El célebre campeón ciclista que salvó la vida a 800 judíos italianos durante la IIGM

Meses atrás os explicaba en el Cuaderno de Historias el curioso relato sobre cómo el genial actor y director de cine italiano Vittorio de Sica consiguió salvar la vida a 300 compatriotas judíos durante la Segunda Guerra Mundial utilizándolos como extras en una película titulada ‘La puerta del cielo’.

Y es que infinidad de casos han sido los que se dieron durante los años en los que duraron el Tercer Reich o el fascismo en la Italia de Benito Mussolini en los que se las ingeniaban de cualquier manera con el fin de poner a salvo a todas las personas perseguidas por la intolerancia y crueldad de esos regímenes.

Gino Bartali fue un célebre campeón ciclista que salvó la vida a 800 judíos italianos durante la IIGM (imagen vía Wikimedia commons)
Gino Bartali fue un célebre campeón ciclista que salvó la vida a 800 judíos italianos durante la IIGM (imagen vía Wikimedia commons)

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En esta ocasión os traigo la historia de Gino Bartali, un ciclista italiano, nacido en la región de la Toscana, en un pequeño pueblo junto a Florencia en 1914, que entre 1935 y 1950 se convirtió en una auténtica leyenda de ese deporte (ganó 3 Giro de Italia -1936, 1937 y 1947- y 2 Tour de Francia -1938 y 1948), teniendo en cuenta que durante los años que duró la IIGM no se disputaron dichos campeonatos (entre 1940-1946 el Tour y 1941-1945 el Giro).

Destacó por ser un deportista con un gran fondo y capacidad física, de los llamados ‘ciclistas clásicos’, cuya técnica quizá no era demasiado depurada pero sus resultados eran espectaculares (consiguió 91 victorias a lo largo de su fructífera carrera).

Durante sus primeros años de carrera y triunfos deportivos, coincidiendo con el régimen de Mussolini, Gino Bartali se convirtió en uno de los símbolos fascistas italianos. El hecho de ser todo un campeón hizo que el Duce y sus secuaces lo utilizaran como imagen de la Italia próspera y triunfadora.

Aunque políticamente él no tenía vinculación alguna con la ideología fascista sabía que no era conveniente decirlo en público y hacer enfadar a quienes gobernaban el país, por lo que durante mucho tiempo se tuvo la errónea idea de que el ciclista era uno de los símbolos del régimen, descubriéndose tras su fallecimiento en mayo del 2000, a los 85 años de edad, que durante la IIGM llevó una doble vida, ayudando a escapar a 800 judíos italianos de ser deportados a campos de concentración nazis.

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Ocurrió durante los años en los que, por motivos de la guerra, las competiciones ciclistas habían sido canceladas. Gino Bartali, que hasta la fecha se había coronado con dos Giro y un Tour, debía seguir entrenado todos los días si quería estar en lo más alto y en plena forma cuando acabase el conflicto bélico.

Diariamente corría cientos de kilómetros montado en su bicicleta yendo de un lado para otro. Su rutina de entrenamiento, durante 1943 y 1944, llamaba la atención de todo aquel con el que se cruzaba, quienes lo saludaban entusiasmados (incluidos los soldados y miembros del ejército).

No levantó ni una sola sospecha sobre lo que realmente estaba realizando: llevaba escondidos en el interior de su bicicleta o bajo el sillín documentación referente a judíos italianos que estaban en peligro y que gracias a la acción del ciclista conseguían ponerse al salvo.

Esta doble vida la llevó a través de un encargo que le había realizado su amigo Elia Dalla Costa, Cardenal de Florencia, debido a que Gino Bartali era un devoto católico y quiso colaborar con la Iglesia para salvar a pobres inocentes de la barbarie del genocidio nazi a través de la organizaciçon clandestina llamada DELASEM (acrónimo de ‘Delegazione per l’Assistenza degli Emigranti Ebrei’ -Delegación para la Asistencia de Migrantes Judíos-).

En cierta ocasión levantó las sospechas de un comisario de la policía secreta florentina, quien mandó llamar al ciclista para interrogarlo sobre sus continuas idas y venidas. Gino se prestó a declarar (evidentemente mintiendo y sin decir cuál era el propósito de su viajes en bicicleta por todo el país).

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Esos sí, durante el interrogatorio pidió un favor a la policía: que no tocasen ni desmontasen su bicicleta, ya que está estaba perfectamente preparada para rendir al máximo y si se tocaba podría descalibrarse. Pero en realidad lo que hizo fue conseguir que no mirasen en el interior del manillar donde se encontraban escondidos algunos comprometedores documentos que le hubiesen costado la vida a él y a unos cuantos compatriotas judíos.

A pesar de que tras finalizar la IIGM siguió compitiendo y ganó un Giro (en 1946, y quedó 2º en varios años consecutivos) y un Tour (1948), siempre quedó en el aire la duda de si había colaborado con el régimen fascista y no fue tras fallecer en el 2000 cuando sus hijos dieron a conocer la verdadera y secreta historia sobre cómo el gran Gino Bartali se jugó la vida para salvar a 800 judíos italianos de ser enviados a campos de concentración.

Fuentes de consulta e imagen: BBC / Movistar+ / elpais / ciclomuseo-bartali / Wikimedia commons

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