Así fue el desempeño de ChatGPT y Bard como mis asistentes ejecutivos

La versión digital de la tarjeta SIM, incluida en muchos teléfonos nuevos, está a punto de ser predominante. También ofrece datos celulares asequibles en el extranjero. (Derek Abella/The New York Times)
La versión digital de la tarjeta SIM, incluida en muchos teléfonos nuevos, está a punto de ser predominante. También ofrece datos celulares asequibles en el extranjero. (Derek Abella/The New York Times)

A estas alturas, muchos sabemos que los asistentes virtuales con una base de inteligencia artificial, como ChatGPT de OpenAI y Bard de Google, pueden realizar hazañas sensacionales, como ganar concursos de cifrado, aprobar exámenes de colegios de abogados y profesar amor a un columnista de tecnología.

Sin embargo, me preguntaba: en realidad, ¿cuán útiles son los bots como asistentes?

Vale la pena preguntárselo porque nuestra primera experiencia con los asistentes virtuales no salió tan bien. Los bots de inteligencia artificial más antiguos, como Siri de Apple y Alexa de Amazon, tuvieron más de una década para mejorar, pero terminaron estancados y ahora se usan sobre todo para programar temporizadores y reproducir música.

Por otro lado, ChatGPT y Bard utilizan los llamados grandes modelos lingüísticos que reconocen y generan texto con base en enormes conjuntos de datos extraídos del internet. Están entrenados para componer oraciones sobre la marcha como si fueran humanos, lo que podría hacerlos mucho más versátiles como asistentes.

Para poner a prueba esa teoría, elaboré una lista de tareas que se le podría pedir a un asistente humano. Le pregunté a amigos que habían sido asistentes ejecutivos y a fundadores de empresas emergentes que habían trabajado con asistentes profesionales y leí ofertas de trabajo en LinkedIn para la vacante de asistente ejecutivo.

Luego, compilé las cuatro responsabilidades más comunes de un asistente ejecutivo, las cuales parecían ser las siguientes:

Al chatbot Bard de Google le fue mucho peor que a ChatGPT de OpenAI, pero los asistentes humanos podrían quedarse pronto sin trabajo. (Ariel Davis/The New York Times)
Al chatbot Bard de Google le fue mucho peor que a ChatGPT de OpenAI, pero los asistentes humanos podrían quedarse pronto sin trabajo. (Ariel Davis/The New York Times)

— Ayudar a preparar reuniones investigando y verificando los antecedentes profesionales de la persona con la que se va a reunir el ejecutivo.

— Resumir las reuniones y escribir notas en un formato ordenado y fácil de escanear.

— Planear viajes de negocios y elaborar itinerarios detallados de viaje.

— Gestionar la agenda de un ejecutivo, incluido organizar reuniones y reprogramar citas.

Por último, les dije a los chatbots de ChatGPT y Bard que supusieran que yo era el director ejecutivo de una empresa emergente de inteligencia artificial llamada, sin mucho esfuerzo, Inteligente Artificialmente, y que ellos eran mis asistentes ejecutivos. Les pedí que me ayudaran con cada una de esas tareas.

Preparación de reuniones

Empecé diciéndoles a ChatGPT y Bard que me iba a reunir con un posible inversionista la próxima semana. Elegí al azar a Scott Forstall, un famoso exejecutivo de Apple cuyo historial laboral está disponible al público en internet. Luego les pedí a los bots que investigaran sus antecedentes y me ayudaran a recopilar temas de conversación para convencerlo de que invirtiera en mi empresa emergente.

ChatGPT hizo el trabajo con aplomo. Resumió la formación y el historial laboral de Forstall, incluida su salida de Apple en 2012 y su cambio a la producción en Broadway, información que puede tomar de su página de Wikipedia. Lo más impresionante fue que me instruyó sobre estrategias útiles para ganármelo como inversionista.

“Muéstrale cómo tu empresa emergente combina la inteligencia artificial con otros campos, como la psicología cognitiva, la lingüística o la neurociencia, para crear soluciones innovadoras”, dijo ChatGPT. “Este enfoque interdisciplinario puede resonar con Scott, por su formación académica en sistemas simbólicos”.

ChatGPT también recomendó abordar los problemas éticos de la inteligencia artificial y el compromiso de mi empresa emergente con un despliegue responsable.

En contraste, Bard me dio una recapitulación menos detallada del historial laboral de Forstall y no me dijo los años en los que realizó sus cambios profesionales. Sus consejos para convencerlo de que se convirtiera en inversionista no fueron específicos. En particular, uno de los temas de conversación —“tienes un sólido plan de negocio y una visión clara del futuro de tu empresa”— fue decepcionante.

Compartí los argumentos con Forstall en un correo electrónico. Calificó la respuesta de Bard de “cómicamente genérica”, pero dijo que las recomendaciones de ChatGPT eran "sorprendentemente precisas y convincentes”, pues él había hablado con lujo de detalle sobre sus inquietudes éticas en torno a la inteligencia artificial.

“En general, ChatGPT brinda un mapa convincente sobre cómo podrías construir una presentación empresarial persuasiva y dirigida hacia mí en específico”, escribió Forstall. “Ahora que tienes mi atención, ¿me darías todos los detalles de tu empresa emergente de inteligencia artificial?”.

Google afirmó que el enfoque minimalista de Bard a la hora de reunir información sobre las personas era intencional. Jack Krawczyk, director sénior de producto en Bard, comentó que Google todavía estaba experimentando con cautela para presentar la información de las personas.

“Estamos al inicio de este largo arco de la tecnología”, opinó. “En vez de arriesgarnos mucho a violar la confianza desde el principio, queremos asegurarnos de que lo estamos haciendo bien”.

Resumen de reuniones

Luego les pedí a los chatbots que resumieran una reunión para gestionar una crisis ficticia de relaciones públicas en la que los usuarios de la tecnología de mi empresa emergente de inteligencia artificial creyeran que el bot se había vuelto sensible.

En este escenario, fingí que me había reunido con Karen, la directora de tecnología, y Henry, el director de comunicación, y habíamos hablado de publicar un comunicado en el que explicábamos cómo la inteligencia artificial no se había hecho consciente de su entorno.

En respuesta, ChatGPT elaboró un memorando detallado en el que recapitulaba quién había asistido a la reunión, qué se había debatido y después expuso el plan de acción: Henry iba a redactar un comunicado, Karen y yo lo íbamos a revisar y aprobar y Henry lo iba a publicar la mañana siguiente.

Bard redactó un memorando de reunión similar, pero su plan de acción fue un poco extraño. Decía que yo, el director ejecutivo, era el encargado de crear el comunicado, una tarea que se le suele asignar al director de comunicación.

Planificación de viajes

Cuando les dije a ChatGPT y Bard que iba a viajar a Taipéi, Taiwán, el próximo mes para una reunión de negocios, les pedí que me prepararan un itinerario para facilitar mi adaptación al desfase horario antes de la reunión. También les pedí que eligieran un hotel céntrico y me recomendaran sitios para comer durante la semana. Por último, les dije que quería pasar un fin de semana en Taipéi antes de volar a casa.

Una vez más, ChatGPT hizo un trabajo extraordinario. Me dijo que llegara a Taipéi el domingo, que me registrara en el W Taipei, un hotel en el centro de la ciudad, y que cenara algo rápido en la calle Yongkang, una ajetreada parte de la ciudad con muchas opciones para comer. Me dijo que luego me tomara el lunes para adaptarme al desfase horario antes de la reunión de negocios del martes. Mi único problema fue que la calle Yongkang está a unos cinco kilómetros del hotel y hay opciones de comida más rápidas y cercanas.

Bard me recomendó que el primer día tomara una siesta para adaptarme al desfase horario y que asistiera de inmediato a la reunión de negocios del segundo día, lo cual era un poco brutal. No se molestó en sugerir un hotel.

Bard tampoco me recomendó lugares específicos para comer. En cambio, me dijo: “Cena en un restaurante local”. Por último, ignoró mi petición de tiempo para explorar la ciudad el fin de semana. Esto me sorprendió porque las recomendaciones de comida y hoteles suelen estar a solo una búsqueda en Google.

En un comunicado, Google mencionó que Bard era un experimento inicial y que la gente podía empezar a utilizar el chatbot para proponer ideas y luego hacer clic en “Google It” para realizar una búsqueda en el internet a fin de explorar más a fondo.

Calendario

Ni Bard ni ChatGPT fueron capaces de hacer el trabajo más importante de un asistente ejecutivo: revisar un calendario y encontrar tiempo en mi agenda para ir al dentista.

Esto se debe a que los bots no pueden acceder a los calendarios de la gente. Sin embargo, lo más probable es que muy pronto puedan hacerlo.

Krawczyk afirmó que el objetivo era que con el tiempo se aprovecharan las lecciones aprendidas con Bard sobre los grandes modelos lingüísticos y usarlas en toda la cartera de servicios de Google, incluida su aplicación de calendario.

OpenAI, que se rehusó a comentar, hace poco anunció que se había asociado con empresas para proporcionar programas adicionales a fin de que ChatGPT trabajara con servicios de terceros, como Expedia, OpenTable e Instacart. Trabajar con una aplicación de calendario es el siguiente paso obvio.

¿Personas o chatbots?

Todas estas pruebas me llevaron a una incómoda conclusión sobre las amplias consecuencias de esta tecnología para los trabajos, en especial aquellos que involucran mucho un trabajo repetitivo que podría automatizarse con facilidad.

Aunque en la actualidad las personas son mejores asistentes que los chatbots —y sin duda mucho mejores que Bard—, la inteligencia artificial ya puede hacer un trabajo bastante bueno para gestionar muchas tareas administrativas. El uso generalizado de los chatbots podría hacer que las funciones de los asistentes ejecutivos se alejen de las tareas rutinarias y se acerquen a la resolución de problemas más estratégicos o remplazar a los humanos por completo.

Al ritmo que evolucionan estas tecnologías, es posible que bastante pronto veamos cómo se desarrolla todo esto.

c.2023 The New York Times Company