Anuncios
Elecciones México 2024:

Cobertura Especial | LO ÚLTIMO

El café podría acabar siendo el mejor amigo del diabético

Café y taza. (Imagen gratuita vista en Pixnio).
Café y taza. (Imagen gratuita vista en Pixnio).

Diabéticos del mundo. ¡Hay esperanza! Los días de las inyecciones de insulina podrían estar contados. Al menos si hacemos caso a un equipo de investigadores de Suiza, que creen que el futuro del tratamiento de la diabetes no pasará por la clásica inyección en el brazo después de cada comida, sino por un implante (que contendrá cientos de miles de células de diseño que producen medicamentos) que entrará en funcionamiento cuando detecte cafeína en el torrente sanguíneo.

Si la idea llega a buen término, este equipo de científicos sin duda logrará transformar la vida de los diabéticos que necesitan pincharse regularmente.

Recientes pruebas efectuadas con ratones diabéticos demostraron que dicho implante, insertado debajo de la piel, podía entrar en acción al detectar la cafeína presente en el café, en el té o en bebidas energéticas, de modo que produjese un medicamento capaz de controlar los niveles de azúcar en la sangre de los animales. Cuando querían aumentar la dosis, los científicos simplemente les administraban café más fuerte.

En palabras de Martin Fussenegger, director del equipo del Instituto Federal Suizo de Tecnología en Zurich responsable de este trabajo: “podríamos integrar esto completamente en el estilo de vida del paciente. Te tomarías un té o un café por la mañana, otro después de la comida y otro a la hora de la cena, dependiendo de la cantidad de fármaco que necesitases para bajar tu nivel de glucosa”.

La ciencia debe seguir sus pasos, de modo que el implante no estará listo para humanos a corto plazo. Fussenegger cree que podría pasar una década antes de que se realicen los test y ensayos necesarios para demostrar que la estrategia es segura y efectiva. Pero si funciona, podría reemplazar a las inyecciones que requieren muchos diabéticos de forma regular. “Podrías recuperar tu vida normal. El implante podría durar de seis meses a un año antes de que fuese necesario reemplazarlo“, añadió Fussenegger.

En su trabajo publicado en la revista Nature Communications, los investigadores suizos describen cómo modificaron las células humanas para que produjeran un medicamento para la diabetes llamado GLP-1. Este fármaco estimula a las llamadas células beta en el páncreas para que produzcan insulina, la cual a su vez controla los niveles de azúcar en la sangre.

Las células de diseño contienen un “circuito de genes” que les permite detectar las moléculas de cafeína a medida que pasan por el torrente sanguíneo. Cuando las células detectan cafeína, reaccionan mediante la fabricación de GLP-1. El implante está compuesto por miles de cápsulas, que recuerdan a un gel, cada una de las cuales contiene cientos de células de diseño. “Cuando inyectas estas cápsulas debajo de la piel, se unen entre sí como el caviar”, afirma Fussenegger. Las cápsulas de gel protegen a las células de diseño del ataque del sistema inmune, pero permiten la entrada de cafeína y la salida de GLP-1.

Para comprobar la efectividad de las células, los científicos las expusieron a bebidas con distintos niveles de cafeína, desde batidos de chocolate y té de hierbas, hasta refrescos de cola, té negro, Red Bull, café Starbucks y múltiples cápsulas de café instantáneo. Los batidos de chocolate y el té de hierbas no tuvieron ningún efecto sobre las células, pero el resto de bebidas las incitó a producir GLP-1 en cantidades variables dependiendo de su contenido de cafeína.

Más de 400 millones de personas en todo el mundo se ven afectadas por la diabetes tipo 2 y el control de sus niveles de azúcar en sangre tiene una importancia crucial en la gestión de la enfermedad. Un tratamiento que implique la ingesta de cafeína seguramente no funcionará para todos, pero Fussenegger es optimista. Tal y como él mismo sostiene: “podría suponer una gran mejora en la vida cotidiana de mucha gente. No conozco a demasiadas personas que no beban ni té ni café”.

Me enteré leyendo The Guardian.