La desaparición repentina y sin rastro de una niña de 6 años en Barcelona

La última vez que se supo del paradero de Camila Rebecca Quezada, de seis años, fue el pasado 31 de agosto. Su padre fue a buscarla a la casa donde residía la menor junto a su madre en Caldes de Montbui (Barcelona) y se encontró con que no había nadie. Desde SOS Desaparecidos hablan de un caso de supuesto secuestro parental y la Guardia Civil ha lanzado un llamamiento en redes sociales para pedir la colaboración ciudadana en busca de pistas que puedan llevar hasta el paradero de la niña.

GUÍA | Los pasos que tienes que seguir para poder ver un tuit no disponible por tus preferencias de privacidad

En el llamado de la Guardia Civil, que incluye la foto de la pequeña, se indican los teléfonos a los que se puede llamar para facilitar información de utilidad para su localización. Son los habituales: 062 (Guardia Civil), 091 (Policía Nacional) y 112 (Emergencias). En el cartel que acompaña este mensaje, que desde la Benemérita piden que sea compartido para llegar a más gente, se puede leer la descripción de Camila, de la que se explica que mide 1,16 metros, es de complexión normal, tiene el pelo largo y moreno y los ojos marrones verdosos.

La última vez que se la vio fue el 31 de agosto, indican, en Caldes de Montbui (Barcelona). Un mensaje similar ha sido compartido desde el perfil de SOS Desaparecidos. Su presidente, Joaquín Amills, ha añadido algunos detalles más en lo que califica como “otro caso de sustracción parental”. Según ha indicado, la madre, de origen ruso, se habría llevado a la menor sin el consentimiento del padre. “Los menores tienen derecho a tener madre y padre, es intolerable que sean herramienta en manos de un progenitor”, sentencia.

La versión del padre sobre lo sucedido ha sido recogida por El Caso, que ha hablado con él. Camila, que tiene doble nacionalidad (chilena y rusa) estaba con su madre cuando desapareció. Al ir a buscarla el pasado 31 de agosto se encontró con la casa vacía y ni rastro de su expareja y su hija. Sospecha que podría habérsela llevado a Rusia y ha contado que los problemas comenzaron tras las separación en 2017.

Su relación se enturbió con denuncias, incluidas de abusos y malos tratos que, apunta el padre de Camila, fueron archivadas por falta de pruebas. En un primer momento la custodia le fue otorgada a la madre, pero había un nuevo acuerdo según el cual a partir de junio de 2020 esta pasaría a ser compartida. El confinamiento, decretado en marzo de 2020, la niña lo pasó con su madre. Cuando la situación de la pandemia mejoró y se iba a poner en práctica el acuerdo, según informa El Caso, llegó una denuncia contra el padre por abusos a su hija.

Hubo un informe de una psicóloga por el que esta fue sancionada por el Colegio Oficial de Psicología de Catalunya al considerar que había violado el Código deontológico de la profesión e informes psicológicos posteriores del juzgado que apuntaban a que la niña podría haber sido posicionada contra su padre. Tras aquella denuncia hubo más y una orden de alejamiento que espiraba el 31 de agosto. Fecha en la que debía aplicarse la custodia compartida y en la que la niña y su madre desaparecieron. Entonces él interpuso una denuncia ante los Mossos d'Esquadra por un presunto caso de sustracción parental.

Como recoge el citado medio, la versión del padre es que la justicia le ha dado la razón y todas las denuncias han sido archivadas. La versión de la madre, que la justicia le ha fallado y es una víctima. Razón por la cual habría huido.

EN VÍDEO | El niño afgano de la camiseta de plástico de Leo Messi teme a los talibanes