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Un domingo solitario en el Abierto de Francia

PARÍS (AP) — ¿Alguien quiere jugar tenis?

No pudo ser este domingo en el Abierto de Francia. Nadie acudió a Roland Garros. Tal vez sea posible en septiembre.

Era el día que debió haber comenzado el torneo de Grand Slam en polvo de ladrillo, al que miles acuden para ver a Rafael Nadal, Novak Djokovic o Serena Williams.

Por el contrario, en un día de sol radiante y cielo azul, las pistas situadas en un arbolado distrito del oeste de París estaban desiertas debido a la pandemia de coronavirus.

“Este el momento del año reservado para Roland Garros, en el que está la fiebre del tenis. Tenía ganas de ver un tenis de calidad y poder salir. Tiene un ambiente peculiar", evocó Hector Snowman, un aficionado del tenis de 34 años que presenció el torneo en 2019. “Ves a las estrellas caminando, es como un privilegio estar ahí. Todo el mundo quiere que a un jugador francés le vaya bien y tienes a tu favorito como (Roger) Federer".

La cancha Philippe Chatrier, donde 15.000 espectadores aplaudieron a Nadal al estirar a 12 su récord de títulos del torneo en junio pasado, no hubiera necesitado poner a funcionar el nuevo techo que debe estrenarse este año en caso de lluvia.

Desde afuera, fisgoneando por las verjas de hierro del complejo, la cubierta retráctil luce imperial, con sus 11 alas, cada con una dimensión de 110 metros (360 pies) y 330 toneladas (666.000 libras).

También se puede ver el equipo de construcción que ha estado sin usarse desde que Francia declaró una cuarentena el 17 de marzo.

A inicios de febrero, la Federación Francesa de Tenis infló el pecho con orgullo al difundir un vídeo para anunciar que el techo estaba listo. Una semanas después, el país se encerraba en sus casas. El fútbol, el rugby, el tenis... todo el deporte se paralizó.

Si el Abierto de Francia arranca el 20 de septiembre, como se intenta hacer, se tendrá que jugar sin público presente en las 17 pistas por motivos sanitarios. Con sus estrechas dimensiones, el distanciamiento social en Roland Garros es imposible.

Ello implica que 10.000 aficionados no podrán ver a Djokovic o Nadal en la Cancha Suzanne Lenglen, la segunda más grande del complejo, en las primeras rondas, y los organizadores no podrán batir el récord de 520.000 espectadores que acudieron al torneo el año pasado.

En un día normal, miles se apretujan en las calles adyacentes para pasar los controles de seguridad y entrar por las entradas en la avenidad de la Porte d’Auteuil o la avenida Gordon Bennett. Mientras se hace la cola, la conversación se centraría en temas como:

— ¿Podrá Nadal ganar un 13er campeonato en París para aumentar a 20 el total de su carrera en las grandes citas y así igualar el récord de Federer entre los hombres?

— ¿Podrá Williams conquistar el título número 24 de Grand Slam para empatar a Margaret Court?

— ¿Conseguirá Djokovic el 18vo título grande para acercarse a Nadal y Federer?

— ¿Podrá Ash Barty repetir su consagración parisina de 2019, con lo que atrapó su primer grande?

— ¿Podrá Dominic Thiem, vencido por Nadal los últimos dos años, finalmente ganar su primer grande?

Pero en este domingo, las calles próximas al estadio se asemejaban a las otras de París. No se escuchó a agentes de seguridad gritando instrucciones o revisando bolsos. No se veían a voluntarios revisando los boletos.

La caminata entre la estación del metro de la Porte d’Auteuil a la entrada principal suele tomar entre 15 y 20 minutos que desafían la paciencia de cualquiera. Este domingo, sin embargo, se pudo hacerlo en apenas seis minutos.

Tiempo y espacio de sobre para admirar el Jardin des Serres d’Auteuil, el jardín botánico a la vuelta de Roland Garros y que ha estado ahí desde 1898.

Si acaso un puñado de personas pasaron caminando por la avenida o paseando en bicicletas, algunos con mascarillas.

Una mujer con un cubrebocas de color azul se detuvo un par de veces para tomar unas fotos. La primera fue para captar el techo retráctil. En la segundo, se dio una vuelta y sacó un foto de la entrada del estadio.

El follaje verde ha cubierto el letrero principal, el que reza “Fédération Française de Tennis” — Federación Francesa de Tenis — con “Stade Roland Garros” escrito abajo en letras negras.

Normalmente, eso no sería visible con la cantidad de gente que hubiera llegado para el primer día del Abierto de Francia.