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Descubren mutación genética que hace a los varones vivir 10 años más

Yisrael Kristal, judío polaco superviviente del holocausto que a sus 112 años es el hombre más anciano del mundo. (Crédito imagen: Wikipedia).
Yisrael Kristal, judío polaco superviviente del holocausto que a sus 112 años es el hombre más anciano del mundo. (Crédito imagen: Wikipedia).

El que escribe estas líneas, que mide 191 centímetros, se encuentra un poco desolado tras leer acerca del vínculo entre altura física y longevidad. Al parecer, en muchas especies, desde moscas a perros, pasando también por humanos, cuanto más pequeño es uno mayor es su esperanza de vida. ¡Malas noticias para los altos como yo!

Esta relación observada en la naturaleza es precisamente la que llevó a los biólogos a estudiar el origen de la correlación entre tamaño y longevidad. Por tanto, los científicos decidieron observar detenidamente las moléculas que provocan el crecimiento en nuestro cuerpo y una de las más importantes es la hormona del crecimiento, que se produce en el cerebro y recorre todo el cuerpo.

Esta hormona se adhiere luego a las células, encajando en una especie de puerto que posee la célula llamado receptor de la hormona del crecimiento. Este enlazamiento provoca una señal que hace que las células crezcan más rápidamente. A su vez, las células pueden también liberar otras moléculas de señalización por su propia cuenta llamadas factores de crecimiento.

Bien, pues aproximadamente un 25% de los humanos posee una mutación en el gen de los receptores de la hormona del crecimiento, en el que falta una porción de ADN. No se trata de un grave problema, de hecho los receptores en la gente que tiene esta mutación también funcionan, aunque su forma es ligeramente diferente. Al parecer, estudios anteriores realizados en la década de los 2000 sugerían que los niños que mostraban esta mutación crecían menos. ¿Habría también una relación entre esta mutación y la longevidad?

Para descubrir la respuesta, un equipo de investigación israelí, encabezado por el doctor Gil Atzmon (genetista de la Universidad de Haifa) se propuso estudiar a 567 varones de la comunidad judía Askenazi con más de 60 años, así como a sus hijos. Obviamente el estudio duró unos cuantos años. ¿El resultado? Pues en efecto, el 12% de los hombres del grupo estudiado que superaron los 100 años mostraban está mutación. Esta proporción era aproximadamente tres veces mayor que la observada en hombres de 70 años de edad.

Obviamente, la muestra empleada en este trabajo no es excesivamente grande, por lo que haría falta realizar estudios mucho mayores, pero las pistas parecen indicar que ahí hay algo interesante. De hecho, el propio Atzmon reconoce no tener ni idea de por qué esta mutación favorece una longevidad hasta 10 años mayor en aquellos varones que la muestran, pero no obstante espera que el estudio de los genes relacionados permitan desarrollar fármacos capaces de imitar sus efectos en un futuro próximo.

El trabajo del equipo de investigadores dirigido por Gil Atzmon acaba de publicarse en Science Advances.

Me enteré leyendo un artículo de Carl Zimmer en New York Times.