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Un ejecutivo de Nike busca el perdón de una familia por un asesinato que cometió en 1965

En una foto familiar de 1965 exhibida en Filadelfia, Edward White posa con su hijo, Hasan, y la madre de Hasan, Josaphine Hobbs. (Kriston Jae Bethel / The New York Times).
En una foto familiar de 1965 exhibida en Filadelfia, Edward White posa con su hijo, Hasan, y la madre de Hasan, Josaphine Hobbs. (Kriston Jae Bethel / The New York Times).

Barbara Mack vive a una cuadra de la esquina donde un disparo acabó con la vida de su hermano adolescente cuando regresaba a casa después del trabajo, el 30 de septiembre de 1965. Hasan Adams tenía solo ocho meses cuando la bala se llevó a su padre. Azizah Arline estaba a meses de nacer y nunca conoció a su papá. Más de medio siglo después, por fin recibieron una disculpa del hombre que cometió el asesinato y hablaron con él sobre la posibilidad de una indemnización.

En dos encuentros recientes, la familia de Edward David White, quien, desarmado y sin antecedentes penales, fue baleado a los 18 años y abandonado a morir en la calle, se reunió en persona por primera vez con su asesino, quien también era un adolescente en ese momento y ahora es un directivo en Nike.

Ese directivo es Larry Miller, quien se declaró culpable de asesinato en segundo grado como miembro de una pandilla cuando tenía 16 años y dijo que estaba borracho y decidido a matar a la primera persona que viera esa noche. Cumplió cuatro años y medio de prisión por ese delito y cinco años más por una serie de robos a mano armada antes de rehabilitar su vida y construir una carrera próspera y de alto perfil como ejecutivo deportivo y de mercadotecnia.

Miller, ahora de 72 años, quien es presidente de la marca Michael Jordan en Nike y expresidente de los Trail Blazers de Portland, mantuvo oculto su pasado criminal durante décadas, hasta que escribió un libro con su hija, publicado el martes, llamado “Jump: My Secret Journey From the Streets to the Boardroom” (Un salto: mi viaje secreto de las calles a la sala de reuniones).

El libro pretende mostrar cómo es posible la redención si los funcionarios penitenciarios están comprometidos con algo más que almacenar reclusos. Pero, aunque escribir el libro le permitió a Miller sanar, también reabrió heridas para la familia White.

Miller no nombró a White en el libro, ni informó a la familia que el libro se estaba escribiendo o que se publicaría. En octubre, por casualidad, un familiar leyó un artículo sobre el asesinato y el libro en la revista Sports Illustrated, artículo en el que se mencionaba el nombre de White. Sus familiares expresaron un sentimiento de desconcierto a The New York Times, que contó la historia de White en noviembre.

El 17 de diciembre, Miller se reunió con la hermana, el hijo y la hija de White en una oficina de abogados en el distrito de Center City en Filadelfia. La reunión, propiciada por el artículo del Times, fue descrita como emotiva por los participantes. Mack, de 84 años, contó que le dijo a Miller que lo perdonaba por el asesinato, que “si no lo hacía, Dios no me perdonaría a mí”.

Barbara Mack, el 5 de noviembre de 2021, en la intersección de Filadelfia donde fue asesinado su hermano, Edward White. (Kriston Jae Bethel / The New York Times).
Barbara Mack, el 5 de noviembre de 2021, en la intersección de Filadelfia donde fue asesinado su hermano, Edward White. (Kriston Jae Bethel / The New York Times).

Ella dijo que le leyó a Miller una carta sobre su hermano menor, diciéndole que White tenía una hermana gemela, un hijo pequeño y un bebé en camino. Relató que su hermano trabajaba en un restaurante y asistía a las capacitaciones vocacionales gratuitas del programa Job Corps. Describió que él tenía lo que ella llamaba “estilo”, algo que demostraba con un sombrero de fieltro y un amor por The Temptations.

Contó que Miller no dejaba de disculparse y que, por momentos, las lágrimas brotaban de sus ojos.

Al final de la reunión, según dijo Mack en una entrevista el domingo, Miller le preguntó si podía abrazarla y ella respondió que sí. Pero relató que ella también le dijo: “Si tuviera 30 años menos, habría saltado por encima de la mesa para golpearte”.

Ella no asistió al segundo encuentro.

Ya no tengo que verlo más”, dijo sobre Miller.

El lunes durante una entrevista, Miller se negó a describir la reunión en detalle y dijo que primero quería dejar que la familia compartiera su punto de vista. Pero mencionó que fue emotiva y que esperaba que la familia de White haya percibido su “arrepentimiento y pena por lo sucedido”.

En cuanto a lo dicho por Mack, sobre atacarlo si ella fuese más joven, Miller dijo: “Fue un comentario apropiado desde mi perspectiva”.

Un segundo encuentro que se concretó la semana pasada incluyó conversaciones preliminares sobre el establecimiento de una fundación de becas a nombre de White por parte de Miller, financiada a perpetuidad, que ayude a sus descendientes y quizás a otros a asistir a la universidad o escuela de oficios, según la familia y su abogado, Ronald Marrero.

En la reunión de diciembre, Adams, de 56 años, el hijo de White, también le dijo a Miller que lo perdonaba, según relataron miembros de la familia. Adams habló de que el número 21 es importante en la vida de la familia, como la fecha de varios cumpleaños, incluido el suyo y el de su padre, y el número que se usa en las camisetas deportivas in memoriam. Habló sobre la conmoción y el dolor de enterarse hasta hace poco de los detalles del asesinato de su padre y de tener que llorar por primera vez una muerte que ocurrió cuando era un niño pequeño. Describió cómo fue ir por la vida escuchando que parecía el fantasma de su padre.

Arline, de 55 años, también le leyó una carta a Miller, que repitió en una entrevista. “No fue justo”, le dijo, que nunca llegó a conocer a su padre, “verlo sonreír o escuchar su voz”, que “me entregara en mi boda” o verlo recibir a sus nietos. Su madre planeaba casarse con White, narró Arline, pero en cambio se quedó con dos hijos pequeños, luchando para salir adelante. Debido a que recién se está enterando de los dolorosos detalles sobre cómo murió su padre, le dijo a Miller: “Es como si lo hubiéramos perdido dos veces en una vida”.

La familia de Miller y White no han hablado mucho sobre si el nombre de Edward David White se incluirá en futuras ediciones del libro, pero Miller dijo que estaba abierto a esa conversación.

Al final, la familia de White expresó que no consideraba a Miller un enemigo ni un amigo, sino un hombre que ha sido perdonado y que tiene que hacer las paces consigo mismo.

“Puedes disculparte una y otra vez, pero tienes que estar tranquilo contigo mismo al final del día”, afirmó Arline. “Él tiene que aprender a vivir con el hecho de que le quitó la vida a un hombre”.

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