Desarticularon una red de amenazas y ataques contra comerciantes chinos

"Si querés seguir funcionando tenés que llamar a este número, tenés que arreglar sino te c... a tiros". El mensaje intimidatorio, escrito en idioma chino, llegó el mismo día a cuatro dueños de supermercados de San Fernando. Demasiada coincidencia. Ocurrió el 10 de febrero pasado. Nueve días después, Shen Xiao Hui, uno de los comerciantes amenazados, recibió un balazo en el muslo derecho.

La pesadilla para comerciantes chinos de San Fernando había comenzado un mes antes, el 13 de enero pasado. Las primeras víctimas fueron Chen Zusheng y su hijo, Chen Yuemnin, que estaban por abrir el supermercado Angela, a pocos metros de la estación de trenes Carupá. "Si no querés arreglar vas a tener problemas", fue la amenaza recibida.

No fueron solo palabras. Sufrieron dos visitas de sicarios. En uno de esos ataques, el 24 de enero pasado, Chen Zuzheng fue baleado, pero el proyectil no le provocó ninguna herida porque impacto en el teléfono celular que tenía en uno de los bolsillos de su pantalón. Doce días después, Chen Yuemnin, no tuvo la misma suerte que su padre y fue herido en el tórax.

El fiscal Alejandro Musso, integrante del Área Ejecutiva de Investigaciones de Delitos Criminales de San Fernando, con la colaboración de detectives de la policía bonaerense, logró identificar a dos sospechos de haber planeado las extorsiones.

Se trata de Shumei Yao, de 50 años y su pareja, Dongxiang Qiu, de 44, ambos de nacionalidad china. Por decisión de la jueza de Garantías de San Isidro Andrea Rodríguez Mentasty, están detenidos con prisión preventiva tras ser acusados de extorsión, lesiones, homicidio agravado en grado de tentativa y autores intelectuales del plan criminal.

Según el expediente judicial, detrás del ataque a Chen Zusheng y a Chen Yuemnin hubo un móvil económico.

El fiscal Musso y los detectives policiales intentan ahora identificar a los tiradores, es decir a la mano de obra de la denominada mafia china. Pudieron determinar que en todos los hechos fue utilizada la misma arma.

La sospecha de los investigadores, según afirmaron a LA NACION fuentes judiciales, es que detrás de las amenazas hay un grupo identificado como DS, las letras mismas que ilustran las fachadas de los comercios que pagaron las extorsiones, La investigación, según fuentes judiciales, no es fácil. "Es un monstruo de mil cabezas. No dejan rastro y escriben todo en chino", graficó un detective del caso.

Las víctimas colaboraron con los funcionarios policiales y judiciales en los primeros momentos, pero después dieron marcha atrás. Los comerciantes afectados y los sospechosos se comunican solo por WeChat, un app china similar a WhatsApp.

"Shumei Yao y su pareja quienes tendrían un móvil económico claro para la concreción de los hechos traídos a estudio, dado que efectivamente el negocio Angela abriría sus puertas a menos de 200 metros de distancia del de los imputados, lo cual claramente generaría una merma en sus ingresos, motivo suficiente para reclamar una compensación económica", sostuvo el fiscal Musso en el dictamen donde solicitó las prisiones preventivas de los sospechosos.

Para el representante del Ministerio Público, hubo una distribución de roles entre los sospechosos. Para llevar adelante el plan criminal, según consta en el expediente, el 13 de enero pasado, a las 12.07, Shumei Yao fue hasta el supermercado Angela, situado en Brandsen al 100 para ordenarles a sus propietarios debían pagarle una suma de dinero si querían abrir el local. Ante la negativa de las víctimas, les espetó: "No querés arreglar, entonces va a haber problemas".

Ocho días después, una persona le entregó un sobre a Chen Yuemnin. Tenía un mensaje: "Si querés abrir tu local llama a este número". Todo empeoró y creció la escalada criminal. El 24 de enero pasado fue la primera visita del tirador y la segunda, el 5 de febrero último.

"La secuencia extorsión, incumplimiento de la demanda y concreción de la amenaza se da casi sin solución de continuidad en pocos días, en este y en el resto de los hechos denunciados, cuya notas amenazantes guardan absoluta identidad en cuanto a contenido y morfología, por tanto estamos frente a los mismos responsables de su confección", explicó el fiscal Musso en su dictamen.