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Nuevo documento muestra influencia temprana de la Unión Soviética en la revolución de Fidel Castro

Mucho antes de que Fidel Castro proclamara el “carácter socialista” de su revolución en abril de 1961, el nuevo régimen ya estaba en el camino hacia el comunismo y estaba colocando “discretamente” simpatizantes en cargos clave del gobierno, dijo el hermano menor de Castro, Raúl, a los líderes soviéticos en ese momento, según un raro documento obtenido por el Archivo de Seguridad Nacional en Washington.

El documento del Archivo Estatal de la Federación Rusa, un registro oficial de una conversación entre el Ministro de Defensa de Cuba, Raúl Castro, y el líder soviético en ese momento, Nikita Jruschov, el 18 de julio de 1960, proporciona detalles previamente desconocidos del momento crucial en que los dos países sellaron una alianza que pondría al mundo al borde de una guerra nuclear solo dos años después durante la Crisis de los Misiles.

La transcripción de ese intercambio también revela lo que los cubanos y los líderes soviéticos realmente pensaban sobre un posible embargo estadounidense y cómo Fidel Castro hizo caso omiso de los consejos soviéticos para evitar una escalada con Estados Unidos.

“Este documento es muy importante porque muestra cómo se desarrolló la relación entre los líderes soviéticos y cubanos desde etapas muy tempranas”, dijo Svetlana Savranskaya, la analista principal del Archivo de Seguridad Nacional sobre la Unión Soviética que obtuvo y tradujo el documento.

La reunión tuvo lugar en medio de crecientes tensiones entre Castro y el presidente estadounidense Dwight D. Eisenhower. El nuevo gobierno revolucionario había nacionalizado las refinerías y tierras de compañías y ciudadanos estadounidenses y Eisenhower tomó represalias recortando la cuota de azúcar de Cuba el 6 de julio.

Poco después, el 9 de julio, Jruschov hizo una advertencia velada de que incluso podría usar armas nucleares para defender a Castro en un preludio de la crisis de los misiles cubanos que se desató dos años después.

“No debe olvidarse que Estados Unidos no está tan inaccesiblemente distante de la Unión Soviética como solía estarlo”, dijo durante un discurso. “En sentido figurado, en caso de necesidad, los artilleros soviéticos pueden apoyar al pueblo cubano con sus disparos de cohetes si las fuerzas agresivas del Pentágono se atreven a lanzar una intervención contra Cuba. Y que no olviden en el Pentágono que, como han demostrado las últimas pruebas, tenemos cohetes capaces de aterrizar directamente en un cuadrado precalculado a una distancia de 13,000 km”.

“Esto, por así decirlo, es una advertencia para quienes quisieran resolver los problemas internacionales por la fuerza y no por la razón”, agregó.

El menor de los Castro, conocido por ser un comunista comprometido con vínculos con la Unión Soviética, fue enviado rápidamente por su hermano para averiguar “hasta qué punto las acciones de la URSS podrían ser decisivas en el espíritu de lo que se dijo en la declaración del camarada Jruschov”, dijo Raúl durante la reunión.

“Lo que me sorprendió es que esencialmente los cubanos, después de la declaración pública de apoyo a Cuba de Jruschov, vienen a Moscú con la esperanza de obtener garantías de seguridad soviéticas explícitas, un paraguas nuclear, tal como se les dio a los demás países del campo socialista”, comentó Savranskaya.

“Jruschov muestra un profundo compromiso con la revolución cubana pero trata de guiar a los jóvenes revolucionarios en una dirección más moderada para no crear una crisis violenta”, agrega. “Esta posición, el no tomar en serio la amenaza de Estados Unidos a Cuba, pudo haber afectado su forma de pensar en 1961 después de la invasión de Bahía de Cochinos, cuando la URSS no hizo nada para proteger a Cuba, y su decisión de suministrar los misiles en 1962”.

En particular, la conversación revela nueva evidencia que contradice una posición dominante en los círculos académicos que defiende la tesis de que fueron las sanciones estadounidenses únicamente las que empujaron a Castro hacia el comunismo y la Unión Soviética.

Contrario a los que su hermano decía en público, en esa reunión en Moscú Castro le dijo al líder soviético que el apoyo al comunismo estaba creciendo en la isla y que los militantes estaban asegurando puestos clave en el gobierno.

“El pueblo cubano ahora se ha dado cuenta de la inmensa ayuda que la Unión Soviética está brindando a Cuba, y su papel en ella es excepcionalmente grande”, dijo Castro a Jruschov.

“Hay muchos comunistas en Cuba ahora, y algunos de ellos ocupan altos puestos de mando del Estado, aunque no tienen un carnet oficial del partido”, agregó. “Se hace así para no dar una excusa extra a los imperialistas extranjeros para decir que los comunistas capturaron a Cuba en sus manos”.

La respuesta de Jruschov sugiere que los líderes soviéticos eran conscientes de la conveniencia de culpar públicamente a Estados Unidos por el acercamiento entre los dos países.

“Entonces, como decimos, que las acciones de Estados Unidos están empujando a Cuba hacia el camino del comunismo”, respondió.

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Para julio de 1960, varios miembros destacados de la guerrilla de Castro se habían exiliado o estaban en prisión por oponerse a lo que ellos veían como la creciente influencia de los comunistas y su partido, el PSP (Partido Popular Socialista), dentro del gobierno y la traición del programa de reforma nacionalista original propuesto por Castro. El comunismo no era una ideología popular en ese momento en Cuba. Pero el jefe de la oficina de propaganda del PSP, que estuvo presente durante la reunión en Moscú, le dijo lo contrario a los funcionarios soviéticos.

“Todos estos años, los propagandistas estadounidenses difundieron mentiras sobre los horrores del comunismo; ahora acusan al gobierno cubano de comunismo”, dijo Luis Mas Martín. “Sin embargo, el pueblo cubano, viendo las medidas emprendidas por este gobierno, está diciendo: ‘Si todo esto es comunismo, no se puede ni desear mejor’”.

La presencia de Mas Martín en negociaciones tan delicadas parece confirmar mucho de lo que ex miembros del círculo íntimo de Fidel Castro, como Huber Matos, y diplomáticos extranjeros en Cuba decían en ese momento: que la revolución cubana estaba cada vez más bajo la influencia de los comunistas.

“No queremos la guerra”

Un ansioso Raúl repitió durante el encuentro la solicitud de su hermano para aclarar hasta dónde llegaría la Unión Soviética en la defensa de Cuba de una posible intervención militar de Estados Unidos, insistiendo en que “los círculos gobernantes de Estados Unidos son agresivos”. En ese momento, el gobierno de los Estados Unidos estaba lanzando operaciones encubiertas para apoyar a grupos de oposición armada dentro de la isla y grupos de exiliados cubanos que intentaban derrocar a Castro.

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Pero Jruschov fue muy cuidadoso al advertir a Castro que no propiciara una escalada.

“Cuando ustedes, nuestros camaradas cubanos, nos preguntan qué pasos más podría dar la URSS, queremos decirles: no se impacienten por obtener una respuesta exacta de nuestra parte; no hay necesidad de eso”, dijo. “Trataremos de hacer todo lo posible para que no se permita la intervención contra Cuba. Pero no queremos la guerra. Sin embargo, hay que tener en cuenta que se podría desencadenar una gran guerra en defensa de Cuba. Pero también se puede defender a Cuba y no permitir que estalle la guerra”.

Durante la conversación, aseguró a Castro que tenían información que sugería que Estados Unidos no deseaba lanzar una intervención directa contra Cuba.

“El momento más álgido de los acontecimientos recientes fue cuando la Unión Soviética afirmó que nuestros misiles alcanzarían a quienes intentan lanzar una intervención contra Cuba”, dijo Jruschov. “En este sentido, Estados Unidos declaró que no planeaban lanzar una intervención. Esta es una gran victoria para ustedes y para nosotros”.

Jruhchov dijo que creía que “Estados Unidos tampoco quiere la guerra”, pero también hizo una advertencia al régimen de La Habana.

“Advertimos seriamente a Estados Unidos para que ni siquiera pensaran en una intervención contra Cuba”, dijo. “Pero ustedes, la dirección de la República de Cuba, también deben contenerse para no dejarse provocar. Por nuestra declaración, nosotros, por así decirlo, depositamos una carga pesada sobre Estados Unidos, pero en cierto modo, también lo hicimos con ustedes. Contamos con ustedes para que no nos defrauden”.

Las acciones tomadas por Fidel Castro poco después de la reunión muestran que no hizo caso al consejo de Jruschov.

Nacionalización de las propiedades estadounidenses

Castro dijo que uno de los propósitos declarados de su viaje era sondear a los líderes soviéticos sobre sus puntos de vista acerca de los pasos futuros que podría tomar el gobierno cubano porque la Unión Soviética es “líder del movimiento revolucionario internacional y el baluarte de la paz en el mundo”.

En particular, Castro planteó la idea de nacionalizar todas las empresas estadounidenses.

“En relación con las amenazas de Estados Unidos de recortar la cuota azucarera cubana, el Primer Ministro de Cuba advirtió a los círculos gobernantes estadounidenses que el gobierno cubano confiscaría todas las propiedades estadounidenses”, dijo Castro al líder soviético. “Estados Unidos ya se ha negado a comprar 700 mil toneladas de nuestra azúcar, pero todavía no hemos tomado las medidas de represalia mencionadas anteriormente en la práctica hasta el momento. No lo hacemos porque no sabemos cómo reaccionarían los camaradas soviéticos. Nos gustaría conocer su opinión sobre todas las cuestiones relativas a nuestras actuaciones.”

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Una vez más, Jruschov reiteró el mensaje de que no era probable que Estados Unidos interviniera en Cuba, lo que implicaba que tal respuesta no era aconsejable en ese momento.

“La política del gobierno cubano es revolucionaria, correcta y flexible. Creemos, por ejemplo, que el gobierno cubano hizo lo correcto al dar plena autoridad al Presidente y al Primer Ministro de la República para nacionalizar la propiedad estadounidense en respuesta a los recortes en las cuotas azucareras, pero también es correcto que no lo haya hecho en la práctica”, dijo. “Estados Unidos, muy probablemente, no lanzará una intervención en su contra. Estados Unidos está haciendo esfuerzos para incitar a los estados latinoamericanos contra ustedes a través de la Organización de los Estados Americanos”.

Durante la reunión, Jruschov repitió este punto.

“Creemos que es correcto que la política del gobierno cubano sea firme y flexible”, dijo. “Por ejemplo, en respuesta al bloqueo económico por parte de Estados Unidos, ustedes manifestaron que nacionalizarían la propiedad estadounidense, pero aún no lo han hecho. Tienen que dar tiempo para que el público estadounidense y mundial lo procese”.

Aparentemente en contra del llamado a la moderación de su aliado, tres semanas después de la reunión, el 6 de agosto, el gobierno de Fidel Castro aprobó una ley para nacionalizar empresas estadounidenses, lo que desencadenó las amplias sanciones económicas que constituyen el embargo estadounidense.

El por qué Castro eligió el camino de la confrontación podría tener algo que ver con otra promesa hecha por Jruschov durante esa reunión con Raúl.

“Este bloqueo está condenado al fracaso”

Al comienzo de la conversación, Jruschov ofreció lo que Fidel Castro necesitaba para consolidarse en el poder: apoyo económico total para asegurar la supervivencia del régimen, incluso si el país quedaba aislado de la órbita estadounidense.

“El Gobierno de la Unión Soviética está dispuesto a hacerse cargo del suministro de petróleo y otros bienes en cantidades que satisfagan plenamente las necesidades cubanas a cambio de productos cubanos”, dijo a Raúl.

Jruschov se jactó de que el bloque socialista podía competir económicamente con Occidente, y que Cuba podría reemplazar fácilmente su comercio con los Estados Unidos al tratar con los países socialistas.

Desde el inicio, los líderes soviéticos y cubanos se refirieron al recorte de la cuota de azúcar como un “bloqueo económico”. Jruschov dijo a la delegación cubana que confiaba en que “del bloqueo económico no saldrá nada”.

“En nuestra opinión, si Estados Unidos limita sus acciones al bloqueo económico, entonces, siempre que la revolución cubana sea apoyada por las masas, este bloqueo está condenado al fracaso”, dijo. “Bajo las condiciones modernas, un bloqueo económico es solo pasos de bebé. Se puede decir que Estados Unidos es tan estúpido como rico”.

Castro intervino y señaló: “El bloqueo económico podría conducir incluso al fortalecimiento de la economía cubana”.

Sesenta y dos años después, tanto el régimen cubano como el embargo estadounidense están vigentes. La economía socialista de Cuba está hecha jirones. Estados Unidos está nuevamente en el camino de la confrontación con los líderes rusos. Y Raúl Castro, quien se retiró formalmente en 2018, sigue siendo el máximo gobernante de Cuba.