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El grosero desplante de una legisladora contra la hija transgénero de otra congresista

La congresista republicana Marjorie Taylor Greene, notoria por ser simpatizante y difusora de las teorías conspirativas conocidas como QAnon, ha causado escándalos y suscitado repudio en muchos luego de que, por ejemplo, dio en el pasado retuit a mensajes que sugerían matar a otros congresistas, dijo que trágicas masacres sufridas en escuelas fueron montajes y afirmó falsamente que quienes asaltaron el Capitolio el 6 de enero pasado no eran seguidores trumpistas.

Greene, representante por Georgia, fue removida de los comités a los que fue designada, pero ella se mantiene activa y desafiante. Un nuevo ataque reciente que ha causado consternación fue el que ella lanzó en contra de la hija transgénero de Marie Newman, representante demócrata por Illinois.

Frente a frente, en el edificio de oficinas de la Cámara de Representantes,  el cartel  intolerante en la pared de  la oficina de la representante republicana Marjorie Taylor Greene y la bandera del orgullo trans frente a la oficina de la representante demócrata Marie Newman. (Photo by Al Drago/Getty Images)
Frente a frente, en el edificio de oficinas de la Cámara de Representantes, el cartel intolerante en la pared de la oficina de la representante republicana Marjorie Taylor Greene y la bandera del orgullo trans frente a la oficina de la representante demócrata Marie Newman. (Photo by Al Drago/Getty Images)

La política estadounidense se encuentra fuertemente polarizada y cargada de las llamadas “guerras culturales”. En ello son notorias las tendencias intolerantes que prevalecen en el entorno de la derecha radical, al que pertenece Greene, y que tienen una de sus expresiones punzantes en el rechazo y el desconocimiento de los derechos de las personas LGBTQ. Ello pese a que, por ejemplo, la Corte Suprema ha avalado ya el matrimonio gay y crece en la sociedad estadounidense el reconocimiento y el respeto a la diversidad en preferencia sexual e identidad de género.

Pero hay otras personas, entre ellas Greene, que rechazan ese progreso y se aferran a las nociones binarias de masculino-femenino y se oponen al reconocimiento de derechos, sobre todo a la protección contra la discriminación y a la igualdad ante la ley, que les corresponden a las personas LGBTQ.

En ese contexto, narró The Washington Post, se dio el pasado miércoles un debate en la Cámara de Representantes en torno a una iniciativa de ley que protege de la discriminación a las personas LGBTQ y reconoce que ellos tienen plena igualdad de derechos. Greene trató de bloquear esa propuesta.

El miércoles pasado, tras ese debate, la congresista Newman, que tiene una hija transgénero, colocó afuera de su oficina en el edificio legislativo la bandera rosa y azul que expresa el orgullo trans. En Twitter, Newman también señaló que Greene trató de bloquear la citada ley de igualdad "porque ella cree que prohibir la discriminación contra los estadounidenses trans es ‘desagradable, inmoral y malo’…”.

La oficina de Newman está justo frente a la de Greene, en el mismo corredor, y por ello Newman añadió que "pensé poner nuestra bandera transgénero de modo que ella [Greene] la vea cada vez que abre su puerta".

Pero esa misma tarde, indicó CNN, Greene respondió con su propia acción y tuit. En la pared junto a la puerta de su oficina, en frente de la de Newman, ella colocó un cartel con la leyenda “Hay dos géneros: masculino y femenino… Confía en la ciencia”.

Luego, en un tuit añadió que “nuestra vecina [Newman] quiere aprobar la llamada ley de ‘Igualdad’ que destruye los derechos de las mujeres y las libertades religiosas. Pensamos poner lo nuestro [el citado letrero] para que ella pueda verlo cada vez que abra su puerta”.

Así, la reacción de Greene luce como una suerte de desquite, quizá ante la noción de que su posición, aunque estridente, en realidad es minoritaria. La iniciativa de ley fue aprobada en la Cámara Baja y, presumiblemente, también logrará el del Senado. Además, hay numerosos y extensos estudios científicos que señalan que la identidad de género es más compleja que la relación binaria masculino-femenino, por lo que la alusión a la ciencia de Greene es equívoca.

Y, finalmente, el desplante de Greene resulta grosero. Ciertamente ella y cualquiera pueden debatir y plantear ideas, pero colocar ese letrero frente a la oficina de Newman resulta en un ataque personal, al tener ella una hija trans. Fue como señalar que Newman y su familia están erradas y que no deberían aceptar que su hija es trans.

La alusión a “confiar en la ciencia” tiene además ecos ominosos y ofensivos, que aluden a las falsas nociones de que la homosexualidad o la transexualidad son trastornos o enfermedades que pueden ser “corregidas” con terapias o tratamientos, idea que no solo está ya desacreditada científicamente sino que resulta opresiva y violenta en contra de la comunidad LGBTQ.

Newman, con todo, dijo a CNN que Greene “puede seguir con lo que sea que hace, yo no tengo interés en ello… Si ella quiere gastar su tiempo en correr a FedEx y crear carteles disparatados, que lo haga”.

Otros congresistas señalaron que el cartel de Greene era una inaceptable forma de bullying contra la hija de Newman y el republicano Adam Kinzinger deploró lo hecho por Greene y dijo en Twitter que toda esa “basura debe terminar” para restaurar al Partido Republicano, presumiblemente a la civilidad que se perdió con el auge de teorías conspirativas y la corrosión que Donald Trump y su entorno introdujeron en la política.

En todo caso, la comunidad LGBTQ es un componente importante y dinámico de la sociedad estadounidense, y por ello reconocerle igualdad y protegerle de la discriminación es imperativo para el progreso general, y en realidad para la defensa de los derechos de todos.

De acuerdo a Gallup, actualmente un 5.6% de la población de Estados Unidos se declara identificada con la comunidad LGBTQ, cifra que era 4.5% en 2017. Y entre las generaciones más jóvenes esa cifra es mayor, del 15.9%.

Consagrar la igualdad de derechos y la protección contra la discriminación es crítico en una sociedad democrática, para bien en este caso de la comunidad LGBTQ pero también del resto de la población. Si la desigualdad y la discriminación afecta a un grupo, afecta a todos y pone en riesgo los derechos de los demás.

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