Desarrollar la resiliencia es importante para lidiar con el coronavirus y el aumento de los casos

Todos estamos agotados y nos sentimos al límite debido a los meses de distanciamiento social. Las noticias recientes de que los casos están aumentando en muchos estados también resultan particularmente aterradoras.

Aunque es posible que quieras arrancarte la mascarilla e irte a un bar, existen formas más productivas de lidiar con los desafíos a los que nos estamos enfrentando. De hecho, quedarse en casa podría ser la mejor decisión en las próximas dos semanas, según algunos expertos. También es un buen momento para aprender y practicar la resiliencia.

La COVID-19 ha tenido un impacto significativo en la salud mental de millones de estadounidenses, según el autor. Getty Images / Jules Ingall

Como profesor de desarrollo humano y ciencias de la familia en la Universidad de Connecticut, creo que estos cambios sin precedentes han tenido un impacto significativo y adverso en la salud mental de los estadounidenses. Y dado que no divisamos la luz al final del túnel, no hay mejor momento para comprender el concepto de resiliencia.

La resiliencia es la capacidad de adaptarse a la adversidad o a un evento estresante de la vida. La investigación sobre la resiliencia tiene una rica historia que se remonta a la década de 1950 con estudios centrados en niños que crecieron en entornos de alto riesgo. Las investigaciones más contemporáneas analizan cómo nos adaptamos a eventos traumáticos como el cáncer, los desastres naturales y el terrorismo.

La resiliencia se puede aprender

Mientras algunos investigadores sugieren que la resiliencia es un “rasgo”, es decir, que está conectada a la personalidad de cada uno, otros afirman que se puede aprender y adquirir a lo largo de la vida. Algunos incluso creen que la adversidad encierra beneficios potenciales. “No hay nada mejor que la adversidad”, dijo el activista Malcolm X. “Cada derrota, cada desamor, cada pérdida, contiene su propia semilla, una lección sobre cómo mejorar la próxima vez”.

El dolor y el sufrimiento que hemos experimentado durante esta pandemia es innegable y real para todos. Pero segmentos específicos de la población se han visto afectados de manera desproporcional, en especial quienes tenían trastornos mentales y de abuso de sustancias preexistentes.

Los niños modelarán el comportamiento de los padres después de verlos y escucharlos. Getty Images / ljubaphoto

Las estadísticas

Casi uno de cada cinco adultos estadounidenses, más de 46 millones, vive con una enfermedad mental. Uno de cada 12, aproximadamente 19 millones, informa un trastorno de abuso de sustancias. Casi 9 millones de adultos tienen ambos problemas. Las tasas más altas de enfermedad mental se encuentran en los adultos jóvenes de 18 a 25 años (25,8 %) y las más bajas en los mayores de 50 años (13,8 %). También hay más mujeres (22 %) que hombres (15 %). Además, estas cifras reflejan una tendencia al alza desde hace 12 años.

Ahora la pandemia presenta desafíos adicionales para gestionar tanto la salud mental como los trastornos por consumo de sustancias. Las sesiones de psicoterapia y las consultas médicas se han cancelado o interrumpido y hay más aislamiento social, pérdida, incertidumbre y preocupación.

La pérdida y el sufrimiento pueden cambiar a una persona, pero su trayectoria vital, incluidos los componentes biológicos, ambientales, comportamentales y psicológicos, influirán mucho. En cierta medida, cualquier evento estresante de la vida siempre escapa de nuestro control. ¿Cuánto durará la pandemia? ¿Cuándo podremos volver a la escuela? ¿Y al trabajo? ¿Cuándo le pondremos fin al aislamiento social? ¿Y a las mascarillas? ¿Qué fuentes de información de salud son fiables? Se trata de preguntas válidas, pero también son incógnitas e incertidumbres, por lo que es importante que no nos quedemos bloqueados rumiando alrededor de ellas.

Estrategias que ayudan

En su lugar, debemos centrarnos en lo que podemos controlar. Algunos ejemplos: nuestra manera de analizar la situación, nuestra respuesta conductual ante el evento estresante, la elección de las personas con las que pasamos el tiempo y la gestión de nuestra rutina cotidiana. La investigación demuestra que cuando las personas resilientes se enfrentan a la adversidad buscan lo bueno en medio del estrés. Se enfocan en los aspectos que pueden controlar de su vida, como la familia, su salud y el apoyo a la comunidad. Desarrollan una red de apoyo social saludable con modelos de rol resilientes, centrándose en las personas que los animan (y que puedes seguir viendo en Zoom). Las personas inflexibles, fatalistas o catastróficas no forman parte de su sistema de apoyo social.

También saben gestionar las emociones que acompañan al estrés a través de técnicas de regulación emocional. Además, aplican técnicas de resolución de problemas y buscan información de salud objetiva de fuentes de buena reputación, como los CDC, por ejemplo.

Existen aplicaciones gratuitas que te ayudarán a desarrollar la resiliencia. Getty Images / martin-dm

El cuidado personal es esencial, tanto desde el punto de vista físico como mental y espiritual. La actividad física no solo promueve la salud, sino que también mejora tu estado de ánimo. Si el gimnasio está cerrado, intenta hacer ejercicio en casa o en el vecindario. Puedes practicar yoga, senderismo, ciclismo o hacer una caminata. Los ejercicios de meditación y atención plena también te ayudarán a mantenerte centrado. Una búsqueda en Google puede revelarte numerosas aplicaciones gratuitas y basadas en evidencias que enseñan cómo gestionar las emociones y practicar la atención plena.

¿Cómo ayudar a tus hijos?

La cultura de la crianza que se ha instaurado en nuestra sociedad está encaminada a garantizar que nuestros hijos estén cómodos. Por eso, muchos niños no tienen las herramientas necesarias para gestionar los contratiempos inesperados e inevitables de la vida. Todos poseemos el potencial de crecer como seres humanos cuando nos encontramos en situaciones incómodas.

Por esa razón, la pandemia es una oportunidad de enseñanza para nuestros hijos. Mostrarles cómo adaptarse con éxito a los eventos estresantes puede ayudarlos a enfrentar mejor una crisis futura. Por tanto, no uses términos catastróficos cuando hables con ellos sobre el virus. Sé honesto sobre la incertidumbre, no pasa nada por reconocer que no tienes todas las respuestas. Enséñales que todas las emociones son normales, el truco consiste en aprender a gestionarlas. A partir de esas enseñanzas, los niños pueden aprender a tolerar la incertidumbre y desarrollar estrategias de resolución de problemas.

Y lo más importante: sé un modelo de resiliencia. Nuestros niños miran y escuchan lo que hacemos y decimos. Los comportamientos que queremos ver en nuestros hijos deben reflejarse en nuestras respuestas ante los eventos estresantes de la vida. Mantén la calma, sé perseverante y recuerda: los niños resilientes se convierten en adultos resilientes.

Mientras navegamos por aguas desconocidas podemos aprovechar esta oportunidad para cultivar una nación más fuerte. Al practicar estrategias de resiliencia durante la pandemia estaremos más preparados para afrontar la próxima crisis inevitable.

Este artículo fue publicado originalmente en Yahoo por The Conversation.