Destrucción de una presa reaviva el odio entre Rusia y Ucrania: ‘Un buen ruso es uno muerto’


“Un buen ruso es un ruso muerto”, dice Viktor, un residente de Jersón, la ciudad del sur de Ucrania que teme inundaciones tras la destrucción parcial de una presa, a 80 kilómetros de distancia, en un zona ocupada por los rusos.

Rusia y Ucrania se acusan mutuamente de haber volado la presa de Nova Kajovka este martes 6 de junio de madrugada. Esta infraestructura abastece de agua a la región y a la península de Crimea, anexionada por Rusia, más al sur, pero también sirve para enfriar la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa, ocupada también por los rusos.

Para los habitantes de Jersón, que en noviembre fueron liberados de la ocupación rusa después de una contraofensiva ucraniana, si su ciudad está ahora amenazada por las aguas solo hay un culpable: Rusia.

“La inundación está justo ahí, frente a nuestros ojos. Nadie sabe lo que puede pasar de ahora en adelante. Un buen ruso es un ruso muerto, no puedo decir nada más”, afirma Viktor en ruso, llevando un gorra y gafas, bajo un sol de verano.

Vive en un barrio a orillas del río Kocheva, un afluente del Dniéper donde el agua ha subido dos o tres metros, según varios residentes entrevistados por un periodista de AFP. En esta parte se ven cobertizos y garajes inundados y agua en los callejones.

“EL EJÉRCITO RUSO HIZO ESTALLAR LA PRESA PARA RELANTIZAR LA CONTRAOFENSIVA”, ASEGURA UCRANIA

Liudmila ya ha cargado su lavadora y algunas pertenencias personales en un remolque para llevarlas a una zona más alta de la ciudad. También expresa su odio hacia los soldados rusos que ocupan la otra orilla del Dniéper, justo enfrente, desde donde bombardean regularmente Jersón y sus alrededores desde que tuvieron que retirarse en noviembre ante la ofensiva ucraniana.

Según el gobierno de Kiev, el ejército ruso hizo estallar la presa en un intento de “ralentizar” la próxima contraofensiva que el ejército ucraniano ha estado preparando durante meses con el objetivo de retomar todos los territorios del sur y el este ocupados por Rusia.

“Estos orcos (un apodo ofensivo dado a los rusos) ¡deben huir más rápido, hay que cazarlos! ¡Esto no es una vida! ¡Había disparos y ahora inundaciones!”, clama, mientras a lo lejos se oyen disparos de artillería.

Sergii, otro residente de la ciudad, teme que todo el vecindario termine bajo el agua, aunque por el momento son los edificios en la orilla los más afectados.  “Aquí se va a morir todo, los animales, los pájaros, todo”, lamenta. “Pasamos nueve meses bajo ocupación, y ahora fuimos inundados por los ocupantes”, dice Iryna, que teme la agravación de la situación.

EN JERSÓN, LA GENTE TIENE MÁS RABIA Y ODIO HACIA RUSIA

“Tenemos miedo de lo que ocurrirá esta noche. Tememos una catástrofe mayor”, agrega esta mujer. Otra habitante, Svitlana, dice que siente “aun más odio, más rabia” hacia Rusia tras este acto “vergozoso”.

“Tendremos problemas cuando todo el agua se retire. ¿Cómo se restaurará esto? ¿Cómo viviremos aquí? No sé.”, dice esta enfermera de 56 años. “Todas las criaturas vivientes y la gente serán inundados”, advierte, mientras Ucrania y Rusia temen una catástrofe ecológica. El agua pantanosa cubrió las carreteras y la gente en los locales empaca las cosas antes de evacuar.

Con su teléfono celular en las manos, ella exige con furia que las fuerzas rusas sean “sacadas de aquí”. “Aquí, ellos nos disparan. Allá, nos inundan”, señala. N

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