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La 'economía colaborativa' reformula el mercado mientras crecen las quejas

Un teléfono móvil con la aplicación de automóvil con conductor Uber, en una imagen tomada el 7 de diciembre de 2014 en Nueva Delhi

¿Quieres ganar algo de dinero extra llevando a extraños en tu coche, cuidando el perro de otra persona, alquilando tu apartamento o cocinando? Bienvenido a la economía colaborativa.

Con aplicaciones de internet y servicios como Uber o Airbnb puedes ganar algo de dinero a la vez que el consumidor ahorra. Así que, ¿todos ganan? Esta es la pregunta del millón.

El aumento de las personas que comparten casa, coche y otros servicios ha transformado modelos económicos. Sin embargo, las quejas crecen a la par, porque estos servicios no se acogen a las reglas de seguridad, protección del consumidor y derechos laborales.

No obstante, algunos economistas aseguran que este modelo ofrece grandes ventajas, aprovechando recursos inutilizados. La economía colaborativa "puede mejorar el bienestar del consumidor ofreciendo innovaciones, más opciones, servicio diferenciado, mejores precios y mayor calidad de servicio", según un estudio de la Universidad George Mason.

El investigador Christopher Koopman, autor del informe de George Mason, dijo que la economía colaborativa "permite a las personas tomar un capital improductivo y convertirlo en fuente de ingresos". "Las personas están aprovechando habitaciones, automóviles, herramientas que no usan y se convierten en empresarios", precisó.

No hay una definición oficial de economía colaborativa. Algunos incluyen los servicios en línea como los de Instacart y Postmates, plataformas como Peerby o DogVacay, para el cuidado de mascotas, y el servicio de baños Airpnp.

El estudio indica que hay cinco segmentos en la economía colaborativa: finanzas, contratación de personal en línea, alojamiento, automóviles compartidos y streaming de vídeo y música. Se estima que, sumados, alcanzarían 335.000 millones de dólares en 2025. En la actualidad representan 15.000 millones de dólares.

"Algunas industrias, como los taxis y los B&B (alojamientos con desayuno), se transformarán por completo. Mientras que otras, como los servicios financieros, se verán afectadas ligeramente. Esto es parte de la 'revolución tecnológica', así como una nueva regla", añadió Koopman.

- ¿Innovando o rompiendo las reglas? -

Uber es la plataforma más conocida de la economía colaborativa; alcanza 40.000 millones de dólares y está presente en más de 200 ciudades en 54 países.

Pero otros servicios similares como Lyft y Sidecar han despertado las protestas de los conductores de taxis, que se quejan de que los nuevos competidores no tienen que someterse a las mismas exigencias que ellos para obtener una licencia o el seguro, lo que les convierte en competencia desleal.

Airbnb, plataforma líder en hospedaje colaborativo, ha despertado quejas similares en el sector hotelero. Pero la aplicación se ha esforzado por recaudar impuestos en algunos locales.

Dean Baker, economista del Centro para Estudios Económicos y Políticos de Washington, aseguró que estos actores no pueden prosperar porque no juegan con las mismas reglas. "No tiene sentido regular un sector y que haya otro en el que no se apliquen las reglas", advirtió a la AFP.

Baker añadió que el servicio de automóvil compartido es el que despierta mayor preocupación, ya que compite contra taxis, que tienen que lidiar con restricciones de licencias en la mayoría de las ciudades. "Hay una cuestión de justicia", dijo Baker. Si las ciudades quieren permitir que cualquiera conduzca, deberían recomprar las licencias" de los taxis, agregó.

- ¿Trabajos o no? -

Desde el punto de vista laboral, las nuevas plataformas digitales se perciben como una forma de animar a las personas a convertirse en empresarios.

Un estudio encargado por Uber y llevado a cabo por el economista de la Universidad de Princeton Alan Kreuger encontró que los conductores ganaban salarios superiores a la media y que normalmente estaban satisfechos con el acuerdo.

Según el estudio, un conductor de Uber ganaba alrededor de 6 dólares por hora, más que un taxista tradicional, pero el cálculo es complicado porque los conductores de Uber no tienen que pagar ciertos impuestos.

Baker dijo que este acuerdo "es bueno para la gente que no tiene otra opción más que trabajar en su tiempo libre para ganar dinero extra", pero que aún carece de los beneficios del trabajo a tiempo completo. "¿Qué ocurre cuando tienen un accidente? ¿Tienen seguro?", se preguntó.

Baker opinó que imponer regulaciones y costes a la economía colaborativa podría disminuir sus beneficios pero mejoraría las reglas de juego. "Estas compañías van a tener que elegir entre aceptar una regulación razonable o ser expulsadas del negocio", explicó.

Sin embargo, Koopman defiende que "muchas de estas regulaciones, que han estado en los libros durante décadas, no sirven a las necesidades de los consumidores y simplemente protegen a las industrias de la competencia".