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El coronavirus podría ser el peor enemigo de la reelección de Donald Trump

El peor obstáculo para la reelección de Donald Trump podrían no ser los ecos del reporte sobre la injerencia electoral de Rusia o del proceso de impeachment en el que fue absuelto. Ni tampoco necesariamente el empuje de quien gane la candidatura demócrata a la presidencia apoyado en movimientos masivos de ciudadanos entusiastas o contribuciones de cientos de millones de dólares de un solo bolsillo.

Ese severo enemigo potencial es en realidad minúsculo pero ominoso, y ni siquiera la vitalidad económica presente de Estados Unidos –un activo que históricamente ha sido de peso en beneficio de las reelecciones presidenciales– podría mitigar el golpe que podría propinarle, en un escenario adverso, al futuro político de Trump.

El presidente de EEEU, Donald Trump, muestra un documento sobre la expansión de la epidemia de coronavirus en el mundo. (AP)
El presidente de EEEU, Donald Trump, muestra un documento sobre la expansión de la epidemia de coronavirus en el mundo. (AP)

Se trata del coronavirus o, en realidad, de los rudos efectos que una hipotética epidemia de COVID-19 en Estados Unidos podría tener para la presidencia de Trump.

De acuerdo a Ben Snider, analista del banco de inversión Goldman Sachs, “si la epidemia de coronavirus afecta materialmente el crecimiento económico de Estados Unidos, eso podría incrementar las posibilidades de una victoria demócrata en la elección de 2020”, reportó CNN.

De acuerdo a analistas, los riesgos de recesión económica, que se disiparon en meses recientes luego de que hubo inquietud al respecto en 2019, podrían elevarse. Cifras de la calificadora Moody’s Analytics colocan ahora la posibilidad de una recesión de la economía estadounidense en 40%, el doble del riesgo previo situado en 20%.

Las bolsas de valores ya han caído de modo importante en estos días, a causa del miedo a efectos presentes y sobre todo potenciales de pérdidas económicas suscitadas por la epidemia de coronavirus, y los más preocupados entre los inversionistas y especuladores, comenta CNN, temen un singular escenario de una derrota de Trump y una victoria de Bernie Sanders, quien ha planteado elevar impuestos y regulaciones a Wall Street.

Una ilustración del coronavirus responsable de la presente epidemia de la enfermedad COVID-19. (Getty Creative)
Una ilustración del coronavirus responsable de la presente epidemia de la enfermedad COVID-19. (Getty Creative)

Con todo, es equívoco juntar una cosa con la otra, pues aunque hay quien afirma que Trump vencería a Sanders (el discurso de otros de los aspirantes demócratas y del presidente) si ambos compitieran en la elección de noviembre, lo cierto es que desde hace meses y actualmente la enorme mayoría de las encuestas que los ponen uno contra otro señalan que sería en realidad Sanders quien ganaría la presidencia. Y en ello nada ha tenido que ver el factor coronavirus.

En ese sentido, voces críticas podrían señalar que el aludir en abstracto a posibles, pero no seguras ni inevitables, catástrofes del coronavirus en el contexto de previsiones electorales tiene filos ominosos y revelaría el afán de golpear a un cierto candidato. Eso sería, por ejemplo, el usar de modo distorsionado la noción de que Sanders se beneficiaría de una epidemia de coronavirus en Estados Unidos cuando, en realidad, lo que se alude (como hace Goldman Sachs) es que una merma económica en los meses cercanos al día de la elección afectaría, y ha afectado históricamente, las posibilidades de reelección del presidente en turno, sea quien sea el rival.

En todo caso, aún es pronto para identificar quién ganará la nominación presidencial demócrata y quién, en su caso, tiene más o menos posibilidades en la elección general de noviembre.

Lo cierto es que tanto una recesión como una epidemia de coronavirus son, al margen de las preferencias políticas o ideológicas, escenarios indeseables y que causarían hondo desasosiego social. Es por ello de esperar que tales panoramas no sucedan y que tanto el inmenso reto a la salud pública de una posible epidemia de coronavirus en Estados Unidos como sus impactos económicos sean en su caso manejados de modo apropiado y se logre mitigar sus efectos dañinos. Y que la decisión electoral pueda darse en un entorno ajeno a tales presiones adicionales con base en la libre elección de los ciudadanos.

Por otro lado, hay otra vertiente de análisis que señala que una epidemia de coronavirus de efectos severos en Estados Unidos podría acabar con las aspiraciones de reelección de Trump por otras razones, en este caso directamente vinculadas al desempeño del presidente.

Calles desiertas en un área comercial en la provincia de Hunan, China, a causa de la epidemia de coronavirus. La suspensión de actividades implica daños económicos considerables a las comunidades afectadas. (Reuters)
Calles desiertas en un área comercial en la provincia de Hunan, China, a causa de la epidemia de coronavirus. La suspensión de actividades implica daños económicos considerables a las comunidades afectadas. (Reuters)

Como se comenta en The New Republic, la magnitud de una posible epidemia de coronavirus en Estados Unidos tiene, entre sus posibles catalizadores, la calidad, amplitud, sensibilidad y oportunidad de la respuesta del gobierno federal ante ella.

Pero, de acuerdo analistas, políticas y decisiones del gobierno de Trump en años recientes en materia de salud y el desdén mostrado por su administración ante el dato científico han amplificado las vulnerabilidades del país, que actualmente tiene más personas sin cobertura médica mientras, en lo específico del coronavirus, el gobierno federal se ha mostrado renuente a asegurar que una eventual vacuna será asequible para todos y no solo beneficio de quien pueda pagarla y motor de lucro hostil para las farmacéuticas.

Incluso comentaristas conservadores se han mostrado preocupados sobre la capacidad del gobierno de Trump, que designó al vicepresidente Mike Pence para liderar los esfuerzos contra el coronavirus, para prevenir o contener una epidemia y se cita, como se comenta en The Daily Beast, que Pence tuvo un pobre historial al abordar un brote de VIH en Indiana cuando él era gobernador de ese estado.

Hasta legisladores republicanos han expresado su inquietud de que el gobierno no esté destinando los recursos suficientes y adecuados al respecto, indicó Rolling Stone.

El talante y las actitudes de Trump, por añadidura, no son del todo auspiciosas y hay quien comenta que si Trump rechazara establecer medidas de gran calado contra una epidemia para no mermar la economía y con ello no afectar sus opciones de reelección, eso podría resultar rudamente contraproducente pues podría agravar la magnitud de la epidemia y al final afectar igual la economía.

Y si se diera un caso de patente negligencia en el manejo de una emergencia, como se dio en 2005 tras el desastre del huracán Katrina, ciertamente la administración de Trump podría acabar destruyendo por sí misma sus posibilidades de continuidad.

Pero eso no sería inherente a un gobierno ni a quienes compiten en ciertos comicios: si el gobernante en turno no está a la estatura de una crisis mayúscula, como sería una epidemia mayor de coronavirus, resulta lógico y hasta deseable que los ciudadanos lo reemplacen con su voto en las urnas. Si, en cambio, su desempeño en esa crisis es adecuado y destacado, la recompensa del voto resulta pertinente.

Miles de personas desesperadas esperaban ayuda en Nueva Orleans tras el impacto del huracán Katrina en 2005. La lenta e incluso negligente reacción del gobierno federal a esa emergencia causó hondo desasosiego en la población afectada y fue muy censurada por la opinión pública. (AP)
Miles de personas desesperadas esperaban ayuda en Nueva Orleans tras el impacto del huracán Katrina en 2005. La lenta e incluso negligente reacción del gobierno federal a esa emergencia causó hondo desasosiego en la población afectada y fue muy censurada por la opinión pública. (AP)

Con todo, hay quien puede también decir que aludir a priori a una posible o inevitable incompetencia de Trump ante una crisis mayúscula de salud como sería una epidemia de coronavirus en Estados Unidos es también utilizar esa noción como propaganda política contra el presidente.

El bienestar de la población es primordial y por ello es de esperar que se dé una respuesta adecuada en caso de una crisis por coronavirus y que, de suceder, ni una recesión ni una epidemia provoquen daños fuertes a la sociedad. Y que sean quienes sean los candidatos presidenciales sea el voto libre quien defina al ganador en los próximos comicios.