Ecuador elige su futuro presidente entre un izquierdista y un exbanquero

Por Alexandra Valencia QUITO (Reuters) - Los ecuatorianos comenzaron a votar el domingo en una disputada votación que definirá si continúan con el socialismo instaurado hace más de una década por el saliente Rafael Correa o giran hacia un modelo de libre mercado para reactivar la economía. Los sondeos más recientes dan una ligera ventaja al candidato oficialista y exvicepresidente de Correa, Lenín Moreno, frente a su rival, el ex banquero Guillermo Lasso. Pero la brecha entre ambos es tan estrecha que el consejo electoral advirtió de que el resultado final podría demorarse al menos un par de días en ser divulgado, en medio de un caldeado ambiente electoral donde ambos bandos han aireado temores de fraude y prometido salir a las calles si sospechan de algo. Desde los Andes hasta las costas del Pacífico, unos 13 millones de ecuatorianos estaban habilitados para participar desde las 7.00 hora local (1200 GMT) en los comicios más cerrados en más de una década. Moreno, un administrador de 64 años que padece de paraplejia y se mueve en silla de ruedas, promete mejorar los planes sociales de Correa y reconciliar al dividido país alejándose del estilo confrontador del saliente mandatario, que dominó casi hegemónicamente la política desde que llegó al poder en 2006. "La unidad profunda de todos los ecuatorianos será el punto de partida del nuevo reto", dijo el jueves ante miles de simpatizantes en su cierre de campaña en la ciudad de Cuenca el exfuncionario de las Naciones Unidas, quien ha intentado distanciarse de Correa criticando algunas de sus medidas. Aunque en la primera vuelta de febrero quedó a una decena de puntos porcentuales de Moreno, Lasso ha acortado la brecha con su promesa de superar el modelo socialista y con el apoyo de casi todo el arco opositor. En sus discursos, el expresidente del Banco de Guayaquil ha advertido a los ecuatorianos de que si Ecuador sigue por la senda izquierdista, podría vivir una crisis política y económica similar a la que afronta Venezuela. Gane quien gane, el próximo presidente tendrá que moverse rápido para reducir el desempleo y el abultado endeudamiento público, sostener los millonarios programas sociales y combatir la corrupción que salpica al aparato estatal. VOTO DE CASTIGO Desde los Andes hasta las costas del Pacífico, unos 13 millones de ecuatorianos estaban habilitados para participar en los comicios más cerrados en una década. Pese a todo, la votación se desarrollaba con normalidad en todo el país, según los primeros informes de la autoridad electoral. Correa, que aún goza de altos niveles de popularidad, llamó a los ecuatorianos a manifestar su voluntad en las urnas y aceptar los resultados. "Ojalá seamos humildes en la victoria y seamos dignos también en la derrota", dijo tras sufragar en una escuela en Quito. "A votar masivamente y repletos de amor por la Patria". Los analistas creen que Lasso ha logrado congregar el voto de rechazo al modelo de Correa y se ha convertido en una amenaza para el oficialismo. "Votaré por Lasso. Este Gobierno ya le perdió el miedo al pueblo y necesitamos un presidente que le tenga miedo al pueblo porque finalmente nosotros somos los mandantes", dijo Carlos Forgues, un electricista de 34 años, en la ciudad de Guayaquil. El exbanquero de 61 años propone una consulta popular para reformar la Constitución y prohibir la reelección indefinida y los mecanismos para designar autoridades de control. Además promete mayores fuentes de empleo, reducir impuestos y atraer inversión extranjera para dinamizar la dolarizada economía. "Voy a votar por Lenín para que siga con las buenas obras de Correa. El ha construido escuelas, hospitales y carreteras, se ha preocupado por los pobres y eso debe continuar", dijo Moisés Madril, un jubilado de 78 años en la ciudad de Quito. Latinoamérica está viviendo un giro hacia la centroderecha después de una década en la que dominaron los gobiernos de centroizquierda en países como Brasil, Argentina o Perú.