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“¡No nos van a doblar del centro!”, la advertencia de Samuel García y su fiesta de triunfo en Monterrey

La nueva normalidad en Nuevo León tiene a Samuel García como ganador de la elección y la mascarilla como recuerdo de la COVID-19. En un acto multitudinario en la Macroplaza de Monterrey, el más masivo desde que en marzo de 2020 se declarara la emergencia por pandemia, el vencedor de las elecciones completó la celebración que la víspera había dejado pendiente.

Abrazados y juntos como si fuese 2019, miles de personas (45 mil, según el propio García) tomaron el centro de la capital regia para acompañar al virtual ganador de la elección y, de paso, bailar en un festival al aire libre que ignoró todas las restricciones impuestas durante el último año y medio.

En un ambiente 5% político y 95% festival musical, García se coronó como el ganador de la elección y se mostró desafiante ante el gobierno federal. “¡Aquí no nos va a doblar la UIF y no nos va a doblar el centro!”, dijo, en referencia a la acusación por financiación ilegal que todavía tiene en su contra.

Este señalamiento por el uso de 3 millones de pesos de dudosa procedencia podría haber facilitado la impugnación de las elecciones por parte de algún rival. Pero la distancia de nueve puntos respecto al segundo parece que ha sido suficiente como para disuadir a las otras formaciones.

Adrián De la Garza, el candidato de la alianza PRI-PRD que la víspera se había proclamado ganador a la vez que García, compareció para dar un breve mensaje y reconocer la derrota.

“Vamos a construir un nuevo Nuevo León. Que el dinero de Nuevo León se quede en Nuevo León”, dijo García, eufórico, flanqueado por su esposa, Mariana Fernández, y Luis Donaldo Colosio, futuro presidente municipal de Monterrey. En medio de la celebración el triunfador de las elecciones aprovechó para marcar distancias respecto al gobierno federal y mostró cómo puede ser el próximo sexenio: una etapa de confrontación con la Ciudad de México en la que cualquier carencia que sufra el Estado sea consecuencia de lo que García considera una desigualdad en el reparto financiero con otros estados.

Durante los últimos días el futuro gobernador regio eludió presentarse como uno de los focos de oposición a Andrés Manuel López Obrador, que en las elecciones del domingo expandió su poder territorial. Sin embargo, parece seguro que habrá disputa aunque sea para utilizarse en clave interna.

“No concibo que generemos 637 mil millones de pesos, nos los quiten y nos regresen el 10%”, dijo García.

A su alrededor, el público aplaudía una intervención entre las actuaciones de Duelo, Banda Bogotá, La Firma y Kumbia Kings. O, al menos, una parte de estos últimos. En el momento en el que García anunció el show, su líder A.B. Quintanilla desmintió que tuviese previsto tocar en Monterrey. En realidad, la banda lleva el nombre histórico y está comandada por Cruz Martínez, quien formó parte del conjunto original hasta 2006. Pero después de año y medio sin grandes conciertos al aire libre no parecía un detalle que pudiese preocupar a los asistentes.

La víspera, Nuevo León se había acostado con dos candidatos presentándose como futuros gobernadores y una plaza vacía en la que se habían prometido dos celebraciones. La bicefalia duró menos de un día y para las 5 de la tarde De la Garza reconoció que las cifras ofrecidas por el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) eran irrebatibles. El domingo, tras asegurar que ganaba por cinco puntos, quedó mudo. Y ni siquiera dio explicaciones sobre por qué no congregaba a sus fieles después de que García se quejara de que no le habían prestado la plaza.

Tras un lunes de silencio, De la Garza convocó a los medios y dio un brevísimo mensaje de agradecimiento para luego retirarse. Un día antes parecía que las elecciones podían terminar definiéndose en los tribunales, como ya ocurriese con la carrera a la presidencia municipal de Monterrey en la que se impuso el propio De la Garza. Pero la ley dice que más de cinco puntos son inapelables y la distancia final quedó en nueve. Así que poco podía hacer el priista más allá de felicitar al contrario. Tampoco parece que los otros dos contendientes, Fernando Larrazábal (PAN) y Clara Luz Flores (Morena) vayan a moverse en este sentido. Así que Samuel García tiene vía libre para gobernar los próximos seis años.

Uno de los éxitos de la campaña de MC en Nuevo León ha sido azuzar el sentimiento de agravio respecto a la Federación, a la que se culpa de la falla de servicios. Si no hay buenos transportes es porque el dinero que se entrega a la Federación no lo permite. Si no hay buenos servicios médicos es porque los fondos no se gastan en el lugar en el que se producen.

“Queremos que las aportaciones que hacemos al sur se quedan así. Estamos recibiendo menos y todo se va para apoyos para personas que no estudian, que no trabajan, ahí se está yendo todo”, explica Héctor Soto, de 26 años y votante de Samuel García. Con Bad Bunny desde el escenario, el joven recordaba que seis años atrás votó por Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, el actual gobernador. Sin embargo, se mostraba decepcionado, ya que consideraba que no había cumplido con las expectativas.

Presentarse como outsider parece una garantía de éxito en Nuevo León. Lo hizo El Bronco y lo hizo también Samuel García, que proclamó el fin de la “vieja política”. Ante sus seguidores, todos enfundados en playeras naranjas que regalaban en la entrada, el futuro gobernador se reivindicó como hecho generacional y ajustó cuentas con quienes consideraban que sus seguidores no saltarían de las redes sociales a las casillas. Pero lo hizo. Y no solo sedujo a un voto juvenil descontento con propuestas tradicionales. “Queremos un cambio porque los políticos de siempre no han hecho nada”, resumía Margarita Chávez, de 45 años.

Estaba previsto que las elecciones en Nuevo León fuesen una de las competencias más disputadas. Pero los vaticinios se equivocaron. No habrá lucha en tribunales y Samuel García gobernará Nuevo León después de una victoria, esta vez sí, irrevocable.

  

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