Anuncios

Descubren por qué las heces de este adorable animalito tienen forma cúbica

Ejemplar de wombat <i>Vombatus ursinus</i> visto en el Parque Nacional Maria Island de Tasmania. (Crédito imagen: wikipedia).
Ejemplar de wombat Vombatus ursinus visto en el Parque Nacional Maria Island de Tasmania. (Crédito imagen: wikipedia).

Las leyes de la naturaleza hacen que haya ciertos objetos, pequeños o grandes, que normalmente adquieran formas redondeadas. Ese es el caso de los planetas (¿alguien podría imaginar una Tierra cúbica?) pero también de los excrementos de los mamíferos. ¿De todos? No, por extraño que parezca hay un marsupial natural de Australia y Tasmania, con aspecto de osito adorable, que tenía – hasta hoy – desconcertados a los científicos por la forma cúbica de sus “caquitas”. Hablamos del wombat (Vombatus ursinus).

Este no es el único misterio que rodea la vida de los vombátidos, pero sin duda es el que más llama la atención. Os preguntaréis qué ventaja evolutiva puede conferirles excretar heces con seis caras. Bien, teniendo en cuenta que estos herbívoros de patas cortas marcan su territorio con “perfumadas” pilas de excrementos, y que cuanto más grandes son estas señales delimitadoras mejor para el propietario, parece de sentido común pensar que si su estiércol carece de forma redondeada, es más difícil que salga rodando y la pila se desmorone.

¿Pero cómo se las ha apañado este marsupial para conseguir darle forma cúbica a sus excrementos? Eso era algo que traía de cabeza a los biólogos, incapaces de figurarse el mecanismo que le permitía al wombat el “prodigio” de producir hasta 100 de estos cubitos cada noche.

En fin, una vez descartado que el ano de estos animales fuese cuadrado, un equipo de investigadores del Instituto Tecnológico de Georgia, en Atlanta, entre los que se encontraba Patricia Yang (estudiante de postdoctorado en Ingeniería Mecánica) se propusieron resolver el misterio, cosa que parecen haber logrado.

Según puedo ver, la información que Yang y sus colegas acaban de publicar en el boletín de la American Physical Society, se basa en el estudio del tracto digestivo de algunos ejemplares que tuvieron la desgracia de ser atropellados en las carreteras de Tasmania.

Típica hez de un Wombat, con su peculiar forma cúbica. (Crédito imagen: Wikipedia).
Típica hez de un Wombat, con su peculiar forma cúbica. (Crédito imagen: Wikipedia).

Estos investigadores descubrieron que los excrementos de wombat se solidifican en el último tramo del intestino (específicamente en el 8% final), que es el lugar en el que toman la forma de un grueso terrón de azúcar. Al vaciar los intestinos y rellenarlos con globos alargados, como los que se usan en las fiestas infantiles para hacer figuritas, los investigadores observaron el modo en que el tejido se estiraba en diferentes lugares.

Fue así como el equipo de Yang (quien por cierto inicialmente no se creía que pudieran existir excrementos cúbicos) se dio cuenta de que la última sección del intestino del wombat no se estiraba uniformemente, a diferencia del resto del conducto o de lo que sucedía con el intestino de otro animal observado: el cerdo, cuyo intestino se estiraba de forma regular.

En efecto, midiendo el estiramiento alrededor del globo de ese 8% final del tracto digestivo del wombat, observaron que algunas partes se estiraban más que otras. Esto, junto a una peculiar rigidez periódica del intestino que le permite alternar 4 zonas rígidas y blandas a lo largo de su circunferencia, es lo que posibilita al intestino de este marsupial deformarse de un modo especial, y “empaquetar” las heces en forma de cubos de 2 centímetros de largo.

¿Sorprendente verdad? No intentéis hacer algo parecido en vuestras casas.

Me enteré leyendo Guardian.