Duras críticas de la oposición británica al premier laborista Keir Starmer por la devolución de la soberanía a las islas Chagos

El primer ministro británico, Keir Starmer, durante una conferencia de prensa en la Comisión Europea
El primer ministro británico, Keir Starmer, durante una conferencia de prensa en la Comisión Europea - Créditos: @Benjamin Cremel

PARÍS.– O el primer ministro británico tiene un coraje digno de admiración, o bien su olfato político es francamente escaso. Llegado en julio al frente del gobierno británico, el laborista Sir Keir Starmer entregó este jueves a la oposición conservadora la daga para ser apuñalado, después de decidir devolver a Mauricio la soberanía del archipiélago de Chagos, incluida la isla Diego García.

“Esto es absolutamente atroz. Renunciar a la soberanía (de Chagos) crea un antecedente para otras bases británicas. Es un acto débil y profundamente lamentable de este gobierno”, se escandalizó Grant Shapps, exsecretario de Defensa conservador.

“¡Débil, débil, débil!”, deploró a su vez el exresponsable de la diplomacia, James Cleverly, actualmente presentido para asumir la jefatura de los tories. Otro de los candidatos, Robert Jenrick, denunció directamente “una capitulación” del Reino Unido.

El primer ministro británico, Keir Starmer (Archivo)
El primer ministro británico, Keir Starmer (Archivo) - Créditos: @Jon Super

La extrema derecha fue igual de feroz: “Una total rendición. El mensaje es claro y límpido: este gobierno laborista es una desgracia”, escribió en las redes sociales un diputado del euroescéptico Reformar el Reino Unido (Reform UK), sugiriendo que Gibraltar, en su calidad de territorio de ultramar británico, también podría correr el mismo destino.

Para el jefe de esa formación, Nigel Farage, entregar el archipiélago de Chagos “es un desastre estratégico”.

“Nuestros amigos estadounidenses estarán furiosos y Pekín encantado. El Laborismo está convirtiendo el mundo en un sitio más peligroso”, sentenció quien fuera uno de los mayores defensores del Brexit.

Desafío histórico

Sin embargo, el acuerdo alcanzado tras dos años de negociaciones iniciadas tras una durísima resolución de Naciones Unidas, fue inmediatamente saludado por Joe Biden. El presidente norteamericano subrayó que se trataba de “una clara demostración de que a través de la diplomacia y la colaboración, los países pueden superar desafíos históricos y alcanzar soluciones benéficas para ambos”.

Biden se congratuló de que dicho pacto permita “garantizar el buen funcionamiento durante el próximo siglo” de esa base (en la isla Diego García) cuya posición estratégica entre Europa, India y China juega un “rol esencial en la seguridad nacional, regional y mundial”.

En efecto, tras medio siglo de litigio, el Reino Unido y la isla Mauricio acordaron que, devolviendo la soberanía del archipiélago a esta última, Londres conservará la base militar común que posee con Washington en la isla Diego García “durante un periodo de 99 años”, según reza el texto del documento oficial.

“Nuestro gobierno heredó una situación en la cual el funcionamiento seguro y a largo plazo de la base militar Diego García estaba amenazado, con una soberanía en tela de juicio y persistentes desafíos jurídicos”, declaró el jefe de la diplomacia británica David Lammy.

En 2019, la Asamblea General de la ONU había dado seis meses al Reino Unido para devolver a Mauricio el archipiélago de Chagos. En febrero del mismo año, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) había considerado “ocupación ilícita” su presencia en ese archipiélago.

“El acuerdo de hoy garantiza el futuro de esa base militar esencial”, dijo a su vez Keir Starmer.

Manifestantes de Chagos protestan contra la
Manifestantes de Chagos protestan contra la "ocupación ilegal" británica del archipiélago (Archivo) - Créditos: @JEAN MARC POCHE

Desechando las críticas de la oposición, el laborista Jonathan Powell, exjefe de Gabinete de Tony Blair, que tuvo un papel importante en la negociación del tratado, consideró “ridículos” los reproches, subrayando que el mismo James Cleverly, en su calidad de secretario del Foreign Office del partido conservador, también negoció ese acuerdo cuando gobernaban.

“La razón por la cual el gobierno británico comenzó a negociar con los mauricianos fue a causa de la situación jurídica. Perdimos ante la Corte Internacional de Justicia, y después perdimos ante el Tribunal del Mar. Los especialistas nos afirmaban que no podríamos sostener nuestra posición. En todo caso, fueron los gobiernos previos quienes comenzaron esa negociación”, agregó.

Carrera desesperada

Powell atribuyó finalmente las actuales críticas opositoras a la voluntad “de marcar puntos en una desesperada carrera por recuperar el liderazgo en el país”, perdido estrepitosamente tras 12 años en el poder.

Y sería difícil no verlo de esa manera porque los tories, que de política saben, tienen la intención de aprovechar la complicada situación del actual primer ministro cuyo nivel de popularidad se ha desmoronado en forma vertiginosa. Según un sondeo publicado la semana pasada por el periódico The Observer, solo 24% de los electores aprueban su acción.

El político británico Nigel Farage, líder del partido Reform UK (Archivo)
El político británico Nigel Farage, líder del partido Reform UK (Archivo) - Créditos: @Alex Brandon

A escasos tres meses de haber llegado al poder, en un país donde las finanzas públicas se encuentran en una dramática situación, Keir Starmer ha sido blanco de duras críticas por haber decidido reducir drásticamente la ayuda a miles de jubilados para comprar el gasoil doméstico.

“No hay decisiones fáciles cuando se necesita encontrar 22.000 millones de libras esterlinas”, se justifica. Lo cierto es que las promesas de campaña para mejorar la vida de los más frágiles tardan en llegar.

Pero el residente de Downing Street también debe hacer frente a una desagradable polémica personal. Se lo acusa de haber aceptado regalos por más de 100.000 libras esterlinas (120.000 euros) en ropa, entradas de concierto y partidos de fútbol desde diciembre de 2019. Según sus voceros, el primer ministro decidió renunciar a las prendas donadas y rembolsó muchas de ellas. Sin embargo, fanático del Arsenal, tiene la intención de seguir aceptando invitaciones a los partidos de su equipo.