Desconexión entre sociedad y gobierno


La expansión de las redes sociales, el avance tecnológico y el flujo de información que se procesa de forma inmediata y acelerada, la sociedad en general, es testigo instantáneo de la operación de sus gobiernos.

Los congresos, otrora únicos vigilantes de las acciones de gobierno, comparten el espacio con una sociedad más activa e informada. Esta oportunidad no vista hasta ahora, a la par del creciente descontento social, permite que nos cuestionemos si los gobiernos realmente protegen los intereses reales de los ciudadanos y nos proporcionan las bases suficientes para el bienestar colectivo.

La coyuntura actual ofrece ejemplos concretos; el conflicto en el centro de Europa es emblemático. Los ciudadanos rusos, inmersos en el imparable avance del estilo de vida occidental, sustentado en la libertad que, a la vez, les permite consumir bienes y servicios necesarios o no, son de pronto llevados a una guerra que de arranque les quita justamente empresas, bancos y tiendas occidentales.

El gobierno ruso decide invadir al país vecino porque ello, dicen, es importante. Pero desconocemos para qué o qué beneficios reciben los ciudadanos comunes por una guerra. Por su parte, a los ucranianos en qué les beneficia que su país sea miembro de la OTAN, con un presidente plegado a Occidente que deja pasar la oportunidad de llevar a Ucrania a ser un país neutral como otros en la región.

PROTECCIÓN DESDE EL MÁS ALLÁ

Los ciudadanos asiáticos viven una situación similar. Por ejemplo, en el caso de Taiwán, en qué puede beneficiar a los taiwaneses que, desde el otro lado del mundo, los protejan para que no se alejen de la democracia occidental, pese a que tienen gran cantidad de similitudes con China: hablan su lengua, poseen rasgos físicos similares y la misma historia.

¿La relación cercana de su presidente con el statu quo de Estados Unidos es, al final de día, trascendente para sus ciudadanos, sobre todo en su día a día? Aparentemente no, es difícil de evaluar, empero, mientras ello ocurre las personas en aquel país están más estresadas que felices.

El alejamiento de los gobiernos de su sociedad no es exclusivamente en el ámbito geopolítico. Una cantidad importante de gobiernos muestran una desconexión entre sus acciones y los intereses y necesidades de sus gobernados.

Tomemos el caso de Estados Unidos. Los intereses entorno a la sui géneris interpretación de la Segunda Enmienda han hecho de ese país un gran arsenal en manos de cualquier persona, un cementerio de personas inocentes y un dantesco espectáculo internacional.

En qué beneficia a los ciudadanos estadounidenses del siglo XXI que sus políticos interpreten equivocadamente una disposición aplicable en un contexto que ocurrió en 1791. Actualmente no existe amenaza de invasión a Estados Unidos, pero sí una amenaza diaria a las escuelas, parroquias y centros comerciales, lo que en realidad atenta contra la paz social.

En el mismo sentido se puede poner el ejemplo de Alemania. Para no hacerlo directamente, el gobierno alemán entrega armamento nuevo a Polonia para que, a la vez, su gobierno le entregue su armamento usado al gobierno de Ucrania.

BENEFICIOS QUE NADIE ENTIENDE

Esta cadena de intercambio de armamento es supuestamente para defenderse de la invasión rusa, lo que humanamente es imposible dado el poderío de la potencia nuclear comandada por Vladimir Putin. A esto se suma la necesidad urgente de los ciudadanos alemanes por tener gas para lo más elemental de la vida cotidiana como el bañarse o cocinar.

A las personas comunes de Rusia de qué les sirve el conflicto con Ucrania. Y a los ucranianos de qué les sirve la relación de su gobierno con Occidente en lugar de priorizar la de sus vecinos. A los ciudadanos polacos de qué les sirve que su gobierno sirva de puente para cruzar armas para una defensa inhumana. Y a las personas de Alemania de qué les sirve quedarse sin calefacción, agua caliente e industria nomás porque sí.

Los ciudadanos del mundo se encuentran ante la oportunidad única de informarse y decidir, pero, sobre todo, cuestionar a sus gobiernos, a los que cada vez deberá costarles más su desconexión con la realidad diaria de los ciudadanos. Esta será una de las historias que veremos durante el resto del siglo. N

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Carlos Alberto Martínez Castillo es doctor en Desarrollo Económico, Derecho y Filosofía y profesor en la UP e Ibero. Ha colaborado en el Banco de México, Washington, Secretaría de Hacienda y Presidencia de la República. Es socio de Excel Technical Services. Su correo es drcamartínez@hotmail.com Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.

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