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Dudas sobre la muerte del fiscal Nisman dividen a Argentina

Miles de personas se congregan para participar en una protesta en el quinto aniversario luctuoso del fiscal Alberto Nisman, en Buenos Aires, el sábado 18 de enero de 2020. (AP Foto/Daniel Jayo)

BUENOS AIRES (AP) — La muerte del fiscal Alberto Nisman remeció políticamente a la Argentina y, cinco años después, aún divide a la sociedad entre quienes creen que se suicidó y los que aseguran que fue asesinado y sin una resolución judicial.

El reclamo por la resolución de la muerte del investigador del atentado contra un centro judío de Buenos Aires en 1994 _el más grave ocurrido en suelo argentino_, se reavivó con la convocatoria a una manifestación el sábado en una plaza de la capital bajo las consignas “Fiscal asesinado en democracia” y “No fue un suicidio, fue un magnicidio”, frase que fue coreada por quienes asistieron a la convocatoria.

Miles de personas se reunían la tarde del sábado en los alrededores del teatro Colón de Buenos Aires en memoria de Nisman y clamaban justicia ante las cámaras en busca de una resolución del caso. Entre ellos se encontraba también la madre del fiscal, Sara Garfunkel, y líderes de la oposición como la diputada Elisa Carrió.

“Todos somos Nisman” y “que el silencio aturda a CFK” se leía en pancartas en referencia a la actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, para muchos directamente vinculada en la muerte del fiscal. Los manifestantes también portaban banderas argentinas y en algunos casos cruces blancas con la frase “Todos somos víctimas”.

“Jamás una persona que era zurdo se podía matar con la derecha”, argumentó Mónica Sleima a The Associated Press. “Hay muchos, muchísimos elementos, muchas cosas que quedaron en el aire”.

Para ella son clave también los videos hechos públicos en que el fiscal señalaba que lo iban a matar.

Estoy aquí “porque quiero justicia para el fiscal”, declaró a la AP Alicia Ojeda, una de las manifestantes. “Porque hace cinco años y ahora sabemos quién lo mató... Cristina lo mandó a matar”.

“Queremos el pueblo argentino que se haga justicia y vaya presa la persona que tiene que ir presa”, afirmaron en declaraciones a la AP algunos de los manifestantes que luego empezaron a corear “que vaya presa, que vaya presa”, “asesina, asesina” y “queremos la verdad”.

"Nadie en la Argentina puede darse el lujo de interpretar la muerte del fiscal Alberto Nisman según su ocasional conveniencia política o el cargo que circunstancialmente ocupe. Quien piense que el sillón de Rivadavia (juzgados argentinos) tiene el poder de hacer cambiar la verdad; quien crea que la verdad puede escribirse y cambiarse a conveniencia no es más que un aliado de la mentira y cómplice de los culpables", señala un fragmento del texto que fue leído durante el acto de homenaje y que había sido difundido por la exministra de Seguridad del gobierno de Mauricio Macri (2015-2019), Patricia Bullrich. En el texto se recuerda también que la muerte del fiscal sucedió horas antes de presentar en el Congreso la denuncia de encubrimiento que había presentado escasos días antes.

Los organizadores de la marcha aseguran que el asesinato del investigador se debió a la denuncia que hizo contra la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015) como la presunta responsable de un pacto con Irán para proteger a los exfuncionarios iraníes acusados del atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), que dejó 85 muertos.

El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, se refirió a este hecho el sábado, al tuitear: “En este quinto aniversario de la muerte del fiscal Alberto Nisman, recordamos el ataque al centro judío AMIA en Buenos Aires y sus incansables esfuerzos por llevar a los responsables a la justicia. Llamamos a todas las naciones a designar a #Hezbollah como la organización terrorista que es”.

En tanto, miembros de la extensa comunidad judía argentina lo recordarán en el cementerio judío donde está enterrado, a las afueras de esta capital.

Nisman fue hallado muerto de un disparo en la cabeza el 18 de enero de 2015 en el baño de su apartamento en Buenos Aires, cuatro días después de presentar su impactante denuncia contra Fernández de Kirchner. El fiscal tenía previsto presentarse al día siguiente en el Congreso para abundar sobre sus acusaciones.

La muerte del fiscal y la pesquisa que se abrió a continuación dividieron a la opinión pública en dos partes que se mantienen irreconciliables.

Muchos que sostienen que Nisman fue asesinado y que el escenario del hecho fue adulterado están confrontados con quienes apuntan que no hay pruebas que demuestren el crimen y creen que el investigador puso fin a su vida frustrado porque no podía sostener su denuncia contra la exmandataria.

El debate se reabrió por la proximidad del aniversario de su muerte y el estreno del documental de Netflix “Nisman: el fiscal, la presidenta y el espía”.

En sus seis capítulos se reproducen los testimonios brindados en varias entrevistas realizadas al actual presidente de Argentina, Alberto Fernández, y a investigadores, espías y agentes estadounidenses.

Fernández dudaba entonces que el fiscal se hubiera suicidado. Pero luego de la difusión del documental afirmó que desde que se grabó la entrevista “no apareció una sola prueba seria que diga que a Nisman lo mataron y apareció una pericia absurda que contradice los más elementales principios de la criminología”.

Durante casi tres años la justicia investigó el caso como una muerte dudosa hasta que apuntó al homicidio basándose fundamentalmente en un peritaje de la Gendarmería _la policía de fronteras_ que determinó a fines de 2017 que Nisman había sido asesinado por dos personas que lo drogaron para situarlo frente a la bañera y descerrajarle un tiro en la sien derecha simulando un suicidio.

El Ministerio de Justicia anunció recientemente su intención de hacer una revisión “técnica y administrativa” de ese peritaje al sostener que la Gendarmería depende de esa cartera.

En la causa judicial fue imputado Diego Lagomarsino, un técnico informático que trabajaba para Nisman y que fue quien le dio al fiscal una pistola de su propiedad empleada para efectuar el disparo.

Lagomarsino rechaza la acusación como presunto partícipe necesario del asesinato y sostiene que el investigador le había pedido el arma para proteger a sus hijas.

También fueron procesados cuatro ex custodios de Nisman que no habrían protegido al fiscal debidamente el día que fue hallado sobre un charco de sangre. Pero nadie ha sido señalado como autor material del hecho.

Nisman estaba en el ojo del huracán tras denunciar que un acuerdo firmado en 2013 por el gobierno de Fernández de Kirchner e Irán con el alegado propósito de avanzar en la investigación del atentado de 1994 era en realidad una pantalla para garantizar la impunidad de los acusados.

El pacto fue aprobado por el Parlamento y luego anulado por la justicia. Nunca llegó a entrar en vigor.

Las acusaciones contra Fernández de Kirchner por haber protegido a los iraníes, que niegan los cargos, fueron desestimadas por la justicia en un primer momento, pero la situación se revirtió y está por definirse la fecha en la que la actual vicepresidenta afrontará un juicio oral acusada de encubrimiento.

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El videoperiodista de The Associated Press en Argentina, Víctor Caivano, colaboró a este despacho.