Edward James Olmos habla sobre cómo ve Hollywood a los actores latinos

El actor Edward James Olmos en Los Ángeles el 27 de agosto de 2018. (Emily Berl/The New York Times)
El actor Edward James Olmos en Los Ángeles el 27 de agosto de 2018. (Emily Berl/The New York Times)

En la nueva película dramática “Windows on the World”, Edward James Olmos interpreta a un ayudante de mesero no autorizado que trabaja en el restaurante que fue destruido el 11-S. La conmovedora historia de inmigración, que se estrenó de manera gratuita esta semana en Vix, el sitio de emisión en continuo centrado en los latinos, es tan solo el más reciente giro en una carrera legendaria que incluye una nominación al Oscar por el trabajo de Olmos en “Con ganas de triunfar” (1988), lo que lo convierte en uno de los pocos actores latinos nacidos en Estados Unidos en ser nominados al premio de la academia.

Olmos es franco sobre el tema de la representación en Hollywood; cree que la industria no entiende las distintas visiones del mundo de los latinos que nacieron y crecieron en Estados Unidos contra la de quienes provienen de Latinoamérica. En cuarentena solitaria en Los Ángeles, Olmos ha visto maratones de series, ha leído guiones y ha promovido la versión virtual del Festival de Cine Latino de Los Ángeles. En dos conversaciones recientes, habló sobre el trato de Hollywood a los actores latinos, acerca de contar historias de inmigrantes no autorizados y por qué su labor más satisfactoria en este momento involucra enseñar. A continuación, los fragmentos editados de nuestras conversaciones.

P: En la historia de los premios de la academia, solo un puñado de actores latinos nacidos en Estados Unidos ha sido nominado o ha ganado. Sin embargo, los actores latinoamericanos han sido reconocidos con mayor frecuencia. ¿Por qué crees que ha sido así?

R: Para los latinos nacidos en Estados Unidos ha sido cuestión de oportunidades. No nos ponen en las historias. No nos usan para interpretar esos papeles. Pensé que Jennifer Lopez debió haber sido nominada por [la película biográfica] “Selena”. Es una de sus obras más estelares. No ha habido muchas oportunidades para nosotros para realmente obtener ese tipo de reconocimiento. Fui muy afortunado. No pensé que sería nominado por “Con ganas de triunfar”, pero así fue. Hoy entiendo más que nunca, 32 años después, cuál fue el poder de esa obra. Es una de las películas más vistas de todos los tiempos en Estados Unidos debido al uso en escuelas de todo el país durante los últimos treinta años.

P: De todas las etiquetas usadas para referirse a las personas de nuestra comunidad, ¿con cuál te identificas?

R: Soy latino al cien por ciento. Soy chicano al cien por ciento. No le tengo miedo a esas palabras. Muchos de mis amigos que son latinos —cubanos, venezolanos, mexicanos, puertorriqueños— no quieren que la palabra “latino” sea usada para referirse a ellos. Solo quieren ser actores. Queremos ser conocidos como actores estadounidenses. Esa sería la forma correcta, pero no es así. Y yo supe que nunca lo sería durante mi vida. Sabía que primero teníamos que ser conocidos como latinos estadounidenses y portar eso de manera muy orgullosa y poderosa, para que después nosotros no tengamos que usarla nunca más.

P: En “Selena”, película en la que interpretaste al padre de la cantante, Abraham Quintanilla, pronuncias un discurso conmovedor sobre esta condición bicultural que realmente conecta con muchos mexicoestadounidenses y latinos. Durante tu infancia y adolescencia, ¿sentiste como si existieras entre dos culturas?

R: Esa fue una de las escenas más grandiosas que me ha tocado hacer. Las personas realmente la aprecian porque es una verdad muy grande. Nunca olvidaré que cuando comencé a usar la palabra “chicano” mi padre se enfureció. Él nació en México y llegó aquí en 1945 de manera legal y se casó con mi madre, que era una chicana. Fui el primero de la familia de mi padre en nacer en Estados Unidos. No éramos mexicanos para los mexicanos. Éramos estadounidenses. Éramos de aquí, sin embargo, cuando regresábamos del otro lado de la frontera, los guardias decían: “Ustedes son mexicanos”.

P: ¿Por qué tu padre se molestó contigo por autodescribirte como chicano?

R: La palabra es interesante porque es un término que para él no lo llevaba a entender qué éramos. Para él éramos mexicoestadounidenses. No éramos chicanos. “¿Qué demonios significa eso?”, decía él. “No eres un chicano, eres mexicoestadounidense”. Yo dije: “Bueno, cuando vamos a México, no les agradamos. Cuando regresamos no nos quieren. Ninguno de ellos nos quiere. Así que no somos mexicoestadounidenses, somos chicanos”. Fue alrededor de 1964 o 1965 cuando comenzamos a usarlo. El chicanismo se volvió popular rápidamente. Amo ser chicano. Es una palabra que empodera mucho.

P: En “Windows on the World”, dirigida por tu hijo Michael D. Olmos, interpretas a un padre indocumentado que sobrevivió al 11-S, pero que queda atrapado en el sistema migratorio.

R: Es una historia que nunca ha sido contada. Le da voz a personas que murieron ese día y que nadie realmente tomó en consideración. No ha sido narrada porque a nadie le ha importado suficiente el tema de los trabajadores indocumentados que trabajaban en las Torres Gemelas. La película nos permitió echar un vistazo a qué haría una familia para sobrevivir y cómo el amor los hace soportar una increíble incertidumbre. Uno de los coescritores, Robert Anderson, leyó un artículo que no mencionaba nada sobre nadie que trabajara en el restaurante Windows on the World. La curiosidad se apoderó de él y pensó: “Un momento, probablemente había latinos en ese restaurante”. Entonces, comenzó la investigación. Hasta la fecha, los nombres de las personas indocumentadas que murieron en el 11-S no aparecen en las listas que conmemoran a los fallecidos.

This article originally appeared in The New York Times.

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