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Mundial 2022: Estados Unidos e Irán, una relación signada por la enemistad sale a la cancha en Qatar

En esta foto de archivo tomada el 21 de junio de 1998, seguidores iraníes y estadounidenses agitan sus banderas nacionales mientras animan a sus equipos durante el partido de fútbol de la Copa del Mundo de Francia 1998
En esta foto de archivo tomada el 21 de junio de 1998, seguidores iraníes y estadounidenses agitan sus banderas nacionales mientras animan a sus equipos durante el partido de fútbol de la Copa del Mundo de Francia 1998 - Créditos: @PATRICK KOVARIK

WASHINGTON.- El programa nuclear de Irán que desvela a las potencias occidentales nació de una iniciativa de la presidencia de Dwight Eisenhower, “Átomos por Paz”. Estados Unidos ofreció educación científica, reactores y uranio a sus aliados, quienes se comprometían a utilizar la tecnología nuclear solo para uso civil, con fines pacíficos. Irán se sumó en 1957, durante el reinado del sha Mohamed Reza, quien había llegado al poder cuatro años antes gracias a un golpe de estado respaldado por Estados Unidos y el Reino Unido. Esa cooperación nuclear, al igual que el resto del vínculo entre Washington y Teherán, colapsó con la revolución de 1979, que llevó a Irán de ser una monarquía con estrechos lazos con Occidente a convertirse en una teocracia islámica.

Más de cuarenta años después, la relación de Irán con Occidente está deshilachada y Estados Unidos y sus aliados repiten cada vez que pueden una advertencia que recicla la amenaza latente de una guerra: Irán jamás tendrá una bomba nuclear. La posibilidad de que Irán se sume al club de naciones con armas de destrucción masiva ha definido un vínculo estresado por picos de tensión que hierven a fuego lento desde hace décadas, y que ahora atraviesa uno de sus peores momentos.

El presidente de Irán, Ebrahim Raisi, gesticula mientras habla durante un mitin ante la antigua embajada de Estados Unidos en la capital, Teherán, el 4 de noviembre de 2022, para conmemorar el 43º aniversario del inicio de la crisis de los rehenes en Irán.
El presidente de Irán, Ebrahim Raisi, gesticula mientras habla durante un mitin ante la antigua embajada de Estados Unidos en la capital, Teherán, el 4 de noviembre de 2022, para conmemorar el 43º aniversario del inicio de la crisis de los rehenes en Irán. - Créditos: @ATTA KENARE

“Reiteramos nuestra clara determinación de que Irán nunca debe desarrollar un arma nuclear”, insistió un comunicado del G7, a principios de noviembre. Las negociaciones nucleares están estancadas. Las potencias occidentales le dedicaron además un apartado especial a la situación de los derechos humanos en Irán, al condenar la brutal represión a las protestas desatadas por la muerte de Mahsa Amini luego de ser arrestada por la “policía de la moral” iraní, el último foco de conflicto.

“Los ojos del mundo están puestos en Irán. Los abusos contra los derechos humanos infligidos por su gobierno no deben quedar sin consecuencias. Los cientos de manifestantes que ya han sido asesinados a manos de las autoridades estatales iraníes merecen justicia”, dijo, a mediados de este mes, el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan.

“Estados Unidos apoya firmemente al pueblo iraní y sus demandas”, agregó.

Tensiones en Qatar

Con ese telón de fondo, Estados Unidos e Irán se enfrentarán este martes en uno de los partidos que definirá las clasificaciones en el Grupo B del Mundial de Qatar, uno de los duelos más esperados de la copa del mundo, y el más político de todos. El sorteo puso a una de las enemistades que ha definido la salud de la estabilidad global en el campo de juego de una copa del mundo por segunda vez en la historia. La primera ocurrió en Francia, en 1998.

Una mujer iraní, cuyo nombre no se ha facilitado, rompe a llorar después de que un miembro de la seguridad le arrebatara la bandera en la que se lee "Woman Life Freedom" antes del comienzo del partido de fútbol del grupo B de la Copa del Mundo entre Gales e Irán, en el estadio Ahmad Bin Ali de Al Rayyan, Qatar, el viernes 25 de noviembre de 2022.

Lejos de aislar al deporte de la política, el partido se hizo eco de las tensiones en el vínculo. Horas antes del pitazo inicial, Irán pidió que Estados Unidos fuera expulsado del mundial por “faltar el respeto” a la bandera iraní luego de que la federación de fútbol norteamericana publicó en sus redes una imagen sin el tradicional emblema de la República Islámica en el centro, que fue agregado luego de la revolución.

Tras la furia iraní, la imagen fue reemplazada por la bandera oficial en las redes de la federación. Pero la organización dijo a la cadena CNN que quería mostrar “apoyo por las mujeres en Irán que están luchando por derechos humanos básicos”. El tema no quedó ahí: la conferencia de prensa del entrenador de Estados Unidos, Gregg Berhalter, y el capitán del equipo, Tyler Adams, en la víspera del partido tuvo su dosis de política más que de fútbol cuando periodistas iraníes preguntaron por el episodio de la bandera, o la discriminación racial en Estados Unidos, o por qué no habían pedido al presidente Joe Biden que sacara una flota naval del Golfo Pérsico. Un periodista le recriminó incluso a Adams que pronunció mal “Irán” al responder en inglés. Adams se disculpó, pero también se encargó de marcar diferencias al afirmar que “hay discriminación en todas partes”, y que lo importante era “hacer progresos todos los días”, como, a su juicio, ocurría en Estados Unidos, donde los afroamericanos aparecen relegados en todos los indicadores socioeconómicos.

Manifestantes iraníes hacen el gesto de la victoria con la mano delante de una pancarta contra Estados Unidos durante una manifestación anual frente a la antigua embajada estadounidense en Teherán, Irán, el 4 de noviembre de 2022.
Manifestantes iraníes hacen el gesto de la victoria con la mano delante de una pancarta contra Estados Unidos durante una manifestación anual frente a la antigua embajada estadounidense en Teherán, Irán, el 4 de noviembre de 2022.

Berhalter intentó enfocarse en el fútbol, pero de todos modos también dejó un mensaje político. “No quiero sonar distante o que no me importe decir eso, pero nuestros muchachos han trabajado muy duro durante los últimos cuatro años, tenemos 72 horas entre Inglaterra e Irán, y realmente estamos enfocados en cómo superar a Irán, así podemos ir a esta etapa eliminatoria de este torneo”, comenzó, y luego agregó: “Por supuesto, nuestros pensamientos están con su gente de Irán, todo el país, todo el equipo, todos, pero nuestro enfoque está en este partido”.

El episodio deja otro eslabón en una historia traumática, marcada por conflictos, desconfianza y enormes dificultades para trazar progresos, con idas y venidas. Madeleine Albright, secretaria de Estado de Bill Clinton, ensayó un descongelamiento de la relación bilateral en 1998, y reconoció que el papel de Estados Unidos en el coup d’etat de 1953 fue “lamentablemente miope”. George W. Bush puso a Irán dentro del “eje del mal” junto con Irak y Corea del Norte. Barack Obama habló por teléfono con Hassan Rouhani, y ambos despejaron el camino para el pacto nuclear de 2015. Donald Trump lo rompió con una firma. La guerra en Ucrania, que enfrentó a Rusia con Occidente, complicó aún más la firma de un nuevo convenio.

“Nuestras conversaciones han sido inestimables, nuestra amistad es insustituible”, dijo Jimmy Carter en Teherán en 1977, durante una brindis en una cena con el sha Mohamed Reza. “Y no hay ningún otro líder por el que sienta una mayor gratitud y amistad personal”, agregó Carter, quien tildó a Irán de una “isla de estabilidad en una de las zonas más conflictivas del mundo”. Esa etiqueta quedó definitivamente en el pasado.