venezuela. La situación en ese país preocupa a Bogotá por varios motivos. El más obvio es lo que Cárdenas, en una entrevista a Yahoo News, califica de “consecuencia natural” de la crisis: “El marchitamiento del comercio entre Colombia y Venezuela. Hasta hace 9 o 10 años el comercio bilateral entre ambos países era cercano a los 6.000 millones de dólares. Hoy ese comercio es prácticamente cero, y no estoy exagerando. El comercio que existe no supera los 500 millones, en algunos productos petroquímicos, etcétera”.

Se trata, así pues, de un desplome de los intercambios de aproximadamente el 91% aunque, en palabras de Cárdenas, “la economía colombiana ya ha asumido ese efecto”. Pero ahora hay lo que el titular de Hacienda del Gobierno de José Manuel Santos considera “otro problema: la migración”.

Cárdenas considera que en Colombia “tenemos a unos 300.000 venezolanos, que han cruzado la frontera buscando la solución a sus problemas de supervivencia, básicamente”. En muchos casos se trata de “familias que tienen muchos vínculos con Colombia porque la frontera es muy activa, tienen familia en Colombia, o descienden de emigrantes colombianos, o tienen doble nacionalidad”, que se concentran en “diferentes regiones del país, especialmente en la costa Caribe”.

La presencia de esos inmigrantes supone una carga fiscal adicional para el Gobierno colombiano, justo en un momento en el que la economía de ese país se ha visto castigada por los bajos precios del petróleo. Según explica Cárdenas, el Ejecutivo de Santos “les ha asegurado [a los inmigrantes venezolanos] un servicio básico de salud, y de educación, que hace que los niños y niñas que llegan en edad escolar sean aceptados en los colegios públicos”.

Un intenso flujo migratorio de venezolanos, hacia y desde Venezuela, se registra a diario en la frontera de ese país con Colombia, que es provocado por la aguda crisis institucional, política y socioeconómica de Venezuela. Foto: Agencia EL UNIVERSAL/ José Meléndez
Un intenso flujo migratorio de venezolanos, hacia y desde Venezuela, se registra a diario en la frontera de ese país con Colombia, que es provocado por la aguda crisis institucional, política y socioeconómica de Venezuela. Foto: Agencia EL UNIVERSAL/ José Meléndez

El ministro, que insiste en que no tiene intención de seguir en la política una vez que la presidencia de Santos concluya en 2018, ha visitado Washington por el creciente temor a que Venezuela entre e una crisis de solvencia. En la actualidad, ese país está teniendo problemas extremos de liquidez, como revela el hecho de que esté pagando con retraso a instituciones multilaterales, como el BID.

“La situación está llegando a un punto en el que se especula mucho con la capacidad que tiene Venezuela de mantener el pago de sus obligaciones”, declara el ministro que, además atribuye los problemas de ese país a su Gobierno.

“Es una realidad que surge de un pésimo manejo de la economía. Uno puede tener diferentes visiones ideológicas, una visión más de izquierda, de centro-izquierda, de centro-derecha, o de derecha, pero cualquiera de esas posturas ideológicas no es inconsistente con el manejo básico de una economía sobre la base de unos principios que se requieren en cualquier sociedad”, remacha.

Cárdenas concluye con una serie de ejemplos acerca de cómo deben ser esos principios: “Que las finanzas públicas se manejen con cierto orden, que haya una política monetaria independiente, que la tasa de cambio refleje las realidades… Y nada de eso ha ocurrido en Venezuela”. Las perspectivas, así pues, son todo menos esperanzadoras, y el impacto de la crisis de Venezuela está empezando a hacerse sentir en toda la región.