La economía de Trump sí fue mejor que la de Obama: Karl W. Smith

(Bloomberg) -- Joe Biden ha argumentado que el presidente Donald Trump no construyó una economía fuerte, sino que la heredó. Es un buen argumento, pero ignora los éxitos, al menos antes de la pandemia, de la política no convencional de Trump. Si Biden es elegido presidente, debería continuar con el enfoque económico de Trump en lugar de regresar al de Barack Obama.

Entre diciembre de 2009 y diciembre de 2016, la tasa de desempleo cayó 5,2 puntos porcentuales, del 9,9% al 4,7%. Para diciembre de 2019, había caído otros 1,2 puntos porcentuales, a 3,5%. Una mirada superficial a esos números podría llevarlo a creer que la mejora con Trump fue, en el mejor de los casos, una continuación de una tendencia que comenzó casi una década antes.

Es necesario poner esos números en contexto. Para 2016, los funcionarios del Departamento del Tesoro y de la Reserva Federal habían concluido que la economía estaba en pleno empleo y que era improbable una mayor mejora en el mercado laboral. Esto estaba en línea con la orientación de la Oficina de Presupuesto del Congreso de que una mayor disminución de la tasa de desempleo empujaría a la economía más allá de su capacidad sostenible.

Una vez en el cargo, Trump ignoró este consenso. Implementó un programa de recortes de impuestos, aumentos de gastos y una presión sin precedentes sobre la Fed para reducir las tasas de interés a cero y mantenerlas allí. El objetivo de Trump de un crecimiento del 3% fue ridiculizado como ilusorio, mientras que un coro bipartidista de comentaristas declaró sus políticas imprudentes e irresponsables.

Eran todo menos eso. No solo la tasa de desempleo continuó cayendo, sino que el porcentaje de estadounidenses de 25 a 54 años empleados o buscando trabajo vio su primer aumento sostenido desde fines de la década de 1980. Este punto de inflexión cambió el carácter del mercado laboral.

En 2016, el ingreso medio real de los hogares era de US$62.898, apenas US$257 por encima de su nivel en 1999. En los siguientes tres años aumentó casi US$6.000, a US$68.703. Esa es quizás la razón por la que, a pesar de la pandemia, el 56% de los votantes estadounidenses encuestados el mes pasado dijeron que sus familias estaban mejor hoy que hace cuatro años.

La clave de ese número es la amplitud de la agenda expansiva de Trump. Los presidentes republicanos generalmente se han centrado en los recortes de impuestos, particularmente para las empresas, con la idea de que alentarán un aumento en la inversión y los salarios. Los demócratas han tendido a buscar aumentos del gasto, a menudo con la esperanza de que estimularán la economía en general y aumentarán el crecimiento del empleo. Los presidentes de ambos partidos han dejado tradicionalmente la política de tasas de interés a la Fed.

Trump rompió el molde al luchar agresivamente en los tres frentes. También trató de aumentar los empleos en la manufactura y la agricultura mediante una serie de guerras comerciales (la mayoría de los economistas, de todo el espectro ideológico, piensa que esta política fracasó). No obstante, si uno tuviera que elegir entre las tres buenas políticas de Trump más las guerras comerciales, o las políticas económicas más modestas de sus predecesores, la elección fácil es Trump.

Idealmente, un gobierno de Biden, que parece cada vez más probable, mantendría las tres políticas de Trump para mejorar el crecimiento y descartaría sus iniciativas comerciales. Lo que es crucial, sin embargo, es que no crea en su propia retórica de campaña y se contente con simplemente regresar a las políticas de la Administración Obama. Trump demostró que una estrategia de crecimiento agresiva puede mejorar la suerte de la familia estadounidense promedio. Esa estrategia debería continuar.

Nota Original:Trump’s Economy Really Was Better Than Obama’s: Karl W. Smith

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