Los desertores rusos generan otro debate que divide a la UE
BRUSELAS.– Enfrentada como nunca con Moscú desde el final de la Guerra Fría, la Unión Europea (UE) se enfrenta ante un nuevo dilema: decidir qué hacer con los rusos que escapan del reclutamiento decretado por Vladimir Putin.
Miles de rusos se agolpan en las fronteras y saturan las ventas de vuelos desde que el líder del Kremlin, presionado por los reveses del Ejército en la contraofensiva ucraniana, dispuso por decreto la movilización de al menos 300.000 reservistas para reforzar sus líneas.
El destino de los desertores rusos que escapan al reclutamiento provocó una clara división entre los europeos, con países dispuestos a apoyar a los que escapan de Putin y otros que temen por la seguridad del bloque. Alemania afirmó estar lista a recibirlos, en tanto los países bálticos se dijeron en contra.
Los representantes permanentes de los países del bloque mantendrán el lunes una reunión de emergencia en Bruselas para tratar esta cuestión, que vuelve a dividir al club de los 27 sobre Rusia, como ya sucedió en cuestiones como las sanciones a Moscú y la crisis energía.
Por ahora no se conocen cifras concretas de la magnitud de la llegada de rusos a países de la UE tras el anuncio de la movilización de reservistas. Pero según una estimación de la ONG Guide to the Free World, unos 70.000 rusos ya habrían elaborado o están elaborando un plan de escape. Y no solo a Europa. Se registraron largas colas de automóviles en las fronteras con Georgia y Kazajistán, y algunos incluso intentaron cruzar la frontera georgiana en bicicleta.
Derecho de asilo
La situación representa un difícil desafío para los países de la UE. Si bien cada país es responsable por la gestión de sus fronteras, la normativa europea hace que todos ellos deben garantizar el ejercicio del derecho de asilo.
La obtención de ese estatus, sin embargo, no es automática y es resultado de un examen caso a caso. Así, los países están divididos entre la intención de apoyar a quienes se oponen al gobierno ruso y el temor que un ingreso masivo permita a Rusia infiltrar agentes. Por eso diversos países del bloque ya anunciaron medidas para restringir la entrada de rusos a sus territorios.
El ministro de Relaciones Exteriores de Letonia, Edgars Rinkevics, dijo el jueves en Twitter que “muchos rusos que huyen de Rusia a causa de la movilización estuvieron de acuerdo en matar ucranianos”. Por eso, los emigrantes que de pronto quieren salir “no deberían ser considerados objetores de conciencia”.
“Existen considerables riesgos de seguridad al recibirlos, y hay muchos otros países a los que ir fuera de la UE”, insistió Rinkevics, cuyo país vivió bajo el yugo de Moscú como parte de la Unión Soviética.
El ministro de Defensa de Lituania, Arvydas Anusauskas, otro de los países bálticos que sufrieron el dominio de Moscú y comparten frontera con Rusia, dijo a su vez que el servicio militar no era “una razón suficiente” para obtener asilo.
Responsabilidad colectiva
En esa misma línea, Estonia también se niega a ofrecer protección a los desertores rusos, completando el trío de países bálticos con voz unánime. “Sería contradictorio con el propósito de nuestras sanciones hasta ahora, que apuntan a la responsabilidad colectiva de los ciudadanos rusos”, dijo el ministro del Interior, Lauri Laanemets.
La República Checa se movió en idéntica dirección y adelantó que no emitirá visas humanitarias a los desertores rusos. Pero Alemania, en cambio, se dijo lista para recibirlos. “Quien se oponga valientemente a Putin y por lo tanto se ponga en gran peligro puede solicitar asilo político”, dijo la ministra del Interior, Nancy Faeser.
El gobierno alemán reconoce que “otros países, como los bálticos o Finlandia, reaccionaron de manera diferente por razones nacionales comprensibles”, dijo Steffen Hebestreit, vocero del jefe de gobierno, el canciller Olaf Scholz.
El embajador de Ucrania en Berlín, Adreii Mernyk, criticó lo que consideró un “enfoque equivocado” de las autoridades alemanas sobre el asunto. “Los jóvenes rusos que no quieren ir a la guerra deben finalmente derrocar a Putin y su régimen racista en lugar de huir y disfrutar de la ‘dolce vita’ en Occidente”, dijo en su cuenta de Twitter.
Riesgos de seguridad
El gobierno de Finlandia, que comparte una extensa frontera con Rusia, ya anunció que restringirá “significativamente” el ingreso de ciudadanos rusos, cuyo flujo aumentó de manera considerable desde el decreto marcial.
La primera ministra, Sanna Marin, dijo que su gobierno estaba evaluando los riesgos que suponen las personas que viajan a través de Finlandia y que estaba estudiando formas de reducir drásticamente el tránsito desde Rusia.
Max, un estudiante ruso de 21 años que no quiso dar su apellido, dijo que iba a Finlandia para tomar un vuelo a Alemania con el fin de visitar a sus familiares.
“Técnicamente soy un estudiante, así que no debería temer ser reclutado, pero vimos que las cosas están cambiando muy rápidamente, así que asumo que hay una posibilidad”, dijo tras cruzar la frontera en la localidad finesa de Vaalimaa. “Solo quiero estar a salvo”, admitió.
Una pareja rusa, Slava, de 29 años, y Evgeniy, de 35, también se escaparon ante la incertidumbre de ser llamados a filas en algún momento. Decidieron irse en el momento en que Putin anunció la movilización parcial el miércoles, y se fueron en medio del llanto de sus familias. La premura los obligó a dejar su perro Moby con unos amigos.
“En esta etapa todavía no nos llamaron, pero no sabemos lo que va a pasar mañana”, dijo Slava. “No apoyamos lo que está ocurriendo ahora. No queremos formar parte de eso”. “Irse fue una decisión difícil. Tenemos planes, tenemos carreras. El mejor escenario es volver. Por otro lado, la vida es esencial”.
El gobierno ruso, a través de su vocero, Dimitry Peskov, calificó como “una reacción histérica” la emigración a las fronteras, y admitió así, por primera vez, el cambio brusco en el ambiente en Moscú y otras grandes ciudades rusas tras el decreto sobre reservistas.
Agencias AFP, ANSA y Reuters