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Los efectos dañinos de la dieta relámpago que hizo Kim Kardashian para la gala del Met

Kim Kardashian admitió con orgullo haber hecho una dieta relámpago para quitarse siete kilos y poder entrar en un vestido icónico que usó Marilyn Monroe en 1962 y lucirlo en la gala del MET, que anualmente busca recaudar fondos para el Instituto de Vestuario en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. Sin darle muchas vueltas al asunto, nada parece estar bien desde distintos ángulos.

En primer lugar, y desde un punto de vista muy personal, no había necesidad de arriesgar una pieza histórica, que representa no solo un vestido que caprichosamente puede usarse para tratar de emular a la mujer más emblemática de Hollywood, sino que marca un momento determinante en la historia contemporánea de Estados Unidos.

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Para quienes estudiamos la moda desde un enfoque más bien intelectual, esto equivale a colgarse en el cuello una obra de arte. Y no se trata de un comentario anónimo. Expertos consideraron que fue innecesario e inadecuado. Incluso la historiadora Justine De Young declaró que "una pieza tan icónica de la historia de América no debería arriesgarse a ser dañada solo por darle un empujón al ego y la oportunidad de una buena foto".

Luego, tenemos el gran impacto que representa el mensaje de que hay que adelgazar unos cuantos kilos para encajar en la figura de Marilyn Monroe, quien ha sido usada como supuesto símbolo del "body positive" de unos años para acá. Es como un juego extraño que, aunque algunos lo nieguen, sí llega a jóvenes y personas que pueden verse afectadas por lo que dicen o hacen las figuras que idolatran.

Y esto nos lleva al tercer punto y, definitivamente, el más importante. No está bien incentivar las dietas relámpago. Que todas, o muchas, lo hayamos hecho o por lo menos intentado, no quiere decir que sea válido y saludable. Lo hemos visto en nuestro entorno, e incluso en la cultura latinoamericana es hasta una costumbre que se refleja, por ejemplo, en las novias que quieren quitarse kilos velozmente para entrar en el vestido; o en misses, que luego de superar la presión de los concursos vuelven a ganar peso.

El vestido de Marilyn Monroe no le cerró a Kim Kardashian, por lo que debió taparse con una estola (Photo by Gotham/Getty Images)
El vestido de Marilyn Monroe no le cerró a Kim Kardashian, por lo que debió taparse con una estola (Photo by Gotham/Getty Images)

La doctora Rossana De Jongh Delgado, médico especialista en nutrición clínica, sobrepeso y obesidad, explica que cuando hacemos una dieta extrema -relámpago o no- generamos un desequilibro profundo en el organismo. "Sobre todo en las dietas relámpago, pierdes un poco de todo. Una parte de lo que pierdes en peso es agua, con lo cual hay un rebote importante cuando comienzas nuevamente a hidratarte".

"Por otra parte, cuando haces una dieta relámpago también pierdes masa muscular, y lamentablemente esta pérdida es muy difícil de recuperar. El músculo pesa, pero es el músculo el que activa el metabolismo, entonces corres el riesgo de que ese peso perdido de masa muscular venga con un enlentecimiento del metabolismo de base que va a traer como consecuencia un rebote en grasa, y un metabolismo que puede estar en continuo enlentecimiento".

De Jongh explica que nuestro cuerpo tiene de base una necesidad de energía para funcionar en reposo, y él se acostumbra a funcionar con esa cantidad de energía. Cuando hacemos una dieta extrema -por ejemplo de 1200 calorías por día- el cuerpo se acostumbra a funcionar con esa cantidad de energía, pero cuando retomamos una alimentación normal, el cuerpo responde poniéndose en “modo de almacén”, convirtiendo lo que considera como extra en grasa. Así tendremos más peso que el que teníamos al iniciar la dieta.

Cuando hacemos una dieta extrema el cuerpo se acostumbra a funcionar con poca cantidad de energía. (Getty Creative)
Cuando hacemos una dieta extrema el cuerpo se acostumbra a funcionar con poca cantidad de energía. (Getty Creative)

"Tomando en cuenta que el metabolismo de base de una persona promedio de 65 o 70 kilos es de 1500 calorías lo que se usa en reposo y a eso se le suma la actividad que llevamos a cabo diariamente. Entonces te puedes imaginar cómo se enlentece el metabolismo de una persona que hace una dieta extrema que pone el cuerpo a funcionar con una energía mucho menor de lo que realmente necesita estando en reposo".

Adicionalmente, la doctora afirma que efectivamente se pierde grasa durante la dieta relámpago porque, obviamente, hay un déficit calórico, es decir que se ingiere menos energía de la que utilizas, pero ese déficit es el que genera la lentitud en el metabolismo de base. Cuando la persona vuelva a comer como normalmente lo hacía, va a ganar más peso.

Las dietas extremas son compatibles con hábitos que conducen a trastornos de la conducta alimentaria. (Getty Creative)
Las dietas extremas son compatibles con hábitos que conducen a trastornos de la conducta alimentaria. (Getty Creative)

Por si fuera poco, las dietas restrictivas también tienen consecuencias desde el unto de vista piscocomportamental. "Una persona que hace una dieta de este tipo está como obligada a cambiar radicalmente su forma de alimentarse, lo que la lleva a asilarse para poder llegar a su objetivo y esto puede ocasionar trastornos de conducta alimentaria. Además, estas dietas suelen venir acompañadas de rutinas extremas de ejercicios físico, que tampoco son sostenibles en el tiempo, y con hábitos más extremos como purgas, laxantes y vómitos, que también son compatibles con trastornos de la conducta alimentaria”.

De esta manera, queda evidenciado que estos desequilibrios pueden tener consecuencias fisiológicos y psicológicos, por lo cual no se recomienda seguir estas prácticas bajo ninguna circunstancia, ni siquiera la oportunidad de parecerte a Marilyn Monroe. De hecho, tampoco valió mucho la pena a pesar del estricto régimen al que se sometió, a Kim Kardashian no le cerró el vestido.

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