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EE.UU. analiza con Arabia Saudita cómo "contrarrestar la agresión iraní"

PARÍS.- La guerra de nervios arrecia entre Irán y Estados Unidos después de los ataques sufridos por Arabia Saudita el sábado en sus dos principales plantas petroleras. Mientras fuentes norteamericanas y sauditas afirman que los misiles fueron lanzados desde una base iraní y no desde Yemen, el gobierno de Teherán excluyó ayer toda eventual negociación con Donald Trump, como había insinuado la Casa Blanca.

"Todavía no sabemos con certeza qué sucedió. Pero los culpables serán llevados ante la Justicia", prometió ayer el flamante ministro de Energía saudita, el príncipe Abdulaziz ben Salman.

Según varios testimonios, los investigadores sauditas y estadounidenses parecen haber determinado "con una muy alta probabilidad" que los ataques del sábado pasado a dos de las plantas petroleras más importantes de Arabia Saudita, que redujeron en 50% la capacidad de exportación de crudo de ese país, fueron lanzados desde una base iraní cercana a la frontera con Irak y no desde Yemen, como lo afirmaron los rebeldes hutíes.

Una fuente cercana a la investigación, citada -aunque no identificada- por la cadena estadounidense CNN, afirmó que los ataques fueron realizados con drones y misiles de crucero que, a muy baja altitud, sobrevolaron el sur de Irak y entraron en el espacio aéreo de Kuwait, antes de alcanzar sus blancos: las plantas petroleras sauditas de Abqaiq y Khurais, en el este del país. Ayer por la mañana, Kuwait anunció que lanzaría una investigación después de recibir testimonios sobre drones o misiles que habrían sobrevolado el cielo kuwaití poco antes del ataque.

La misma fuente afirmó a CNN que los misiles habrían evitado volar sobre el Golfo Pérsico, donde los sistemas de radares sauditas y estadounidenses son más eficaces. Todas las defensas aéreas del reino wahabita están concentradas en el Golfo.

Hasta anoche, sin embargo, el Pentágono seguía negándose a confirmar o desmentir esas informaciones. Pero, poco después de la agresión, el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, había acusado abiertamente a Teherán: "Irán lanzó un ataque sin precedente contra el abastecimiento mundial de energía", argumentó en un tuit. Pompeo viajaba ayer rumbo a Riad para debatir con los líderes sauditas cómo "contrarrestar la agresión iraní".

La acusación fue rechazada en forma inmediata por el vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores de Irán, que la calificó de "ciega, inapropiada, incomprensible y sin ningún valor".

Los ataques a las plantas sauditas redujeron cerca del 6% del aprovisionamiento mundial en crudo, provocando una estampida de precios en los mercados. Después del primer momento de crisis, el lunes, los valores del crudo cayeron ayer, una vez que Riad afirmó que podría restablecer su producción en dos o tres semanas.

En todo caso, la pulseada diplomática entre Irán y Estados Unidos se intensifica. Hablando ante estudiantes en Teherán, el guía supremo iraní, ayatollah Ali Khamenei, excluyó ayer toda negociación directa con Estados Unidos "en las actuales condiciones".

"Si Estados Unidos se arrepiente de haberse retirado en 2018 del tratado internacional sobre la industria nuclear iraní y decide regresar, entonces podrá participar en las conversaciones entre Irán y los otros signatarios [del acuerdo]", declaró. "De lo contrario, no habrá ninguna negociación entre la República Islámica y responsables norteamericanos a ningún nivel", advirtió. "Ni en Nueva York ni en ninguna otra parte", concluyó.

La Casa Blanca había indicado el domingo que Donald Trump no excluía la hipótesis de reunirse con el presidente iraní, Hassan Rohani, a pesar de las acusaciones de la administración señalando a Teherán como responsable de los ataques contra las plantas petroleras sauditas el día anterior.

Desde el fin de semana, la comunidad internacional lanza llamados a la calma y el diálogo. Según fuentes diplomáticas en la ONU, la administración estadounidense prepararía actualmente un expediente completo a fin de aportar las pruebas necesarias para convencer a la comunidad internacional de la culpabilidad de Irán durante la Asamblea General de la semana próxima.